𝘚𝘰𝘴𝘱𝘦𝘤𝘩𝘰𝘴𝘰 #6 - 𝘊𝘢𝘴𝘢𝘣𝘭𝘢𝘯𝘤𝘢𝘴

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—Oh, no nos hemos olvidado de la familia, nunca pueden faltar en un caso como este— habló Remiel, entusiasmado.

—¿De que hablas?— le pregunté confundido.

—¿Por qué mejor no lo ves?— también preguntó, y sin previo aviso me mostró al siguiente sospechoso.

Era una cena familiar, estaban mis hermanos, John, Fernando, Cecile, Nina y por supuesto, Juliet y yo.

Recordaba el día, bueno, solo un poco, creo que tuve una pequeña discusión con ellos, pero nada tan grave ¿realmente tendrían algo que ver con mi muerte?.

    ' Todos comíamos tranquilamente, como era lo habitual, también platicábamos y bromeábamos de vez en cuando; Era la típica cena que hacíamos para mantenernos al tanto de nuestras vidas.

Pero en esta ocasión, mis hermanos parecían estar algo nerviosos o ansiosos por algo, lo podía notar, no eran muy buenos mintiendo.

Fernando aclaró su garganta, tomó un poco de vino y me miró directamente.

—Oye, Julian— habló —¿has pensado en lo que te propusimos?.

Hacía un par de semanas John, Cecile y Fernando se habían ofrecido a comprar mi parte de la empresa de Elite Model Management, a lo que por supuesto me negué y lo seguiría haciendo.

—Ya les había dicho que no— respondí mientras seguía comiendo.

—Pero a ti no te interesa la empresa, en cambio a nosotros si y podríamos ampliarla y volver a hacer lo que papá logró en sus buenos tiempos.

Ahora todos me estaban mirando, haciéndome sentir presionado, así que bajé la mirada a mi plato.

—Así está bien, no creo que necesite cambios, tenemos lo necesario para seguir manteniéndola y aun conseguir ingresos, los cuáles, a decir verdad, son muy buenos— hablé.

—¿No te gustaría que nuevamente llegara a ser la agencia de modelaje más grande del mundo?— inquirió John.

—Vamos— dije, dejando de comer y mirando a mis hermanos —seamos realistas, eso ya no se puede lograr, hay otras empresas que tienen dominado ese terreno. Además hace años que no producimos a ninguna súper modelo, las nuestras ya no llegan tan lejos, así está bien, y punto.

Me miraron mal por unos segundos, pero sabían que en parte tenía razón y no podrían obligarme a nada.

Estuvimos en un silencio incómodo por unos segundos y yo continué comiendo, aunque ahora ya no tuviera tanto apetito.

—Pero lo que nosotros queremos es...

—¡Basta!— grité, estrellando mi mano sobre la mesa —No es no.

Todos se quedaron sin palabras y la pobre de Nina estaba más que asustada. Esta era una de las ocasiones en las que no podía controlar mi temperamento y terminaba arruinándolo todo.

Juliet acarició mi brazo, intentando tranquilizarme, y casi lo logró.

—¿Ves? Solo piensas en ti Julian ¿qué hay de los demás? Tú tienes mucha fama y dinero, nosotros lo único que tenemos es eso, lo que nos dejó papá— dijo Cecile, amablemente, ella no era tan explosiva como yo.

—¿Saben? Hagan lo que quieran, pero no les daré mi parte— dije por último, levantándome de la mesa y tomando la mano de Juliet, quien no parecía entender que estaba pasando.

Ambos nos dirigimos a la salida, dejándolos a todos ahí.

—¡No seas dramático Julian!— escuché como gritó John.

Una vez que nos encontrábamos afuera, Juliet se safó bruscamente de mi agarre y se puso frente a mi.

—¿Por qué mejor no hablas con tus hermanos? De buena manera— me aconsejó.

—Mis hermanos no entienden, ya habíamos hablado antes y ya les había dicho que no, no sé qué más quieren— respondí en voz baja, intentando que no me escuchasen.

—Pero no había necesidad de hablarles así, ve a pedirles una disculpa.

No había manera de que yo me fuera a disculpar, al menos no ahora, así que solamente rodé los ojos y continué caminando hacia el auto.

—¿Vienes?— le pregunté a Juliet al ver que seguía ahí parada. Le abrí la puerta y ella hizo un puchero, pero finalmente subió al auto.

Yo subí también y comencé a conducir, dirigiéndonos a nuestra casa. Afortunadamente la ciudad estaba tranquila y no había tráfico.

—¿Me prometes que te disculparás?— preguntó mientras se ponía el cinturón  de seguridad.

Simplemente la miré de reojo y seguí conduciendo.

—¿Me lo prometes?— volvió a preguntar.

—Bien, lo haré— respondí, solo para no tener que escucharla otra vez.

El resto del trayecto fue muy silencioso y bastante tranquilo, yo ya no tenía ganas de hablar, solo quería dormir.'


Aquella pequeña discusión no significó nada para nosotros, a los pocos días me disculpé con todos y volvimos a estar igual que siempre, siempre nos llevamos muy bien, dudo mucho que me hubieran asesinado.

—¿Notaste algo similar a un sospechoso anterior?— Preguntó Remiel, sacándome de mis pensamientos y volviendo a aparecer cerca de mi.

—Mis hermanos no pudieron haberme matado— ignoré su pregunta.

—¿Y cómo estás tan seguro?.

Intenté argumentar, pero al ver la cara de Remiel simplemente no pude, estaba tan serio y mi mente se bloqueó.

—N-no lo sé— tartamudee.

Remiel sonrió y negó con la cabeza, recorriendo una mano por su cabello, era tan brillante y amarillo, me agradaba.

—Eres tan inocente, creo que te hace falta ver la maldad en la gente— dijo él.

—Apenas estoy aprendiendo, pero de verdad espero que mis hermanos no tengan ese tipo de maldad.

Remiel se encogió de hombros.

—Quien sabe— agregó, volviendo a desaparecer.

Bufé, realmente me estaba comenzando a desesperar que apareciera y desapareciera como se le diera su regalada gana.

—¿Puedes dejar de irte?— le pregunté a modo de orden, obviamente molesto.

Él soltó un suspiro y volvió a aparecer, lo suficientemente cerca de mi como para invadir mi privacidad.

—¿Contento?— inclinó la cabeza y me miró fijamente.

Sentí y retrocedí unos cuantos pasos.

—Bien, sigamos con esto— dijo finalmente.

Dejé de verlo, me acomodé para seguir viendo hacia el frente y todo se puso negro de nuevo; solo me quedaba tranquilizarme para ver al siguiente.

11th Dimension (Julian Casablancas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora