Capítulo veintinueve.

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Todos estaban con sus trajes de graduación. Ya sabes los negros con el respectivo sombrero con el listón.

Esto era un lío de padres y alumnos hasta que el director puso orden parándose en frente del estrado y golpeando el micrófono. Mi mala suerte, James es que estabas sentado al frente mío. Yo tenía a Iliana y Tama a cada lado vigilandote.

Una alumna subió al estrado diciendo las típicas palabras que se supone que diga en una de estas ceremonias. Como lo que nos espera en el futuro, blah, blah. Todos iban a hacer lo mismo durante las próximas horas.

Luego de  cuarenta minutos te toco a ti hablar.

- Bueno... supongo que solo debo agradecer a los profesores que con esfuerzo... -buscaste entre la multitud- han logrado traerme hasta aquí -eso trajo muchos aplausos de todos- ¿Saben? Pienso que parte de la vida es divertirse. Hacer que cada minuto sea inigualable. Eh... conocido gente maravillosa en estos años de prepa. Personas que cambiaron mi vida e hicieron de mi un completo idiota -me localizaste y no quitaste la mirada de encima- Y es cuando entonces te das cuenta de que darías todo por ella. - la multitud apoyo con un "Aww" y algunos otros con palabrotas y burlas- La vida no viene con reglas o instrucciones, incluso tampoco con una lista de los nombres de personas que vendrán y saldrán de tu vida. La vida te pone a prueba, intentando que tu corazón -hiciste una pausa quitándome la mirada y localizando al grupo de profesores- y cerebro... sigan sus instintos. Pero no siempre funciona, porque el corazón a veces quiere algo y el cerebro otra. Mi cerebro dice "Escuela de leyes" pero mi corazón "Escuela de arte"

-Señal de que no debo ir a la escuela de arte -susurre mirándola a Tama-

-¡Hendricks! Respeto, estoy hablando aquí -yo me asusté por tu repentino llamado de atención- Prosigo. Probablemente, haya hecho una estúpida, estupidez hace un par de días, solo para que mi corazón ganara. Pero la verdad es: que no hay mujer que me haya cautivado de esa forma.

-Bien, Maslow. Haz conseguido tu objetivo, nadie aquí sabe de qué hablas ahora -el entrenador te sacó el micrófono mientras te felicitaba riendo. Realmente todos se habían perdido menos yo... El entrenador prosiguió llamando a los alumnos mientras tu volvías a tu lugar con diploma en mano-

- Buen discurso -Carlos te pegó una palmada en la espalda y Tama lo rodeó con los brazos-

- Yo hubiera deseado uno así para mi -Carlos le dió un beso de la suerte-

- Lo tendrás en privado -Iliana y yo hicimos cara de disgusto-

Iliana y yo, junto a Tama, nos levantamos para ir en busca de nuestros diplomas. En este momento odiaba haberme ofrecido para leer algo. Porque lo que había escrito iba en base a lo que habíamos tenido, así que simplemente inventé algo en ese momento.

-Hola... -Mierda, tu sabes lo vergonzosa que soy- Bien... eh, sí -hice una pausa y respiré. Lo importante era no desmayarme ahí- A veces los planes que uno tiene en la vida no salen como se espera. Siempre existen los obstáculos y la mayoría de nosotros nos quedamos estancados en ellos, en vez de buscar una solución o pasarles por arriba... la verdad es que me olvide a donde llegaba con esto -todos se rieron y yo sentí mis mejillas arder- Pero solo quería motivarlos a que nunca se den por vencidos, existe una solución para todo. Solo deben buscar bien.

Eso había sido humillante. Te das cuenta de que tenía todo un discurso hecho y lo arruinaste literalmente.

Uno de los profesores me dió mi diploma y baje. Sentía tu mirada quemándome como el fuego pero intenté ignorarte.

...

- Iré a despedirme de Carlos -dijo Tama dejando su bolso en la puerta-

-Vuelve pronto. -ella asintió y se fue. Camille e Iliana ya se habían ido, por lo tanto estaba sola, organizando todo para no olvidar nada- Si, creo que esta todo.

Llevé una de las últimas cajas a la puerta y fue cuando te vi caminar hacia mi. Nerviosa pretendí que no te había visto y entre a la habitación cerrando la puerta.  Pero fuiste más rápido y te interpusiste.

- ¿¡Que!? -tu lograste abrir la puerta del todo y dejaste la mano apoyada con fuerza- Vete.

- No -usaste un tono que jamas había escuchado. Era frío- Escúchame. Hice esto por ti.

Y yo ya estaba llorando maldito cretino. Bastó volver a dirigirme la palabra para llorar otra vez.

- Sabía que no cambiarías de opinión respecto a la universidad. Por eso lo hice.

No había entendido.

- Sabía que estarías en la cafetería en la noche. Es lo que haces cuando debes estudiar.- dijiste y yo quería creerte- Lily y Rick estarán orgullosos de ti hagas lo que hagas.

- No se a dónde quieres ir con esto -Tragué en seco e intenté componerme- Terminamos, se acabó.

- Esto no se acabo -cerraste los ojos y cuando los abriste estabas decidido- Te amo.

En ese momento recordé la primer noche en el tejado y el juego de las diez preguntas

《¿Cuándo dijiste te amo por última vez -pregunté, temiendo a la respuesta sin razón -》

《Se lo dije a una sola mujer en la vida, minutos antes de que perdiera el conocimiento》

《¿Tu mama?》

《Esas son dos preguntas, Hendricks -sonreiste evitandola y me besaste-》

Y quise llorar otra vez. Eso era chantaje emocional.

- James, no -no quería dejarte pero pensé que sería lo mejor para los dos. - Vete.

- Dime que no sientes esto y no me verás nunca más -MALDITO CHANTAJE.-

TE AMABA, ESTABA ENAMORADA.

- No... - deje de mirarte para poder mentir- No te amo.

Tu mano rozó la mía cuando la dejaste caer. No podía mirarte a la cara porque iba a llorar y me delataría.

James quiero que entiendas que aunque no lo haya notado, te ame desde el principio.

Y por eso me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora