Capítulo IX: Cambios

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Desperté súper atontado en la enfermería, y lo primero que vi fue a Garry y a Sky sentados a mi lado, viendo si estaba bien. Ambos estaban hablando pero en el momento en que me dejé escapar un suspiro de recién levantado dejaron de hacerlo y se dispusieron a hablarme.

- ¿Estás bien amigo?

- Sí, algo mareado... ¿Qué me ocurrió? - No quería decir nada sobre lo de Sky.

- Pues la enfermera del instituto dijo que se te bajó muchísimo la tensión. - Dijo Sky, con su voz tan dulce como siempre.

- Oh ya veo... Estoy un poco destrozado de mente y cuerpo al parecer. - Dije soltando una vaga carcajada.

- Y... Veo que ya se conocen ¿no? - Dije con voz curiosa.

- Sí, Sky es bastante simpática y bastante dulce. - La sonrisa de Garry era tan amistosa como siempre. Sin embargo, me ponía algo incómodo.

- Basta Garry. - Dijo Sky riéndose un poco y sonrojándose ligeramente.

Me dio un poco de celos que se sonrojara por Garry, pero no le presté atención a eso. Me levanté, tomé mis cosas y di la brillante idea de ir a la siguiente clase, ya que la segunda parte de matemáticas la perdimos por mi "desmayo". Al tomar mi mochila pude notar en el bolsillo exterior un papel, una especie de nota que antes no estaba allí.

- ¿Vienes, Dylan? ¿O tu "brillante idea" se desvaneció?  - Dijo Sky sonríendome.

- Voy en un momento, déjame recuperar fuerzas. - Dije de manera simpática y ocultando la nota de su vista.

Dejé que ambos dejaran la habitación y cuando lo hicieron procedí a leer la nota que decía:

"Dylan Forest, 

No me conoces pero yo a ti sí. He estado siguiendo tus pasos desde hace ya mucho tiempo, y me resulta curioso todo lo que te ha ocurrido últimamente. Si quieres saber qué te ocurrió, quiénes son los que te atacaron ayer y cualquier información sobre tu Pulso, ven a verme detrás de tu instituto a las 5:00 p.m.

Firma,

 Ω"

No comprendía nada, pero sabía que, finalmente, podía obtener respuestas. Así que me dirigí a clases con una enorme determinación porque al fin iba a saber qué soy. Sin embargo, ese símbolo lo he visto en algún lado y su significado no deja de dar vueltas en mi cabeza...

La tarde pasó rápido, pues me la pasé leyendo un poco y escribiendo entre clases, así no se hacía tedioso estar en el instituto con tantos pensamientos revoloteando en mi cabeza. Cuando llegaron las 5:00 p.m, fui directo al sitio que decía la nota sin decirle a nadie. Estaba nervioso. Extremadamente nervioso. 

Cuando llegué no había nadie... Estaba todo muy solitario. Un viejo contentedor de basura, un callejón cerrado y un poco oscuro debido a la puesta de sol. Nada fuera de lo común. Pero lo común de ese callejón se acabaría cuando, de la nada, un hombre encapuchado baja del techo y cae como si nada. Me asusté un poco.

- Así que... Al fin nos conocemos, Dylan. - Tenía una voz profunda, cálida.

- Aquí estoy... eh... - No sabía su nombre, obviamente.

- Eres muy despistado Dylan, mi nombre es Omega, ese es el significado del símbolo que te coloqué en la nota.

- Sabía que lo había visto en algún lado... - Dije entre dientes y mirando hacia otro lado. Fue un tanto vergonzoso.

Omega no dijo nada, ni hizo nada. Sentía como su mirada me recorría de arriba a abajo. Pero no podía verlo, su capucha ocultaba muy bien su presencia. Quizá por eso no lo había sentido llegar... Me sentía bastante oprimido pero había venido acá con una razón. 

- Bien Omega... - Dije aclarando la garganta - Quiero respuestas. - Estaba decidido, quería saber.

En eso el hombre se quitó la capucha y lo primero que vi fue el rostro de un hombre de aproximadamente 30 o 40 años, de tez clara y unos ojos de un intenso azul oscuro.

