¡Llega el tan esperado Lemon! Disfruten de este capítulo porque después de éste las cosas se complicaron para nuestros protagonistas.
Elizabeth sobre la moto de Meliodas y Elaine con Ban, disfrutaban del viaje rodeando sus brazos en la cintura de sus apuestos profesores.
Llegaron a casa de Ban y el y Meliodas comenzaron a tomar unas cervezas, la plática se hacía más amena, poco a poco se tenían esa confianza para decirse las cosas como eran, lo que sentían uno por el otro.
Para Ban y Elaine era primera vez que hablaban de su amor con otras personas.
Elizabeth y Meliodas prácticamente se declararon mutuamente.
Esa noche los padres de la albina habían ido a una cena de negocios fuera de la ciudad y no estarían en casa hasta el día siguiente, así que ella estaba tranquila disfrutando de la compañía de su rubio profesor.
Antes de la media noche Meliodas se ofreció llevar a Elizabeth a su casa, ella por supuesto acepto, se despidió de Elaine y Ban y salió junto a Meliodas.
El departamento del rubio estaba a unos cuantos pasos de la casa de la albina, metió la moto en su garaje, mientras ella esperaba dentro, comenzaba a hacer un poco de frío.
Estaba sentada en el sillón de la sala de su profesor, esperando a que el la llamara.
-Me haré un café, siento que está haciendo más frío.-
Comentó mientras entraba y se dirigia hacia la cocina.
La albina solo asintió con la cabeza y sonriendo.
Meliodas regreso al sofá junto a ella, le dio una taza de café y ella agradeció.
-Profesor Meliodas ¿Puedo preguntarle algo?-
-Dime solo Meliodas cuando estemos a solas Elizabeth, no tienes porqué hablarme de usted.-
Respondió con una sonrisa sincera
-Bueno, Meliodas, tu, bueno, quiero que seas sincero conmigo. ¿Tienes alguna relación con alguien? -
Preguntó un poco nerviosa
-Claro que no, Elizabeth, no me hubiera atrevido a darte un beso.-
Ella sonrió confiada y muy feliz. Miró la taza de su café y nuevamente pregunto.
-Entonces, yo, ¿Que soy para ti?-
La pregunta del millón.
Meliodas meditó un poco, recordó los pocos momentos a solas que ah pasado con ella, los besos, las risas, todo, le gustaba mucho su compañía.
-Eres la persona más dulce y gentil que eh conocido, me gustas mucho, eres especial para mí.-
Contestó sin ninguna duda en sus palabras y tomando la mano de la chica.
Elizabeth sintió su corazón dar un brinco de felicidad.
Lo abrazo fuertemente, se mantuvo así algunos segundos hasta que él la separó del abrazo solo para unir sus labios en un profundo beso, lleno de amor, confianza, ternura.
Habían tantas emociones juntas, se sentia en la cima más alta.
De un momento a otro las caricias subieron de nivel. Los grandes pechos de la ojiazul eran una tentación muy grande.
Elizabeth gimió bajo cuando sintió las manos de su rubio sobre ella.
Aquel pequeño gemido lo hizo encenderse aún más.
En un rápido movimiento quitó aquella prenda que tenía encima, dejando ver completamente aquellos enormes pechos.
Elizabeth estaba tan excitada que no pensó en su vergüenza y solo siguió con el momento.
La ropa caía poco a poco al suelo.
Besos y caricias estaban por todo su cuerpo, se disfrutaban mutuamente.
La química y la comunicación entre ambos era muy fuerte.
Estando desnudos Meliodas se acomodó en la entrada de su sexo de la albina.
Ella lo detuvo un poco asustada.
-Meliodas, es mi, mi...-
Hablaba pausadamente.-¿Primera vez? Tranquila, lo imaginaba, voy a ser gentil contigo.-
Elizabeth sonrojada asintió con la cabeza, se tranquilizó y espero que él rompiera esa barrera virginal.
Podía sentir como entraba poco a poco la cabeza del gran miembro erecto.
Le dolía un poco pero era soportable.
Escuchó como algo se quebraba dentro de ella y como le ardía ahí.
Aquella barrera habia sido quebrada y por su sexy profesor.
Hace cuatro meses ni siquiera se hubiera imaginado que pueda estar de esa manera con él y ahora estaba justamente entregándose en cuerpo y alma a él y no estaba arrepentida.
Ella estaba enamorada de él y él probablemente también de ella.
Era lo más hermoso que pueda pasarle, el que aquella persona le correspondiera a su amor.
Salió un poco de sangre de su sexo, señal de que ya no era virgen.
Se movía lentamente ya dentro de ella. No quería ser muy brusco, quería ser gentil y tierno.
Y lo estaba logrando, ella gemía de placer y no de dolor.
Disfrutaban el momento de amor cómo jamás lo habían imaginado.
Al ser la primera vez solo intentaron hacerlo en una sola posición, una cómoda y segura para la ojiazul.
Ella logró llegar al orgasmo pronto, Meliodas aumento sus movimientos haciéndola llegar al segundo casi enseguida y así juntos llegaron al clímax mientras se daban un tierno beso.
Hay una gran diferencia entre hacer el amor y tener sexo.
Tener sexo es solo la penetración hasta que ambos lleguen al clímax, hacer el amor es disfrutarse, besarse, acariciarse.
Y ellos habían hecho el amor, besarse y tocarse con mucha ternura era precisamente eso, amor.
Elizabeth no supo en que momento cayó rendida por el sueño en los brazos de su rubio profesor.
Reaccionó cuando sintió ganas de ir al baño, ella seguía entre sus brazos desnuda en el sofá junto a él.
Lo miro dormir plácidamente junto a ella.
Era realmente bello, cada facción en su rostro, el tono de su voz y ahora que ya había experimentado lo que era entregarse en cuerpo y alma a la persona que amas se sentía en una paz y alegría absoluta.
Se levantó con cuidado y se dirigió al baño.
Al regresar el ya no estaba en el sofá, se asustó un poco y comenzó a buscarlo en los alrededores del departamento.
Lo buscó en el cuarto, tenía solamente su bóxer (calzoncillos) y acomodaba la cama.
Ella estaba prácticamente desnuda, solo se había colocado sus calzones y su largo cabello cubría sus pezones de sus grandes pechos.
-¿Todo bien?-
Preguntó en la entrada de la habitación.Meliodas la miró, se veía realmente sexy sin ninguna prenda encima, la mujer más perfecta que conocía.
-Si, pensé en venir aquí a la cama a dormir para estar más cómodos.-
Contestó con una bella sonrisa.
La albina asintió y se acercó a él.
Se besaron y nuevamente se entregaron a las mieles del amor.
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* Mi querido Profesor *
FanfictionLos años de preparatoria sin duda son los mejores, conoces personas que se vuelven parte esencial de esa etapa de la vida donde la madurez y la locura pelean día a día para sobresalir. Nuestra protagonista se enamora de su profesor de Matemáticas, u...