Lunes, a las 7:00 a.m. Ya estaba recuperado, o por lo menos lo suficiente para caminar. Salí al pasillo del hospital a pedir un transporte rápido a mi casa, hoy era día de instituto y no podía ausentarme, esta semana se empezaban a desglosar ya los temas de clase, aunque yo en realidad no quería ir solo por las clases, si no por también ver a Sky...
Me terminaron de dar de alta, me recetaron píldoras para los dolores y fui rápido al taxi que habían llamado previamente para llevarme a casa. La mañana no fue tan interesante, fue lo mismo de siempre. Aunque para prácticar, cuando quería tomar algo que estaba lejos, lo levitaba y me resultaba fascinante el poder ver algo moverse sin intervención de un medio fisíco. Cabe destacar que ya, poco a poco, los dolores de cabeza al hacer esto no eran fuertes y empecé a pensar... ¿Esto acaso se comporta como un músculo? Porque si era así, tendría todo el sentido del mundo... Mientras más lo uso, más fuerte se hace y se rompe con menos facilidad. Dejé estas distracciones y salí de casa para emprender mi camino al insituto, sin embargo al cerrar la puerta el Sheriff estaba allí, con su patrulla, esperándome.
- ¡Buenos días compañero! ¿Quieres qué te lleve? - Su voz era muy entusiasta.
- Buenos días Sheriff, claro ¿por qué no? - Realmente no me molestaba no caminar, sobretodo con el remanente de la paliza que aún sentía en el cuerpo.
Nunca había ido al instituto en auto, el Sheriff colocó música de los 80's y estuvimos todo el camino cantando hasta llegar a mi destino. He de admitir que hacía mucho que no me divertía tanto con un viejo.
- Bueno, aquí estamos, Instituto Jagger. - Dijo mientras se estacionaba cerca de la entrada - Que tengas buen día Dylan, recuerda tomar tus medicinas para esos golpes.
- Claro que sí, Sheriff, ¡gracias por el aventón!
Al entrar a la primera clase, sucedió lo mismo que el anterior viernes. Todos los asientos estaban ocupados, excepto el de Sky, pero esta vez no dudé tanto en sentarme con ella, estaba empezando a encariñarme con "la chica de la mirada dulce". Y aún tenía ese montón de pensamientos revoltosos que surgieron de esa noche en el hospital.
- B.. buenos días, Dylan. - Dijo sonríendo de manera tímida.
- Buenos días, Sky. - Intenté lucir lo más calmado posible. Estaba temblando por dentro de todas maneras.
Solo nos dimos los buenos días, pero fue porque el resto de la clase fueron solo miradas y sonrisas, y yo no podía alejar mi mirada de la suya, era una conexión que era inevitable establecer. Estuve hipnotizado toda la clase. Al momento de la hora libre, fui con ella a comer algo, quería hablar un rato más con ella.
- Bueno Sky, quiero conocerte un poco más, ¿qué te gusta hacer?
- Bueno Dylan.- Dijo imitandome mientras sonreía de manera burlona- Me encanta leer, soy aficionada a muchos libros, sobre todo a este.
Nunca me había dado cuenta de esa muletilla en mí... Mientras pensaba en tonterías, saca el mismo libro que leía en clases fijamente, su nombre era "Como matar a un ruiseñor".
- Oh ya veo, he leído ese libro solo dos veces.
- Sí, es bastante entretenido. Todo el trasfondo y todo, me encanta, y tú Dylan, ¿te gusto?
¿Eh? ¿Mis oídos estaban jugándome una broma o algo por el estilo? Me pareció oír que dijo "Te gusto".
- ¿Disculpa? - Dije con la cara ardiendo, tengo miedo de cómo luzco.
- Ah, que si... ¿te gusto? - Su cara se empezaba a colorar, y comenzaba a bajar la mirada, como intentando apartar sus ojos de los míos de la forma más torpe posible.
No sabía que responder. Estaba en blanco. Absoluto blanco... ¡Una chica como ella estaba preguntándome algo como eso! Y no puedo negarlo... Ella me hace sentir distinto, feliz, seguro... Diría hasta especial, por muy cursi que suene. Tragué saliva, esperé a que levantara la mirada junto a su colorado rostro y...
- Sky West, tú...
- ¡Hola muchachos!
Interrumpido por la campana. Eran los gemelos Anderson.
- ¿Hola? - Dije con una voz seca pero curiosa.
- Me presento, soy James y este tonto de acá es Arthur. - Ambos extendían su mano.
- Un placer.
Solo los veía, no quería extender mi mano a ellos. Ambos emanaban un aire que no me daba confianza. Tóxico me atrevería a decir. En eso suena el timbre y teníamos que volver a clases. Esta vez fui salvado por la campana.
- Bueno los dejamos... - Dijo James.
- Tortolitos...- Dijo Arthur.
Ambos por alguna razón, estando un poco molestos por la interrupción, nos sonrojamos. Nos dirijimos una mirada fugaz que apartamos al instante. Ya después fuimos al salón de clases, sabíamos que no podíamos perder clases.
Al final de la tarde, al momento de salir, quería responderle a Sky... La pregunta que me hizo, y aunque acepto que el sentimiento no era lo suficientemente fuerte, que acabábamos de conocernos... Sabía que con el tiempo se fortalecería como una pared de hierro. Así que, en la entrada, justo antes de que se fuera la tomé de la mano, justo como lo hice en el hospital, y la miré a los ojos.
- Dylan... -dijo sonrojada.
Su rostro era la de una diosa entre mortales, era simplemente hermosa, ese ligero rojo que le rodeaba las mejillas era perfecto.
- Sky, tú me...
En eso se oye una explosión cerca del centro comercial del pueblo.
- ¡Dios santo! - Dijo Sky alterada.
Solté a Sky. No escuché nada. No vi nada más. Mi cuerpo empezó a moverse solo...
- ¡¿Dylan, a dónde vas?!
No presté atención a sus gritos. Corrí, corrí y corrí. Sentía una presión en el pecho indescriptible, pero no la misma que sentía durante el día con Sky. Esto era distinto. Tenía miedo. La zona en la que ocurrió esa explosión fue la misma en la que estaba la comisaría del Sheriff y aparentaba ser bastante grande...
- Ya voy Sheriff... - Me dije en voz alta y jadeando mientras corría.
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Life Source
Teen FictionDylan es un chico común y corriente, pero es alguien no muy apreciado por la sociedad, un día le suceden cosas muy extrañas y conoce nuevas personas que cambiarán el panorama de Dylan.