Capítulo veintisiete.

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Al día siguiente tenía la evaluación. Y fue entonces cuando te vi y lo comprobé.

Era la madrugada cuando me desperté. Estaba nerviosa, debía repasar y conseguirlo. Yo pensé que estarían orgullosos de mi, ya sabes, Lily y Rick...

Apoyé mis libros sobre la mesa de la cafetería. Ellos iban a recogerme temprano para ir a la universidad y dar el examen. Así que solo debía repasar.

Y no pude hacerlo. Empecé a escuchar murmullos y risas del otro lado de la puerta y caminé decidida hasta ella sin saber qué había del otro lado. Y hubiera deseado no saberlo.

Tu y vaya a saber quién se estaban besando contra los casilleros. Escucharlo de Tama no había sido doloroso... pero verlo... James, dios. Fue como caminar sobre vidrios rotos, como si te clavaran algo en el corazón lentamente.

Creo que hice un ruido porque ambos se dieron vuelta. Tu no parecías si quiera arrepentido. Y yo estaba destrozada. Sentía las lágrimas caer. Y mis sollozos y mis moquillos -lo siento- caer.

-______ - fue lo único que escuché antes de salir corriendo cruzando toda la cafetería y saliendo por el patio.

Y esa era mi reacción. No me habías dado la oportunidad, de, si esto no funcionaba, dejarte. Me habías reemplazado y te odié por ello.

...

Llegué cansada y con las mejillas mojadas a mi habitación. Misteriosamente, y ahora me pongo a pensarlo, las luces estaban encendidas. Entre llorando como si algo realmente real-mente malo me hubiera pasado,¿recuerdas que lloré en el campo de fútbol americano como bebé? Peor.

Tama fue la primera en abrazarme y consolarme. No podía respirar normalmente. Era como si el aire no entrara ni saliera. Decía tantas cosas incoherentes que no me respondían porque no entendían. Y así estuve.

Tres horas seguidas llorando en los brazos de mis amigas. Hasta que fue la hora

Y adivina que.

Y por eso me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora