No pasaron 10 minutos desde que salí corriendo del instituto y ya estaba llegando a la zona del centro comercial. A la lejanía lograba ver fuego emanando de un edificio, temía que ese edificio fuera la comisaría así que intente tomar un leve impulso con la telekinesis para apresurarme, pero terminé cayéndome al suelo. No le dí importancia, me levante rápido y seguí corriendo.
Al llegar, lamentablemente, pude justificar la presión que había sentido en el pecho. Mis miedos con respecto a la explosión se habían hecho realidad... La comisaría estaba derrumbada, cubierta de llamas gigantes, e incluso inextinguibles...
- ¡¿Hay alguien?! - Grité lo más fuerte que pude - ¡¿Sheriff Anderson está allí?!
- A... Auxilio...
Había escuchado una voz muy débil pero era reconocible, ¡era el Sheriff! Lo ubiqué rápidamente para sacarlo de bajo de los escombros, se veía muy herido y su pierna estaba aparentemente rota. Los escombros eran realmente pesados, no era como en la televisión el poder levantarlos tan fácilmente, era casi una tonelada de concreto en mis brazos. No importaba lo que hiciera, no se levantaba, y de nuevo no entendía... No había nadie alrededor. El pueblo estaba extrañamente desolado. Como si hubiesen confinado a todo el mundo en un solo edificio. Haciendo todo el exterior inaudible.
Al final no me quedaba otra opción... Retrocedí un par de pasos, mirando a los lados con alguna esperanza de ver a alguien, y me dispuse a levitar las rocas, tenía que hacerlo. Al empezar a hacerlo el dolor de cabeza era insoportable y mi nariz sangraba demasiado. No lograba levantarlas lo suficiente pero ya las había elevado un poco y si las soltaba lastimaría al Sheriff. Tomé un profundo respiro y junto a una seña con mi brazo y un enorme grito de esfuerzo que salió de mi alma, logré levantar y empujar a unos metros de mí el enorme pedazo de escombro que pisaba y maltrataba el cuerpo del Sheriff.
- Dylan... C...cómo hiciste eso... - Dijo el Sheriff desmayándose del dolor.
Estaba sorprendido de lo que había hecho. Me acerqué a ver si alguien más estaba en los escombros, ya que no había nadie cerca y podían haber victimas, pero cuando estuve a punto de cruzar las llamas se avivaron de una manera muy extraña y no pude pasar. Lo único que lograba imaginar era que había gente detrás, lograba escuchar sus jadeos al resistir el fuego y el peso de los escombros. Sin embargo una voz conocida me sacó de mis pensamientos...
- ¡Así que eres real! ¿Quién lo diría? El "Proyecto Z" no es más que un imbécil. - Su voz era burlona a más no poder.
¿Proyecto Z? ¿De qué habla ese tipo? Procedí a voltearme para ver quién me hablaba pero cuando lo hice solo vi dos siluetas saltando hacia los escombros.
- ¿Qué? ¿No eres capaz de reconocernos? - La voz era diferente, pero el tono conocido.
- ¿Quién rayos son? ¡Den la cara! - Grité frustrado, no entendía nada.
En eso veo una bola de fuego dirigiéndose hacia mi, me hice rápido hacia un lado para esquivarla, haciendo que impactara contra un pedazo de concreto que saltó, golpeándome en la nuca y dejándome atontado en el suelo. Antes de quedarme inconsciente escuché una sirena mientras sus voces retumbaban en mi cabeza.
- Que Pulsador tan blando, no sé por qué confían en ti...
Entonces, mis párpados se cerraron solos y solo escuché las sirenas de las ambulancias y el camión de bomberos.
Mientras estaba inconsciente esos términos con los que se refirieron a mi persona me daban vueltas en la mente, ¿Pulsador? ¿Proyecto Z? No entendía nada, pero antes de que pudiera volverme loco en mi propio mundo, desperté.
- ¿Estás bien, chico? - Dijo el enfermero al revisarme.
- Sí eso creo. - Dije sentándome y tocando la zona en la que me había golpeado el trozo de concreto.
Mi cabeza dolía un montón, y no hablaba del dolor físico. Usé mis poderes hasta el límite. El enfermero me colocó varias curas en la cara y una venda alrededor de la cabeza para la contusión, pero algo me carcomía la cabeza y tenía que preguntarlo.
