Se le heló el cuerpo. Ese rostro le recordó todos esos olores a sangre, a oxidado, a muerte; todas esas náuseas que se quedaban en su garganta para querer ser liberadas al exterior.
Las facciones de cansancio y horror del hombre eran tan explícitas que Go creía que eran reflejo de su propia mueca fantasmal.
No tenía ningún parche en el cráneo, ninguna magulladura o cicatriz que pudieran revelar su pasado, de haber estado tendido en el suelo, muriéndose lentamente. Eso era lo que más espantoso le parecía a Go en ese momento.
Intentó de forma lenta e indecisa coger la correa de su bandolera.
- E-es mía. - Articuló alcanzádola con los dedos, pero el hombre tiró de ella.
- Lo siento chica, pero necesito la pasta. - Seguía con la cara demacrada cuando tiró de la correa para que Go la soltara. Su voz era temblorosa e irregular.
- Pero es mía.- Go se agarró a la correa con la otra mano, sin soltarla y apretando la cuerda con tanta fuerza que se le hundieron las uñas en el material.
No podía parar de temblar y aunque el señor la gritara y zarandeara, no podía abrir el puño.
- Niña, como no sueltes te vas a enterar de verdad. - Gruñía el hombre acercándose más a ella. Go sentía el olor a basura de su aliento, el recuerdo de ese rostro siendo iluminado por las luces rojas y azules de la ambulancia y el terror de las luces blancas al apagarse y encenderse junto a ese sonido mortal que resonaba en sus tímpanos al cerrar los ojos.- Mira chica, me estoy cansando de esto... - El hombre sacó un cuchillo del bolsillo de su polvorienta chaqueta.
Go abrió mucho los ojos sintiendo su saliva bajar por su garganta. Esta sabía a sangre, imaginando como acabaría su cuello dentro de unos segundos si no soltaba la correa. Pero no podía. Su brazo no se movía aún con todos los sudores fríos que recorrían toda su palma.
-¡He dicho que lo sueltes! - Ese grito de furia y desesperación hicieron que todas las entrañas se le hicieran un gran nudo, listas para ser destripadas. Go cerró los ojos del susto. No era capaz de articular ni movilizar ningún músculo ni de la boca ni del mismísimo brazo. - Niña, no me das más opciones...
El hombre la estampó contra la pared tan fuerte que Go no pudo evitar soltar un quejido de dolor. Sentía como todo su codo se retorcía y vibraba ante ese fuerte golpe. Se le salieron unas cuántas lagrimas.
Aunque seguía con los ojos cerrados, podía sentir el metal acercarse a su piel y como este temblaba de miedo y pánico al chirriar contra su cuello de forma dulce.
Pero ese frío sólo duró por unos segundos, pues el hombre había dejado de apretar contra su cuello. Go se atrevió a mirarlo a los ojos, teniendo miedo de que ese metal se acercara de nuevo. Pero al seguir sus pupilas, aunque estas la estuvieran mirando a ella, estas no paraban de moverse descontroladamente. El hombre se alejó bruscamente, tambaleando, llevándose las palmas a a los ojos, frotándolos con fuerza.
- ¿¡Qué me has echado niña!?¿Qué es este truco?- Decía el hombre abriendo y cerrando los ojos con fuerza,tambaleándose en círculos. Entonces Go por fin lo entendió.
El hombre se había quedado ciego, o eso es lo que sucedía en su mente. Una patada voladora le quitó el cuchillo de la mano, y esta, al no estar bien agarrada salió disparada hasta quedar clavada en la pared del fondo del callejón.
Sin que hubiera pasado ni medio segundo, Sasuke cogió del brazo al hombre hasta estrellarlo contra la pared, dejándolo inmovilizado. Go podía ver ese ligero tono rojo en sus ojos, que hasta podrían haber sido la personificación de su propia furia.
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De Konoha A La Realidad [Sasuke Uchiha]⭐
Fanfic-¿Q-qué demonios?- Decía un Sasuke mojado intentando agarrarse a la liana para no caerse dentro de esa fuente- Se suponía que estaba entrenando para...- De pronto se percató de que, delante de él había una chica de probablemente unos 15 años, que te...