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Kirisaki Chitoge. Transformada en una bebe de un año de edad aproximadamente. Su cabeza asomando entre las piezas de ropa que vestía hace unos instantes, ahora enormes para su pequeño tamaño. Sus ojos grandes y relucientes, sus cachetes regordetes luciendo un brillo rosáceo, su cabello rubio a media espalda, su listón desatado a su espalda.

Tsugumi cayó de rodillas ante ella, sus brazos flácidos a sus costados, la boca abierta de par en par. Su cuerpo entero estupefacto, sin poder dar credibilidad a lo que tenía ante sus ojos.

—¡O-O-Ojou! —tartamudeo con una vibrante voz—. ¡Transformada en una bebe!

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Con un bolígrafo, Shuu garabateo un retrato en una hoja de su libreta. Un dibujo de una niña echó a palitos, de enormes ojos tras unos lentes cuadrados, su cabello una larga línea con forma de "S" que serpeteaba a su espalda. Hecho al aventón y tan feo que parecía dibujado por un bebe. Al terminar, se equipo con su sonrisa de gato más astuta y lo deslizó sobre la mesa a su compañera de gafas.

—Mira Ruri-chan, eres tú.

El codazo por parte de la chica no se hizo esperar. Shuu se dobló del dolor.

—Maiko-kun. —Ruri arrugó la frente con una mirada fulminante—. Si ya terminaste tu tarea, porque no sales a la calle y te subes a un coche por el cofre. Algunos estamos tratando de estudiar.

—Que fría eres Ruri-chan. Es solo que me aburro. Necesitamos un descanso, hemos estado aquí desde la mañana.

—Por una vez en su vida Maiko-kun tiene razón, Raku-sama —Marika se unió a sus quejas, empujó el desparramadero de apuntes de la mesa y se dejó caer sobre ella—. Esto es demasiado trabajo para un día. Tenemos tanto tiempo sentados en esta mesa que ya se me durmieron las piernas.

—¿Y de quien crees que es la culpa, Marika? —la reprendió Chitoge— Te la pasas flojeando y apenas has hecho nada de las tareas que te dejaron para hacer en el hospital. Si quieres entrar a la misma universidad que nosotros, vas a tener que estudiar muy duro. Tus calificaciones son de las peores en la escuela.

—¡Bah! Las calificaciones son lo de menos. De todas maneras ya tengo mi plaza asegurada —clamo Marika con un sospechoso guiño de lengua afuera.

—¡Deja de presumir tan casualmente tus sobornos, Tachibana! —se unió Raku a la conversación— Mira, está bien. Nos tomaremos un descanso, pero promete que te esforzaras en tus estudios.

—Te lo prometo. Dios, por eso te amo tanto Rakkun, tu si me entiendes. Ahora, ¿qué te parece si me das un masaje en estas doloridas piernas?

Raku pegó un respingo al sentir por debajo de la mesa, a un juguetón pie recorriendo su pierna. Chitoge reparo en ello.

—¡Deja de estar coqueteando con mi Darling! Y tu Frijolito, traenos algo para merendar, que muero de hambre.

—¿Ya tienes hambre de nuevo? ¿Que no te acabas de comer tres pizzas familiares tú sola?

—No seas exagerado. Fueron dos pizzas y media, y de eso hace más de dos horas.

—Está bien —cedió Raku a regañadientes—, veré que puedo preparar.

—Déjame ayudarte —se ofreció la afable Kosaki.

Dejó su cuaderno de apuntes en la mesa e hizo ademán de levantarse pero Raku se apresuró a detenerla con un gesto de la mano.

—No, está bien. No te molestes —le dijo a la chica con la cocina más mortal del país después de Chitoge—. Tu sigue estudiando. Tsugumi, siendo que ya terminaste con tu trabajo, ¿te molesta si me ayudas a preparar algo?

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⏰ Última actualización: Dec 24, 2020 ⏰

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