- ¿Cómo está el Sheriff? - Pregunté aterrado, no quería que nada malo le ocurriera.
- Está un poco grave, su pierna presenta una fractura y tiene unas cuantas costillas rotas, estará bajo vigilancia toda la semana.
El Sheriff estaba muy herido, y todo por culpa de esos dos imbéciles, limpié las ligeras lágrimas de mis ojos que empezaban a brotar por el estado del Sheriff y me fui corriendo a casa, luego de que el enfermero hubiese terminado conmigo. Cuando llegué simplemente me quité la venda de la cabeza y me recosté, miré al techo en busca de... ¿Respuestas? No lo sé, estaba confundido Al parecer era especial, pero algo confirmé esta noche... No soy el único con esta condición.
A la mañana siguiente me levanté un poco dolorido de cuerpo y mente, y mis heridas anteriores no ayudaron. Sentía que estaba cargando un lastre de 50kg en cada pierna. Me prerparé para ir al instituto, desayuné y me fui caminando, quería pensar, no me quedaba claro nada, pero NADA, de lo que ocurrió anoche. Al llegar me encontré a Garry en la entrada.
- ¡Madre mía! ¿Estás bien Dylan? - Dijo viendo mis curas en la cara.
- Sí, tranquilo amigo, estoy bien, me caí ayer y pues fui al doctor... - No podía decirle nada de esto, aún.
- Pues fue una caída fuerte, ven vamos a clases. - Me tomó del hombro y me empujó ligeramente adentro.
Entramos al salón y nos sentamos juntos en la clase de matemáticas, creo que es la primera o segunda vez que me siento con Garry en una clase. Ahora mismo mi cabeza da muchas vueltas y no tengo nada claro. A punto de empezar clase llega Sky, que empujó la puerta bruscamente cuando el profesor la estaba cerrando.
- ¡Lo siento Profesor Smith!
- Pase adelante señorita West, la próxima vez toque la puerta.
Sky pasó a mi lado y cuando me vió simplemente abrió sus ojos de par en par y tapó su boca con su mano, su expresión de impresión me dejo estupefacto, parecía preocupada. Cuando llegó la hora del receso dejé a Garry un momento y fui a hablar con ella.
- Dylan, ¿qué te pasó? - Dijo casi sollozando - Te fuiste corriendo... ¡Pensaba que era peligroso y estaba en lo cierto!
No dije nada.
- ... Llamé a una ambulancia justo cuando te fuiste. Tenía miedo de lo que podía haberte pasado... - Me golpeó ligeramente en la cabeza cuando dijo esto.
Sin embargo, luego de que me diera esa pequeña palmada en la cabeza, simplemente, sin razón alguna, me abrazó...
- Estaba un muy preocupada... No vuelvas a creerte el héroe de nuevo, por favor. - Sus ojos brillaban de una manera muy singular.
- No te prometo nada... - Dije apartando mis ojos de los suyos.
- Idiota... - Dijo secándose las lágrimas - Cambiando de tema, Dylan, ayer no respondiste mi pregunta del receso. ¿Acaso no ibas en serio con lo de conocernos mejor?
De repente mi corazón empezó a latir demasiado rápido, se me empezaba a dificultar el respirar de nuevo y mientras me sonrojaba sin querer le pregunté...
- ¿Podrías repetirme lo que me dijiste ayer? - Mi nerviosismo se notaba en las manos, que las tenía fuertemente apretadas una de otra.
- Eres super despistado, te pregunté...
Tenía es nudo en la garganta, enorme, pero estaba preparado, podría decírselo.
- Te pregunté si te gustaba "Como matar a un ruinseñor". - Dijo mientras sonreía de una manera excesivamente inocente.
- Ah...
En ese momento recuerdo reír tontamente antes de que mis ojos junto a mi cuerpo simplemente se fueran hacia atrás. Caí como un roble en el suelo y todo me daba vueltas. Sólo logré escuchar a Sky pronunciar mi nombre, pero luego no ví, sentí ni escuché nada, simplemente quedé inconsciente... De nuevo.
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Life Source
Teen FictionDylan es un chico común y corriente, pero es alguien no muy apreciado por la sociedad, un día le suceden cosas muy extrañas y conoce nuevas personas que cambiarán el panorama de Dylan.