15| La furia de dos reinas

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Deanerys estaba roja y respiraba con dificultad mientra su lado Jon Snow intentaba tranquilizarla, Sansa por su parte estaba callada y miraba con atención a ambos chicos que con mirada somnolienta parpadean para no quedarse dormidos.

-¿Saben que han roto una de las primeras y más importantes órdenes que he puesto?- pregunto Sansa intentando sonar tranquila.

Arya miró a su hermana y solto un gran bostezo lo que hizo que Sansa se pusiera en el mismo estado de la madre de dragones.

-¡Estoy hablando encerio!- golpeo con la palma de su mano la mesa haciendo que Aerys posara sus ojos en ella- ¡Hay caminantes blancos por doquier y ustedes han salido a tomar como si estuviéramos celebrando algo!

Arya y Aerys se miraron de reojo pero ninguno artículo nada.

-Desde ahora ninguno de los dos saldrá sin tropa, llevarán al menos cinco soldados cada uno y me notificarán su hora de entrada y de salida.

-¿Acaso estamos en prisión?-pregunto Arya alzando la voz.

-Es como lo han convertido- contestó Sansa mirando a su hermana- A partir de ahora se hará como he ordenado, no saldrán solos y me será notificado todos sus movimientos.

Aerys se recargo en la silla y de su bolso saco un puro, tomo la vela que está en la mesa y lo encendió. Daenerys al ver eso se levantó de la silla y dio grandes zancadas hasta llegar a su hermano donde de un manotazo arrojó el cigarro del chico a un lado.

-¡Esto no es un juego Aerys!- grito mirandolo fijamente- No puedo creer que seas tan irresponsable y hayas permitido que Arya te acompañara a ese lugar tan peligroso a altas horas de la noche.

-Pero...-hablo Arya intentado explicar que ella había sido quien lo había llevado.

-¡Silencio!-ordeno Sansa a su hermana.

Daenerys regresó sus ojos violetas a su hermano.

-Esto no puede quedarse aqui- lo señalo- Es por ello que como castigo te encargaras de los dragones desde bañarlos hasta ver todas sus necesidades.

Aerys se levantó enfrentandola.

-¡Yo no voy a...!

-¡Cierra la boca!-grito la rubia y el chico callo- Dame tu espada.

Aerys parpadeó ante la orden de su hermana y la miro fijamente esperando que aquella fuera una broma.

-¡Dame la espada!- exigio la madre de dragones.

Con enojo Aerys asotó en la mesa su espada, Daenerys la tomó y la apreto entre sus manos.

-Esos dragones no van a bañarse solos- hablo la rubia mirando  su hermano, luego señaló la puerta- Largo.

El rubio salió endemoniado de la habitación dándole un azote a la puerta, Arya lo miro partir y regreso su vista a Sansa, Daenerys permanecía aún roja del enojo.

-Deja tu arma- señaló Sansa en la mesa, Arya fruncio el ceño- Y ve a ayudar a Aerys con el trabajo, es tu castigo.

Arya fruncio el ceño, dejo su arma frente a su hermana sin alguna protesta sorprendiendo a Sansa ante la actitud de su hermana, Arya no le apetecia discutir, la miro con ojos entrecerrados y luego salió de la habitación.

Sansa miró a su hermana partir y regreso su vista a Daenerys.

-Jamas crei que tener hermanos menores fuera un caos.

Daenerys nego con la cabeza mientas le daba un sorbo a su copa llenas de vino.
             

GOT: La espada de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora