GOT: La espada de Cristal

21| El dragon de hielo

Arya se sentó junto al fuego de la casa Stark y miró a Myrcella quien le sonrio sin abrir los ojos.

-Hace frío aqui- susurro y poso sus ojos amarillos en Arya.

Arya le regreso la sonrisa y miro a la chica, era realmente hermosa, su tez era tan blanca como la nieve pero tenía sus mejillas sonrosadas, una cabellera larga y rizada de color oro y siempre una sonrisa amigable. Myrcella abrió sus ojos color miel y miro a Arya.

-Jamas había hecho algo asi- hizo una mueca Myrcella y luego sonrio-No es algo que mi madre me dejara hacer, odia que salga y me exponga ya sabes, soy su última hija.

Arya asintio con la cabeza.

-Eres una de las personas más valientes que he conocido- sonrio Myrcella mirando a Arya- Jamás dejas que nadie te diga que hacer o a donde ir, tu eres dueña de tu propio destino y eres muy bonita.

Arya abrió sus ojos ante las últimas palabras de la chica.

-¿Que?- pregunto Myrcella ante la reacción de Arya- Me encanta tu cabello negro y largo, hace que puedas ocultarte con facilidad en la oscuridad y tienes una piel muy pálida.

Myrcella la miro y luego volvió a sonreír.

-¿Quien lo diría?-pregunto Myrcella soltando una risa divertida- Una Stark y una Lannister volando un dragon

Arya asintio ante eso. Eso era inimaginable, si alguien le hubiera dicho eso antes hubiera reído.

-Y derribando caminantes blancos- agregó Arya con una sonrisa en sus labios, ambas chicas sonrieron.

-¿Pueden ya cerrar la boca?-pregunto Gendry desde lejos con la cabeza pegada al suelo queriendo dormir un poco.

Myrcella  fruncio el ceño y lo miró.

-Tienes el mismo carácter de Robert- hablo- Solo que eres más molesto.

-Y con mas cabello- agregó Arya.

Ambas chicas soltaron una risa escandalosa. Myrcella se tocó la panza de tanto reír.

Gendry dio media vuelta y se acostó encontrándo frente a sus ojos una mirada perdida.

-¿Como puedes pensar con tanto ruido?- susurro mirando a Aerys

El rubio posó sus ojos en Gendry y levantó un poco la cabeza mirando a la chicas quienes reían sin parar, volvió a acostarse en la vieja alfombra roja.

-Las mujeres llegan a ser realmente escandalosas- agregó Gendry y Aerys posó sus ojos en el chico- Es decir, es de noche, ¿No pueden dejarnos dormir?

-Las mujeres así son- hablo Aerys mirando al chico, Gendry  lo miro- Rien por cualquier cosa, lloran por cualquier cosa y se enojan por cualquier cosa- se giró y miro al techo- Es su don, su maldición.

Ambos chicos se quedaron callados mientras las risas de las chicas inundaban la sala.

-Ya no eres tan odioso como cuando de conoci- hablo Gendry en voz baja, Aerys lo miro de reojo.

-El odioso eres tu- contesto Aerys mirandolo- Me odiaste sin ningún motivo.

Gendry lo miro, el motivo de su odio había sido Arya, saber que ella habia puesto sus ojos en el dragon y no en el. El chico posó los ojos en la ventana mirando la nieve caer afuera, ahora que lo pensaba, ya no sentía nada, podía ver a Aerys y Arya juntos y ya no sentía enojo, se sentía tranquilo con el mismo.

-El amor es un asco- solto Gendry como conclusión.

Aerys solto una risa tranquila y luego miro a ambas chicas quienes más alejadas reían sin parar.

-Tal vez deberías ser pareja de Myrcella- solto el rubio.

Gendry hizo una mueca.

-Estas loco- le susurró en voz baja- Se que no es mi media hermana ni nada pero...-miro a la rubia e hizo una mueca regresando sus ojos a Aerys- No.

Un rayo de luz azul hizo que los ojos de los cuatro chicos miraran hacia la ventana, Aerys se levanto y sus ojos lilas se ampliaron con sorpresa. Entre la tormenta, afuera el dragón de hielo intentaba ser controlado por su hermana, los cuatro chicos fruncieron el ceño.

-¿Y si vamos?- pregunto Arya mirando la ventana con una sonrisa.

-Nos meteriamos en problemas- contesto Myrcella a su lado.

Los cuatro se quedaron callados observando como Viserion expulsaba por su boca hielo y los guardias alzaban sus escudos para protegerse.

-El que llegue al último, es animal muerto- sonrio Myrcella.

Los cuatro se observaron con una sonrisa y salieron de la habitación dando un portazo a la puerta al salir.