Capítulo dieciocho.

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No sé porqué, pero desde que me habías dejado empecé a soñar con... Travis. Lo sé no se oye muy bien, ni tampoco lo fue. Eran más bien recuerdos.

¿Te das cuenta de lo que habías logrado? Bueno en realidad mi inseguridad. Lo había traído de vuelta.

-Iremos a la playa -Tama vino de estar con Carlos y yo estaba acostada leyendo un libro-

- Bien, que te vaya bien -respondí sin levantar la cabeza-

- No, no... _______ tu vienes con nosotros.

-Eso sería un mal trio, vayan solos.

-______ no estas entendiendo. Vamos todas.

- Tu no estas entendiendo, solo no quiero ir.

- No puedes seguir así, ya pasaron casi dos semanas. Debes salir y olvidarlo.

- Pero... -la miré y estaba poniendo cara de perrito mojado- Eso es trampa... agh! Esta bien, tu ganas. Solo si él no va.

- Claro que no, según Carlos tiene cosas mejores que hacer.

-Entonces espera que me cambio. ¿Puedo llevar mi libro?

Tama gruñó pero sabía que no le importaba.

...

- ¡Pero mira! Tama ah logrado sacar a Rapunsel de la torre -Carlos, para mi sorpresa, me había abrazado- ¿Cómo estas? Me alegro que vengas.

- Costo, pero la saqué -Tama lo besó. Desvíe la mirada porque era raro verlos besarse-

Justo en ese momento te vi caminar con la mirada baja hacia uno de los autos que estaban ahí y subir un bolso.

-¿Tama? - la miré y ella estaba viendo lo mismo que yo- ¿No que no?

-¿Carlos? - Carlos te estaba mirando -

- Me había dicho que no...

- ¡Oye Carlos! ¿Dejo aquí mis cosas? - Entonces levantaste la mirada observando a cada uno de nosotros hasta detenerte en mi-

-¡Claro! -Tama lo miro mal- Lo siento pero no puedo decirle que se vaya.

- No, esta bien chicos. No tenía ganas de ir de todas formas.

-No seamos inmaduros -dijiste ahora al lado mio, tan cerca que me sobresalte- Nadie debe irse. Solo vamos a pasar una buena tarde, es todo.

Y ahora todos estaban viéndome a mi. Tu ya habías opinado... no te importaba.

- ¿Donde dejo mi mochila? - Iliana, Camille y Tama me sonrieron agradecidas-

...

Media hora de viaje y aun no llegábamos, para colmo estaba sentada al lado tuyo. Por suerte había suficiente espacio entre los dos.

-En diez minutos llegamos -dijo Carlos de repente- Ven allí -él señaló por el vidrio una especie de feria- Allí esta el muelle hay una feria. La pasaremos bien.

Y por eso me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora