18.- Tu y yo

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Apenas había terminado su carrera como pediatra. Ya tenía algunas propuestas de trabajo, y aún no estaba segura de cuál aceptaría.

Tenía ya cuatro años viviendo con Meliodas, los cuatro que duró su carrera y tesis.

Meliodas mantenía su trabajo ahí en Washington, estaba feliz con su vida estable.

En sus planes de vida no estaba aún el matrimonio aunque ya vivían juntos los padres de la peliplata querían verlos casados.

Salía de su última entrevista de trabajo, se sentó en una banca del parque más cercano y se mantuvo admirando a su alrededor, veía a los niños jugar junto a sus padres.

Se imagino por un momento a un pequeño o pequeña fruto de su amor con Meliodas jugando a los alrededores.

Suspiró alegre.

Amaba mucho a su rubio de ojos esmeralda, el había esperado que ella terminará sus estudios, nunca la presionó para nada, la ayudo en todo momento y ella estaba más que feliz con eso.

Un hospital le mando a su correo días después su respuesta.

Estaba contratada como pediatra base de aquel hospital.

Ella brinco de alegría.

Por fin comenzaba su vida profesional y con el pie derecho.

Ese fin de semana fueron a visitar a la familia de Meliodas y amigos.

Todos los felicitaban por su tan excelente carrera profesional de ambos.

El como un profesor intachable y ella que apenas iniciaría en un buen hospital.

Llegaron al cuarto del rubio en la noche después de la reunión familiar, ella se sentía cansada. Se estiró y se acomodó en la gran cama, él la imitó y se recostó junto a ella.

Elizabeth se acomodó en su pecho y comenzó a acariciar todo su abdomen.

-¿Sabes? Aún no me creo que tengamos ya cuatro años juntos.-

Meliodas beso su frente.

-Y nos faltan muchos años más Elizabeth.-

Ella sonrió y asintió con la cabeza

-¿Te gustaría tener hijos algún día Meliodas?-

El la miró y beso fugazmente sus labios.

-Tendria hasta 10 contigo amada mía.-

Elizabeth se sonrojo completamente y sonrió un poco nerviosa.

-¿No crees que son muchos?-

Meliodas reía ahora

-Tranquila fue solo un decir, claro que me encantaría tener hijos contigo. Haría de todo a tu lado, estamos juntos en esta vida.-

Ella asintió y nuevamente se recostó en su pecho.

-Te amo mi querido y sexy profesor.-

El rubio buscó su rostro para darle un beso. Lo fue intensificando más y más, la ropa caía, sus manos recorrían cada parte de su cuerpo.
Amaba besarla, amarla, hacerla suya, su historia de amor recién empezaba y ellos harían que durará muchos años más....









Fin


* Mi querido Profesor *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora