Capítulo veinte.

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Algo ilógico es ir a una a playa y no entrar al mar... que es algo que no paso conmigo. Adivina que paso...

Estaba leyendo el libro cuando escuché a Tama gritar:

-¡Entrala al agua! -yo la mire y ella estaba mirando en mi dirección, junto con Carlos, Iliana, Camille y los demas-

Empecé a contarlos... diez... faltaba uno dentro del agua. Empecé a recorrer la playa buscándote y cuando mire hacia mi costado vi unas piernas atleticas, un bañador azul, un abdomen de muerte, brazos fuertes y tus ojos miel mirándome fijamente.

- Bien, dos opciones. Por las buenas: dejas tu libro, ese, en el suelo y entras al mar, o por las malas: te tiro al agua con libro y todo

-Esta bien, deja que dejo el libro en el suelo -me agache lentamente y lo deje en mi bolso- y me saco la ropa porque no pienso mojarla.

Me saqué la camisa, y luego el pantalón muy vagamente... y cuando menos lo pensaste empecé a correr en dirección contraria a la playa...

Ja! Ja! Que tonto de mi parte creer que no me alcanzarías. La arena estaba que quema y tu eras rápido... Así que ahora estabas cargándome sobre tu hombro en dirección hacia la playa.

-James sueltame -seguiste por el mismo camino- James hablo en serio, ¡sueltame!

- Tus deseos son órdenes -y entonces decidiste soltarme tirandome al agua-

Salí del agua tosiendo y escupiendo agua... hasta que te preocupaste por mi.

-¿Estas bien? -me diste tu mano para levantarme... mala idea. Tiré fuerte y te metí al agua subiendome encima tuyo-

- Ahora si -me tiraste agua mientras reías a carcajadas igual que yo-

-¡Woo! Así se hace -Tama gritó-

...

Para la tarde ya habíamos devuelto todo a los autos. Iríamos a la casa del tío de Carlos y pasaríamos la noche ahí.

Pero antes íbamos a ir a la feria, no se si lo recuerdas. Pero esa noche fue especial.

Y por eso me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora