2.- Zaneri y Meliodas

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Al día siguiente acudió con ojeras y sus ilusiones por los suelos, estaba en las últimas clases donde revisaban su tesis, no podía faltar, estaba a un par de meses de terminar y comenzar una nueva etapa, en donde se supone estaría Liz, pero ahora todo cambió.

Resignado y desganado se sentó en su asiento, miraba hacia el frente cuando escucho la puerta abrirse, ella entraba a su salón, tenía que verla quiera o no, ella estaba en su misma clase.

Vestía una falda rosada algo corta, con zapatillas blancas bajas y blusa de botones con escote en "v", amaba que se vistiera así, y sabía porque había ido así a la escuela, intentaba seducirlo pero no caería. ¿Cómo podría estar con ella luego de descubrirla con otro hombre en su baño teniendo relaciones?

Sentía algo de asco y aberración, la creía la mejor mujer del mundo, varios de sus amigos le habían dicho que ella ya lo engañaba que no lo quería bien, pero Meliodas ciego no hizo caso.

Caminó hasta él, quería sentarse a su lado pero Merlin la empujó.

-Lo siento linda, me sentare junto a Meliodas hoy. Pierdete.-

Contestó con una mirada desafiante y con cierto enojo.

Liz quiso protestar,pero la mirada de Merlín daba miedo. Y el rubio ni siquiera la veía, sabía que estaba molesto con ella.

Bajo su mirada triste y fue a otro asiento.

-¿La descubriste con otro cierto?-

Preguntó Merlin, una chica de cabellera negra corta, lunar cerca de sus labios, ojos miel y un cuerpo esbelto bien formado. Era una gran amiga de Meliodas desde hacía tiempo, una de las primeras en decirle al rubio que esa chica era mala. Era muy inteligente y persuasiva.

Meliodas solo asintió a la pregunta de su amiga mientras mantenía su mirada baja.

-Te lo dije Mondragón, pero estabas ciego con ella, aunque sinceramente me alegro que por fin la descubriste. Ahora sólo sigue adelante, ya te tocará el amor de nuevo.-

-Gracias Merlin, y si me advertiste pero no quise escucharte, ahora solo debo concentrarme en mi carrera.-

Merlín palmeó ligeramente su hombro.

Saco su laptop de su mochila y la abrió.

El profesor entró y la revisión comenzó.

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Al caer la noche, se cambió de ropa y tomó su moto, la encendió y puso marcha.

Llegó a su destino. La casa de Zaneri.

Golpeó una, dos y a la tercera Zaneri abrió la puerta.

-¿Y bien? ¿Que quieres que hablemos Meliodas?-

Preguntó mientras lo veía a los ojos aconchada del marco de la puerta, pues ya sabía que el iría a verla, le había avisado.

-Necesito que me ayudes en una venganza.-

Zaneri se sorprendió. Y espero que siga hablando.

-Encontre a Liz en el baño con otro hombre, teniendo relaciones, aceptaré la petición de tu padre, pero a cambio, quiero que aparentemos mucha felicidad, que nuestro compromiso parezca de verdad.-

Zaneri apenas podía creer con la frialdad con la que Meliodas hablaba. ¿De verdad ese chico frente a ella era su amigo amable y gentil de la infancia?

No sabía que responder ante la mirada fría y determinada del rubio.

-¿Me ayudarás? Es un apoyo mutuo, así tu terminarás tu carrera tranquila y no tendrás ninguna preocupación.-

* Mi querido Profesor *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora