Cap. 19 La bandolera perdida

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Go no era de arreglarse mucho que digamos, pues la moda nunca la apasionó del todo.

Y quien diría que en tres horas de intentar conjuntar cosas de su armario estaría en el suelo de su habitación en posición fecal porque le estaba dando un ataque de estrés y dentro de media hora iba a quedar con su crush desde hace tres años.

No tenía nada que ponerse, literalmente. Después de intentar sacar la ropa que tenía amontonada en el armario, puesto que lo único que usaba eran como cuatro camisetas y el uniforme, se dio cuenta que la mayoría, o le quedaba pequeño, o tenían agujeros por las malditas polillas. Y es que Go no había crecido de altura ni de pechos desde hace más de cuatro años, pero su cabeza de globo terráqueo casi rompe una blusa de intentar meterla por el agujero del cuello. Sasuke y su madre la llamaban cabezota, y en estos momentos no podría darles más la razón.

Si no fuera por su gran y mejor amiga Miu, quien al escuchar sus llantos por audio fue a su rescate con una gran maleta con ropa, accesorios, zapatos y maquillaje, habría salido con el pijama de Pikachu con manchas de salsa por todas partes.

Le pidió que no la maquillara, pues no quería parecer una Barbie punk, sabiendo el estilo de su amiga.

Pero después de varios pucheros y ojitos de cachorro mojado, se dejó poner un poco de rimel, pintalabios y otros mejunjes Art attack que no tenía ni la mera idea de lo que eran. Se decidió por un vestido blanco corto hasta las rodillas bastante ligero (lo mejor de todo era que tenía bolsillos, cual era la única razón por la que Go usaba vestidos), con una chaqueta vaquera y unas sandalias romanas.

Fue tan extremo el cambio, que Miu no pudo evitar soltar algunas lagrimillas de madre orgullosa; hasta Haru se quedó con la boca abierta mientras se le formaba una sonrisa en los labios y la complementaba lo bonita que se veía.

Aleluya Miu, su hada madrina.

Estaba tan anonadada con Haru que ignoró los mensajes de su amiga y de su madre diciéndole que tuviera cuidado y que no llegara ni un minuto menos de las once.

Se sentía como cenicienta saliendo con el príncipe. Mientras no perdiera un zapato y las contestara luego, sería la noche perfecta.

Pero tanta felicidad en el aire no era más que una brisa que rodeaba el ambiente de Haru y de Go. Una tormenta podía ser divisada en lo alto de la cabellera de un azabache malhumorado, afilando su katana en lo más alto del tejado de la casa de su vecina,mirándolos con asco a la parejita de dos, andando risueños.

- Por favor... Si se ve como un sapo con dientes. - Profanaba mientras veía como el pelirrojo le piropeaba con una sonrisa a Go.

- Perdona pero está bellísima, estas difamando mi arte. - Por las escaleras que sobresalían del ático, Miu se posicionó al lado de Sasuke, cruzándose de piernas como lo estaba él.

Negó con la cabeza - No, no me refiero a ella. Mírale. Esa sonrisa tan... Plástica, pero si parece un sapo con esa camiseta. - Prosiguió a afilar con más fuerza la katana.

- No sé... Esa camisa le resalta el verde de los ojos. Oy oy, pero mira eso... - Se echó hacia delante para ver mejor. Haru le había dado un beso en la mejilla. Y quien no podría resistirse si con ese lijero rubor natural junto al maquillaje la había dejado como una rosa.

El azabache casi rompe la piedra con la que estaba puliendo.

- Tranquilo amigo. Lo siento por tu amor no correspondido pero no puedes negar que se ven monos juntos.

Resopló - ¿Amor? ¿Quién ha dicho eso? Nadie ha dicho eso

- Vale, señorito orgulloso, lo que sea. Mientras te estés quieto hoy y dejes esa katana en su funda, puedes seguir jugando a "amienemigos" con Go el resto de tus días si quieres.

De Konoha A La Realidad [Sasuke Uchiha]⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora