1.- Meliodas Mondragón

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Nuestro rubio protagonista teniendo 23 años se postulaba para ser uno de los mejores de su generación.

Estudiaba para ser maestro de preparatoria, aunque al principio no estaba muy seguro de su carrera, ya que siempre le gustaron los animales, quería ser veterinario desde pequeño, pero era una carrera muy poco pagada, y su padre no quería apoyarlo, ya que él era maestro y hace algunos años anteriores se había vuelto director en una prestigiosa escuela preparatoria.

Al final se decidió por estudiar para profesor.

Quizá la mejor decisión que tomo en su vida.

Estaba de novio con una chica de su salón cuando cierto día su padre le arrancó esa ilusión del amor

Lo había comprometido con una chica, hija de un gran amigo de su padre.
Aquel hombre tenía una gran fortuna y quería heredarle todo a su única hija, pero el único requisito que ponía en el testamento era que ella estuviera casada con un buen hombre.

Para el padre de aquella chica el mejor hombre sería Meliodas.

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Llegó a su casa cansado de su día escolar, pero feliz porque tuvo unos momentos felices y tranquilos con su novia.

Aquel amigo de su padre llamado Ernesto Hemingway era un hombre alto de bigote castaño, ojos color verde, que se perdían con los anteojos que debía usar.

Meliodas dio las buenas noches, le dio la mano al señor Ernesto, para luego ver a su hija sentada junto a él, la saludo de beso en la mejilla y un leve abrazo pues era mejor amigo de la chica.

-¿A qué se debe su visita?-
Preguntaba con una sonrisa mientras se sentaba en el sofá frente a ellos.

-Esa sonrisa se te borrará en seguida meliodas.-
Comentó la chica de ojos verdes y cabello castaño oscuro que tenía trenzado de lado izquierdo.

-¿Porque dices eso Zaneri?-

La chica lo miro y luego a su padre.

-¿Le dices tú o yo padre?-

Meliodas miro a Ernesto.

-Bueno verás Meliodas, mi bronquitis sinceramente ah empeorado, respirar me es muy difícil ahora, debo tener un respirador cerca de mi siempre, y mi hija Zaneri es mi heredera universal, últimamente hay muchos hombres sinvergüenzas y aprovechados en el mundo, y quiero dejar a mi hija protegida.-

-Eso lo entiendo señor Ernesto, pero no responde mi duda. ¿A que vinieron?-

Su duda aumento.

-Vengo a pedirte que te cases con mi hermosa hija.-

Meliodas no sabía si reír o salir corriendo de ahí. Se quedó inmóvil intentando analizar la situacion o más bien las palabras que acababa de escuchar. Miro a Zaneri, quien estaba molesta, su rostro incómodo lo decía todo, era obvio que ella no estaba de acuerdo con eso.

Su mirada bajo, miraba al suelo, intentaba pensar que podía decir o hacer ante la situacion.

El padre del rubio llegó a la sala, le dio una taza de café a Ernesto y luego garraspeo un poco haciendo que Meliodas mirara hacia él.

El padre de Meliodas era un poco alto, de cabellera castaña y ojos color miel, muy diferente a Meliodas.

Detrás de él llegó la madre del rubio, ella era una señora muy elegante y bella, de cabellera rubia, ojos esmeralda y una sonrisa amable.

Meliodas tenía mucho parecido con su madre.

-¿Que piensas sobre lo que el señor Ernesto te ah dicho cariño?-
Preguntó mientras se acercaba hacia el rubio aún inmóvil.

* Mi querido Profesor *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora