17.-Nuevo destino

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La espalda desnuda de la albina se apreciaba sobre las sábanas blancas, sus pechos desnudos estaban parcialmente cubiertos por la misma sábana.

El la admiraba de pie en la puerta del baño mientras secaba sus cabellos rubios.
Podía admirarla todo el día, era realmente perfecta y bella.

Tenían ya dos meses viviendo juntos.

El dejó Oregón junto con ella y se mudaron a Washington.

Elizabeth empezó su carrera ahí y el comenzó a dar clases en una escuela cerca de su departamento.

Se había levantado más temprano de lo usual para tomar una ducha. Tuvieron una noche realmente agitada.

La alarma sonó por fin.

Elizabeth se movió pesadamente de la cama sin levantarse de ésta.

Meliodas estaba vistiéndose, acomodaba su camisa de mangas largas cuando su hermosa chica se sentó aún adormilada en la cama.

Pesadamente abrió sus ojos logrando encontrar a su rubio.

-Buen día, sexy profesor.-

Mencionó con una sonrisa pícara en sus labios

Meliodas sonrió de igual manera.

-Y pensar que solo era tu profesor. Ahora míranos, viviendo juntos, en una nueva etapa de nuestras vidas.-

Elizabeth desnuda se puso de pie y camino hacia el, depositó un suave beso en sus labios y sonrió.

-Y fue lo mejor que me pudo pasar.-

Meliodas la abrazó.

-Te amo.-

Susurro para ella en su oído.

-Tambien te amo meliodas.-

Unieron sus labios en un beso profundo.

Se separaron y ella entró a la ducha.

Meliodas salió de la habitación, camino hasta la cocina, prendió la cafetera y se dispuso a preparar algo de desayunar.

Se decidió por unas tostadas con mermelada.

Mientras acomodaba las tostadas y las tazas de café en la mesa Elizabeth llegó junto a él.

Vestía un pantalón de mezclilla azul entallado, blusa de mangas cortas rosada de seda con botones en la parte superior, zapatillas bajas, y tenía el cabello amarrado en una coleta alta.

Agradeció a Meliodas el desayuno y se sentaron a comer.

Salieron juntos de aquel departamento que compartían.

El la llevó hasta la escuela en su carro, se despidieron de beso y el continuó su camino hasta la escuela donde trabajaba.

Su rutina diaria era casi la misma, variaban sus horarios.

Pero salían juntos, llegaban juntos, comían juntos.

Si alguien ajeno hubiera contado está historia seguramente no la creerían.
¿Que tan probable es que te enamores de tu profesor y éste termine correspondiendo?

Obviamente eso pasa solo en cuentos de hadas, aunque no hay que perder la esperanza.

Aunque seguramente en el camino tengan muchos tropiezos, ellos pueden salir adelante juntos, porque de eso se trata la vida, tropezar y continuar, solo o de la mano, pero siempre seguir hacia adelante.











¡Penúltimo capítulo! Gracias a todos por leer. Pero aún no acaba la historia, quiero darle un hermoso final. 😊

* Mi querido Profesor *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora