Capítulo treinta y tres.

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Yo creo que las enfermeras me tenían etiquetada como "la loca de los dibujos"

Y es que era cierto, James. Si tu despertaras en este momento te espantarias al verte plasmado en un papel por cada centímetro en esta habitación...

Lo bueno es que ellas solo se sorprendían por un momento y luego actuaban como si nada ocurriera. Como si la situación fuese normal, como si yo fuera normal y nosotros sabíamos que eso estaba medio errado de la realidad.

Una de las nuevas enfermeras llamada Ester -que se pronuncia acentuando la "e"... como Éster...- entro, mirando los dibujos.

- Buenas tardes -ella me sonrió y se puso el aparato para escuchar el corazón en las orejas- ¿Cómo esta nuestro caballero?

- Creo que bien -respondí mientras me sentaba a tu lado- ¿Hoy le sacarán algunas vendas?

- Si se comporta bien... ¿Te comportarás bien, James? -ella colocó el círculo frio en tu pecho y sonrío al escuchar- Eso es lo que quería oír.

- Él esta bien... - pregunté, confirmando-

- Sí... sabes me he dado cuenta de que no hablas mucho con él -ella sacó una libreta luego de sacarse el estetoscopio de las orejas- Y debes pensar que no te escucha.

- He escuchado que a veces pueden oírte.

- Ellos pueden, o es lo que muchos desean creer. Inténtalo, no pierdes nada.

-No tengo nada que contar.

- Por qué no simplemente le cuentas una historia, o le cuentas acerca de esto -ella señaló los dibujos a mi alrededor- o si no te sale nada porque no lo escribes en un papel antes que nada... solo háblale, él estará feliz.

Ella se fue, no sin antes decirme que vendrían a la tarde a cambiarte las vendas y tal vez a sacarte algunas.

Yo pensaba en intentar hablarte.

...

Dos semanas más tarde alguien golpeó la puerta de la habitación, pensé que era tu padre o una enfermera y al ver por el vidrio observé que no era nadie que conozca. Te observe por última vez antes de salir y cerre la puerta atrás mío.

Este señor, de traje y corbata, era de una universidad... pensé que era para mí, pero... James te habían aceptado. Habían escuchado tu música y tu voz... te habían aceptado... estaba muy orgullosa de ti. Solo tenías que despertar.

...

Escribirte y/o hablarte se me estaba haciendo complicado. Llené un cuaderno con cosas escritas y tachadas al mismo tiempo. Y es que no tenía mucho para contarte. No salía de esta habitación, contarte que un bicho entro por la ventana y me espanto sonaría tonto, contarte que me vino el periodo: asqueroso. Aunque acabo de hacerlo.
Y no me estaba quejando, no había otro lugar en el que deseaba estar más que contigo, James.

Así que empecé otra vez... mordiendo mi labio para evitar que salga humo de mi cerebro y escribiendo las primeras líneas -luego de las mil trescientas-.

"No sé si recuerdas cuando nos hablamos por primera vez, pero yo lo recuerdo perfectamente..."
...

Te contaré sobre el día: afuera esta lloviendo y olvide cerrar la ventana por lo tanto unas gotas de lluvia mojaron los bocetos tuyos esparcidos por el suelo. Ya no tenía espacio en la habitación para poner dibujos. En la cafetería sirvieron un postre riquísimo, que repetí dos veces... y ahora se me hace agua la boca por otro pedazo.

...

Discutí con Lily por primera vez en la historia desde que tengo diez años... y es que quiso que retome mi vida... quiso que me alejara de ti... porque dijo que no te recuperarás... Pero eso no es cierto, abriras los ojos. Y yo estaré aquí para decirte que te amo y te pediré matrimonio... y te haré bebes... o haré que me hagas bebes, ya que eres un hombre y técnicamente no puedes quedar embarazado... estoy riendo fuerte, ojala tu también...

James... despierta, no hagas que trague mi orgullo y vaya llorando con Lily... y me vista de negro otra vez... no hagas que pierda al único hombre al que le permití enamorarme otra vez.

Yo estaré esperando aquí.

Lo juro.

Y por eso me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora