CAPITULO 9

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-Vamos, preciosa, aunque yo seria el mas feliz de quedarme a tu lado todo el día y retenerte en mi cama para siempre debemos ir a la oficina, el problema económico esta muy reciente y ahora mas que nunca debemos estar muy al pendiente de los movimientos financieros en la empresa –dijo Enrique entrando a la habitación con una bandeja en sus manos, Clarise sonrió perezosa y un tanto sonrojada, cubrió su cuerpo desnudo con la sabana y se sentó, él puso la bandeja sobre sus piernas y se sentó a su lado para disfrutar juntos del desayuno que preparo para los dos; era la primera vez que se comportaba como todo un caballero con la mujer con la que acababa de compartir una noche de pasión, pero es que cada segundo a su lado fue cada vez mas maravilloso, quería hacerlo tan especial como le fuese posible.

-Lo sé, además que debo pasar por mi casa para bañarme y cambiar de ropa, no puedo llegar a la oficina con la misma ropa de ayer –él tomo un trozo de fruta y se lo metió a la boca para luego tomar su celular y mirar la hora.

-No te preocupes, yo mismo puedo llevarte hasta tu casa y hasta te espero mientras te bañas y te cambias, ¡o mejor aún! Si quieres hasta te ayudo a bañarte y a vestirte si después me dejas quitarte hasta la última prenda –con su voz coqueta y el pequeño beso que el caballero dejo sobre sus labios la sonrojo y la hizo toser ante los nervios que le provoco, aun no podía creer que había pasado la noche entre sus brazos.

-Estas loco, Enrique, sabes que por nuestro bien y por el bien de mi familia esto debe permanecer en secreto, y mis padres están seguros de que mi compromiso con Sebastien va muy bien –continuaron comiendo con tranquilidad y una vez terminaron él tomo la bandeja, la dejo en el suelo y se acercó tomándola por la cintura y dejando sus labios a centímetros de distancia.

-Puedes tranquilizarte porque no pienso permitir que ese u otro imbécil toque lo que es mío, ya encontrare la forma de alejarlo de ustedes –Clarise intento no pensar mucho en las palabras que acababa de pronunciar el apuesto hombre que la acompañaba en la cama, casi se queda sin respiración después de escuchar aquello de "lo que es mío", aun le costaba creer que la noche que acababa de vivir fue verdadera y no un producto de su imaginación ni un maravilloso sueño, todo fue verdadero.

Después de un par de caricias y besos se dieron un baño y Enrique la llevo hasta su casa en donde antes de que saliese del auto le robo un último beso.

La familia de Clarise se mudo a un apartamento no muy lejano al del empresario, ya habían encontrado un comprador para la mansión y pronto terminarían con los trámites para la venta por lo que para ella fue extraño llegar a un espacio mucho mas reducido del que estaba acostumbrada, aunque sus padres parecían muy acomodados ya que su madre estaba en la cocina moviéndose por esta con tranquilidad y su padre en el comedor con varios documentos, calculadora y computador sobre la mesa, pero lo que llamo su atención fue el enorme ramo de flores que había sobre una de las pequeñas mesas, su familia no era de las que les gustaban las flores en la casa.

-¡Pequeña! Estaba por llamarte, no puedo creer que ese hombre te haya tenido toda la noche trabajando como si tu no necesitaras dormir o comer, se esta aprovechando de nuestra situación –exclamó su madre al verla y corrió a abrazarla.

-No pasa nada mama, era una emergencia –contesto sonrojada incapaz de decir algo mas sobre lo ocurrido anoche.

-¿Cómo te fue en Francia? –preguntó su padre acercándose y dejando un pequeño beso en su frente, esas eran las pequeñas muestras de cariño de su padre, no era un hombre especialmente cariñoso ni con su esposa ni con su hija, demostraba su amor a su manera.

-Bien, papa, fue un buen viaje y habría estado mejor si hubiésemos cerrado el negocio antes de vernos obligados a regresar, hubo un problema con las inversiones de la empresa. Mama, ¿de donde salieron esas flores? –no soporto la curiosidad y señalo el gran ramo de rosas que decoraba el espacio, ni siquiera su padre le daba ese tipo de detalles a su madre cuando peleaban por alguna razón, los regalos para pedir perdón eran más sentimentales que comunes, recordaba una en especial, su padre olvido su aniversario y le regalo la colección completa de su escritor favorito.

Entregándome al amor -CAPÍTULOS DE MUESTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora