Y por eso me enamoré

Capítulo ocho.

Era viernes cuando encontré la nota en mi casillero. James tenías la mejor letra que vi en un chico.

Tama me incitó a que la lea. Era sobre una fiesta el viernes, la fiesta del partido. Yo nunca había ido allí, es obvio. Miré a Tama.

-¿Siiiiiiiii? -Tama puso ojos de cachorro y suplicaba con las manos-

- No lo sé, quieres ir-le pregunte inútilmente sabiendo su respuesta-

- Siiii! _______ esa es una de las fiestas mas geniales de la preparatoria.

- Debo preguntar si ustedes pueden acompañarme. Ojala que si.

James odiaba esto. Porque yo en los pasillos no quería hablarte. No me gusta llamar la atención de las personas. Y si te hablaba, si siquiera te decía "Perdon, no te vi" Ya enseguida tenía a todos mirándome, no estoy jugando... Tal vez un poco. Así que te citaba siempre al cuarto del conserje, con miradas y señas.

Los pasillos se estaban vaciando cuando entre al cuarto pequeño. Primero me paseé por el cuarto. Luego empecé a jugar con los utensilios de limpieza, pensando en que seria genial contagiarse de una enfermedad. Y luego me fui.

Camine por los pasillos ya vacíos y sali por la puerta. No habías ido, James.

Llegue a mi habitación y mis amigas estaban sentadas en él suelo hablando antes de verme y callarse. Estaba confundida. Preguntandome por qué no habías ido. Tu me habías visto. Me senté en el suelo lentamente al lado de Camille.

- ¿ Qué paso esta vez? - Preguntó Iliana. Bien ellas no se sorprenderían si les dijera que lo arruine-

- Él no fue, es decir, no entró nunca al cuarto del conserje.

- Hoy tienen el partido, tal vez fue a entrenar y no pudo decírtelo -sugirió Tama. Tal vez tenía razon-

Y la tuvo. Luego de que dijera eso las cuatro decidimos que iríamos al campo de Fútbol. Seguro no nos verías porque siempre se llenaba.

Nos sentamos en las gradas más altas. Iliana y Camille se estaban babeando por un chico del equipo llamado Justin, el corner back. Tama lo tuvo bien en secreto pero descubrimos al chico que la traía loca, Carlos el Running back o corredor. Y yo estaba que me babeaba por él Quarterback, osea tu. Aprendí todo eso gracias a ti.

-Carlos es muy lindo, Tama -ella se sonrojo-

- Lo sé, ¿puedes creer que se fijo en mí? -nunca la había visto tan feliz. Me alegraba por ella-

-Todo el mundo se fijaría en ti, si yo fuera lesbiana lo haría - ella sonrió-

- Siempre sabes que decir -miro al campo y sonrió.-

Yo miré hacia el campo, y justo en ese momento el Running back en un pase desesperado te lanzo la pelota y tu corriste con desesperación hacia la línea de anotación. Y que, ¡Anotación!

No era el partido de esta noche pero lo harías bien. Tus compañeros los felicitaron a Carlos y a ti por la jugada. Y entonces la morocha de ojos celestes se te acercó queriendo besarte. Pero tu sonreiste y diste la vuelta caminando en dirección a mitad de cancha, sacándote las hombreras. Y entonces como si supieras que estaba allí comenzaste a buscarme. Sonreímos al mismo maldito tiempo. Yo porque de cierto modo sentí una superioridad al verte rechazar a la porrista mas linda porque... bueno por mi.

Me enamoré de ti porque yo fui la única para ti en ese momento. No había nadie mas.