Capitulo 2

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Renuncia de derechos: los personajes que aparezcan aquí, les pertenecen a sus respectivos dueños y autores.

Los años transcurrieron con absoluta normalidad y armonía en el reino de DunBroch. La princesa Mérida ahora se convirtió en hermana de tres traviesos trillizos idénticos, Harris, Hubert y Hamis, los cuales hacían bastantes travesuras diarias siempre saliéndose con la suya, para desgracia de Mérida, quien en ocasiones salía perjudicada de las tonterías de sus hermanos.

 La princesa Mérida ahora se convirtió en hermana de tres traviesos trillizos idénticos, Harris, Hubert y Hamis, los cuales hacían bastantes travesuras diarias siempre saliéndose con la suya, para desgracia de Mérida, quien en ocasiones salía perj...

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En los últimos años la vida de adolescente Mérida pasó a ser bastante anodina y monótona; su madre, la Reina Elinor, estaba a cargo de instruirla para el dia en que Mérida se convierta en la reina de Escocia. Todos los dias recibía clases de canto, clases de violín, lecciones típicas de una princesa como las maneras a la hora de comer, andar..... Y eran pocas las horas de absoluta libertad que tenia Mérida. En dichas horas, la extravagante joven pelirroja se evadía de su papel de rígida y arcaica princesa y se sumía en un papel totalmente distinto, el de una chica libre, sin reglas, aventurera... Podía ser ella misma

Hoy, después de las clases de canto, la princesa se retiró a sus aposentos y como siempre, se recostó en su mullida cama mientras observaba el preciado techo con sus azulados ojos.

"¿Por qué siempre tiene que ser lo mismo?". esos pensamientos rondaban en la mente de la pelirroja mientras ésta se tapaba la cabeza en una suave almohada. "parece que toda mi vida ya fue programada, estoy cansada de hacer lo mismo todos los dias ¡¿cuándo podré elegir yo lo que quiero hacer?! Quiero ser libre" de pronto su mente se evadió al pasado, concretamente a los tiempos en que Goku y ella jugaban a atraparse el uno al otro. "Fuiste mi único amigo Gokú, me prometiste que algún día nos volveríamos a ver, ¿cuándo llegará ese día? te hecho tanto de menos" sus nostálgicas cavilaciones fueron entrecortadas cuando alguien comenzó a tocar la puerta de su cuarto.

-ah ¿quién es?-la puerta se abrió lentamente, revelando a la reina Elinor

-hola hija-cuando Mérida escuchó la voz de su madre se tapó con la almohada más fuerte, con la intención de no oír lo que tenia que decirle su madre-. Vamos hija, tienes 18 años, no te comportes como una niña pequeña-dijo ella con un tono imperativo mientras acariciaba el cabello de su hija.

-mamá-dijo Mérida sacando su cabeza de la almohada, haciendo que la reina esbozara una pequeña sonrisa-. ¿cuando podré elegir mi propio destino?-la Reina no pudo evitar soltar un pequeño suspiro de exacerbado cansancio ante las palabras de su hija, mientras negaba con la cabeza.

-ay hija, ¿otra vez con lo mismo? Ya te dije que te olvidarás de esas tonterias.-la reina se levantó de la cama al decir esas palabras y abrió las cortinas de la habitación, la cual se llenó de una refulgente luz-.Eres la princesa de DunBroch y heredera al trono desde tu nacimiento, ya es hora de que empieces a comportarte como tal-después de decirle eso a su hija, Elinor volvió a sentarse al lado de la cama de Mérida, y nuevamente comenzó a acariciar su rebelde cabello rojo-. Bien, espero que hayas descansado, en un rato recibirás tus clases de vocalización

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