- Ponte cómodo - Dijo mientras se sentaba en el viejo contenedor - Primero quiero aclararte algo, fue pura casualidad que estuvieses allí el día de la explosión Z. De ahí el nombre que pronunciaron frente a ti ayer, "Proyecto Z". Vuelvo y me presento, soy Omega, el fundador de la UP o Unión de Pulsadores. Está en ti cómo quieras llamarles.

Ese término... Pulsadores... 

- Somos una organización mundial que se encarga de cuidar y entrenar a los pulsadores novicios y claro, cuidar a los humanos corrientes.

- Es decir, ¿ya no soy humano? - Me había quedado solo con lo último... Tenía algo de miedo.

- En parte no, chico. - Dijo calmadamente - Todos los Pulsadores tienen una regeneración de células muy avanzadas y una capacidad física sobrehumana, por lo tanto no se les puede considerar humanos, o al menos humanos corrientes. Pero tú, por alguna razón, no logras tener esa regeneración, de allí que tus heridas tarden eones en recuperarse. Sin embargo, tienes nuestro poder único... La Telekinesis. Tu pulso.

- ¿Pulso? ¿Así le llaman a esto?

- Sí. Los Pulsos son excentricidades que se generan dentro de ciertos seres humanos desde hace ya hace un tiempo. Estas excentricidades vienen acompañadas de una evolución genética que provoca lo que ya te mencioné antes. Con el tiempo hemos logrado descubrir que estos se dividen en cómunes, raros y únicos. - Dijo mientras de su mano salía un orbe eléctrico - El mío es un pulso raro, es Electrokinesis. En cuanto al tuyo... Es un pulso único Dylan, el violar el campo electromágnetico del cuerpo para levitar cosas no es cualquier poder.

No sabía que decir. Estaba fascinado pero al mismo tiempo estaba confundido... Si cualquiera pudo obtener este poder, si fue solo una casualidad, ¿por qué fui yo? No comprendía del todo.

- Dylan, ¿no sientes aveces que te mareas o que te desmayas mucho? - Dijo examinándome con esos intensos ojos azules.

- Sí... Últimamente esto me pasa mucho. Ha venido a ser el pan de cada día desde que obtuve mis poderes.

- Pues estás en lo correcto. Debido a tus poderes, al hacer un uso excesivo de tu mente, estos te agotan al 120% y como no sabes aún controlar tus poderes al máximo, pues cualquier factor que pueda hacerte desmayar lo hará. Por eso estoy aquí, para intentar enseñarte a controlar tu poder, tu pulso.

Mente en blanco. Pensamientos divagantes. Esta era mi cabeza ahora mismo.

- ¿Cómo puedo dominar esto Omega? - Dije tratando de aclararme un poco, mirándolo con la misma intensidad con la que él me miraba a mí.

- Pareces decidido niño. - Dijo esbozando una sonrisa parental - Pero esto no es fácil... Te recomendaría empezar a levitar objetos y crear destreza. Con el tiempo entenderás.

Aún no entendía por completo todo lo que estaba ocurriendo. Pertenezco a una "minoría" de personas con poderes. Me contacta su líder para ayudarme a controlar mis poderes.  A pesar de todo, me sentía un tanto aliviado... El saber todas estas cosas me deja aún más en claro qué, o quién soy. 

- ¡Muchísimas gracias Omega! Te debo mucho. De verdad agradezco que hayas venido para ayudarme con esto... - Dije apartando la mirada y retomando uno de mis pensamientos-  Pero ¿dónde te encuentro cuando esté en problemas? 

- Estamos en todos lados. Recuerda siempre, no estás solo... - Dijo mientras miraba al cielo y tocaba su barbilla - Ah y un consejo más, no uses tu poder enojado y tampoco te enfrasques en solo levitar objetos, puedes levitar todo.

Entonces Omega se colocó su capucha y como una centella desapareció. Fui a mi casa contento y menos confundido que antes. Extrañamente tenía ganas de entrenar mi pulso. De empezar a crear esa destreza que me mencionó y además... Eso de levitar todo me empezó a dar ideas que implementaría luego, pero primero lo primero, tenía que lograr levitar cosas sin ningún tipo de dolor. Sé que pronto podré encontrarle un uso mejor a esto y podría proteger a Sky de cualquier peligro.

- Espera... ¿de verdad estoy pensando en eso? - Dije hacia mis adentros mientras hundía la cara en la fría almohada.

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