12.- Visita inesperada

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Al día siguiente Elizabeth despertó entre los brazos de su rubio, se sentía plena y feliz.

Se levantó de la cama con cuidado y se dirigió al baño a tomar una ducha.

Meliodas escucho el ruido del agua caer. Se despertó y la albina no estaba junto a él, sabía que estaba en el baño, entró junto con ella abrazándola por la espalda, Elizabeth disfruto de su cercanía y sus caricias.

Salieron juntos del baño y comenzaron a vestirse.

Se puso una falda corta de mezclilla y una blusa de tirantes de licra que se amoldaba perfecto a su cuerpo.

Platicaban de lo más alegres sentados en la mesa de la cocina cuando el ruido de la puerta se escuchó.

-¿Esperas a alguien?-
Preguntó un poco asustada la ojiazul.

-No, debe ser algún vecino.-
Respondió tranquilo el rubio.

-¿Abrirás?-
Preguntó de nuevo Elizabeth.

-Si, tranquila, tu quédate sentada.-
Volvió a decir confiado el rubio.

Se levantó de la silla y camino hasta la puerta. Abrió y ahí de pie estaba Zaneri.

-¡Buen día Meliodas! Disculpa que venga de improvisto, pero necesito que me acompañes a una tonta reunión familiar, ya sabes por eso de nuestro matrimonio.-

Zaneri mientras hablaba entró rápido con una pequeña bolsa en la mano.

No había notado la presencia de aquella otra chica.

Elizabeth escuchó la palabra "matrimonio" lo sabía, Meliodas la había engañado, el estaba casado y solo la usó.

Sintió su mundo hacerse pedazos

Se puso de pie y miro con decepción, tristeza y coraje al rubio.

Zaneri al escuchar el ruido de la silla moverse miro hacia la cocina, encontrándose con la albina muy sorprendida.

-No sabía que tenías visita Meliodas, lo lamento por venir sin avisar, ¿Te espero afuera?-

Preguntaba la ojiverde.

-No hay necesidad, yo me largo.-
Hablo muy enojada la ojiazul

Camino rápido entre ellos, Meliodas la sostuvo del brazo

-Tranquila Elizabeth, no es lo que piensas.-

Ella se soltó del agarre.

-¡No vuelvas a tocarme!-
Hablo casi a gritos.

Sus lágrimas amenazaban con salir.

Meliodas quiso agarrarla de nuevo pero ella salió rápido de ahí

-¿Arruine algo?-
Preguntó un poco preocupada la ojiverde.

Meliodas solo se rascó la cabeza

-Nose.-
Contestó a secas mientras su mirada se centraba en el suelo.

Zaneri se sintió tan culpable que salió detrás de la albina, la vio entrar a una casa cercana de ahi.

Miro hacia el rubio y el seguía de pie con la mirada baja.

-Puedo ir a explicarle si gustas.-

-No, yo lo haré luego, vamos a tu reunión o se hará tarde.-

Zaneri asintió con la cabeza, de verdad quería ir a alcanzar a Elizabeth y explicarle todo.

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La reunión con su familia fue divertida y amena.

Pronto anocheció y ellos regresaron a Oregón.

El rubio estaba muy preocupado quería hablar con su hermosa albina. Pero ¿Cómo le explicaría todo?

Le mando mil mensajes y ella no contestó ninguno.

Sabía que se sentía usada.

Pero si tan solo pudiera creerle a él.

Zaneri dejo a Meliodas en su departamento y volvió a subirse en su camioneta dispuesta a marcharse pero recordó que la ojiazul vivía cerca de ahí, sabía que ella estaba afectada por lo que vio en la mañana, si estaba en sus manos hacer algo por solucionarlo definitivamente lo haría.

En su camioneta avanzó hacia la casa de la peliplata.

Bajo y se acercó a la puerta.

Golpeó y una señora de cabellera rubia y ojos azules abrio la puerta.

-¿Si? ¿Que desea?-
Preguntó amablemente aquella mujer

-Buenas noches, disculpe la molestia ¿Estará Elizabeth despierta aun?-

Preguntaba con gentileza la chica de ojos verdes.

-Si, claro, ¿Desea hablar con ella?-
Volvió a preguntar la señora rubia.

-Si es tan amable de hablarla por favor.-
Respondió en seguida con tranquilidad Zaneri

La mamá de Elizabeth fue a buscarla y en seguida la chica de ojos azules estaba frente a Zaneri.

-Si viene a reclamar porque estaba en el departamento del profesor le prometo que no volveré ahí.-

Zaneri supo de inmediato que ella no escucharía explicación alguna, era algo testaruda.

Suspiró de cansancio.

-Parece que no escucharas razón, espero que no te arrepientas Elizabeth, Meliodas es un buen hombre y si te eligió es por algo.-

Se dio vuelta y camino hasta su camioneta, entró en ella y se marchó dejando a una peliplata muy confundida.

* Mi querido Profesor *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora