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Capítulo III: El Don

Anoche fue una noche extraña. Terrible a mi parecer, no pude dormir bien por el mareo, pero ya hoy me siento "mejor". Esta vez me he levantado temprano, para no llegar tarde al instituto y hablar un poco más con Garry, que me agrada bastante. Sin embargo, no todo iba como siempre... Al irme a limpiar los dientes e intento tomar el cepillo, un dolor intenso toma toda mi cabeza. Es un dolor punzante, que abarca mis ojos, mis sienes y parte del lóbulo frontal (la frente). Al final pude soportarlo, debió de haber sido una jaqueca. Termino de alistarme y salgo al instituto directo, mis padres me habían enviado algo de  dinero y podía desayunar fuera.

Al llegar al instituto me encuentro con Garry en la entrada de nuevo y nos saludamos como ayer, bastante enérgicos, pero casualmente al mismo tiempo. Al entrar en matemáticas con el profesor Smith, se sienta en su escritorio y dice en voz alta:

- ¡A ver muchachos! Al ser primera semana, les daré la hora para que conversen y se relajen, pero la semana que viene daremos paso a la primera clase.

- ¡Sí profesor Smith!- Dice toda la clase menos yo, de nuevo.

En ese momento voltee hacia atrás y estaba Sky, su mirada estaba fija en ese libro de ayer. Ahora si había despertado mi curiosidad, pero no sobre el libro... Sino sobre ella, esos ojos color miel pretendían esconder muchos secretos que me encantarían saber.

Me vuelvo a mi mesa e intento tomar mi lápiz para dibujar un poco, no me gusta estar sin hacer nada y Garry estaba en otra mesa... Al intentar tomar el lápiz el mismo dolor punzante vuelve a mi cabeza, esta vez era más intenso y dolía mucho. Mis ojos sentían el peso del dolor, era horrible... Es difícil de explicar, pero sentía como si estiraran mi cerebro y lo colocaran de nuevo en su sitio y... En un abrir y cerrar de ojos... Sin acercar mi mano al lápiz por el dolor... El lápiz levitó hacia mi mano y el dolor cesó automáticamente.

No podía creer lo que había sucedido. El lápiz que estaba a 5 centímetros de distancia levitó hacia mi mano, ¡como si fuese telekinesis! Realmente esto tenía que ser a causa del dolor, seguro perdí la percepción del espacio y todo había sido una confusión. Pero estaba totalmente sorprendido y la verdad es que dudaba... Intenté repetir la experiencia sin que nadie me viera, aunque nadie lo hacía nunca. Coloqué mi mano en el punto exacto, imaginé la acción que quería hacer, el dolor comenzó y... Lo volví a hacer. Era increíble... No me creía nada de lo que estaba haciendo, pero estaba ocurriendo. En ese momento giré hacia atrás de nuevo y Sky estaba allí... mirándome. No sabía si me había visto hacer esto, pero me veía con una mirada súper hipnotizante, casi parecía magia...

En ese momento el timbre sonó y nuestras miradas se tornaron a nuestras mochilas, guardé todo sin hacer nada extraño y salí de la clase, sin siquiera despedirme del profesor Smith o esperar a Garry, estaba atrapado en un mundo fantasioso... Quería experimentar más... Así que me tome el día lo más relajado posible para que la hora simplemente volara.

...

- Eh, Dylan, hoy has estado muy extraño, ¿estás bien?- Me dice Garry cuando me ve ansioso por salir del instituto. Aunque realmente no sé cómo se daría cuenta tan rápido si apenas nos conocemos desde ayer.

- Sí, estoy genial, fenomenal Garry, no te preocupes, nos vemos mañana, ¿vale? - Lo dije mientras empezaba a correr a mi casa.

- V... vale Dylan, ¡hasta mañana! - Dijo, mientras lo dejaba con la despedida en el aire.

Me apresuré a llegar a mi casa, lo más rápido posible. Corrí por ese sendero en el que me había desmayado. Jadeaba, pero mi mente no dejaba de maquinar en qué me estaba ocurriendo. ¿Era todo cuestión de mi imaginación? ¿Estaba soñando? En caso de ser cierto... ¿Fue por lo que ocurrió anoche? ¿Ese sonido tenía algo que ver? Tenía demasiadas preguntas, y muy pocas respuestas (por no decir que eran totalmente nulas).

 Al llegar simplemente fui a mi habitación y cerré todas las ventanas y cortinas. Coloqué una lata de refresco vacía en mi mesa y la señale con mi mano. Simulé todo lo que hacía que ese dolor extraño se generara.  Y ciertamente el dolor volvía pero... ¿era más leve? No lo entendía, pero no importaba, intenté despejar el dolor como la vez anterior y... la lata... levitó. No hacia mí, sino que hizo lo que estaba pensando... Levitar un par de centímetros en el aire, suspendida allí como si tuviese un hilo invisible que la levantar de esa manera. Pero no pasó más de medio segundo y la lata salió volando y mi nariz empezó a sangrar... Esto era irreal, no entendía que pasaba. 

Sin embargo, todo me parecía absurdamente interesante y curioso, así que seguí haciéndolo. Al tecer intento busqué un par de toallas para el sangrado de la nariz. Y así se me escurrió la noche a través de las manos. Levitando una lata en mi cuarto, como si de un videojuego, o alguna historieta se tratara.