* Mi querido Profesor *

4.- Primer día.

El sonido de la alarma resonaba en una habitación.
Paredes rosas, algunos posters de cantantes de moda.

Un calendario.

Un tocador con espejo y silla a juego.

El uniforme escolar colgado en la puerta del gran clóset.

Y una bella jovencita de 17 años que se estiraba aún acostada con mucha pereza, estiró su mano y apagó la alarma.

Se cubrió la cabeza con la sábanas, no quería levantarse aún.

La voz de su madre la hizo brincar del susto.

-¡6:20!-

Tenía menos de 40 minutos para tomar algo de comer, vestirse y salir rápido.

De un brinco salio de la cama, entró al baño rápido, se lavó los dientes, lavó su cara, y peinó sus largos cabellos.

Se hizo una coleta alta, acomodó su flequillo largo, sus bellos ojos celestes se podían apreciar.

Se colocó rápido el uniforme, sacudió un poco su falda azul de tablones bien planchada, calcetas blancas, y zapatos negros escolares.
Blusa blanca de mangas largas y cuello azul con una franja blanca a lo largo y corbata rosa.

Se miro fugazmente.

Se veía todo en orden.

Miro el reloj de pared de su habitación.

-6:35-

Tenía 20 minutos aún.

Salió de su habitación, corrió por el pasillo y llegó a la meseta de la cocina, había jugo, leche, fruta, cereal y unas tostadas con mermelada.

Opto por tomar la leche y las tostadas.

Masticaba algo apresurada, siempre pendiente del reloj, su madre solo le sonreía al verla comer tan a prisa.

Típico de ella.

Era algo despistada y dormilona, pero también era muy obediente e inteligente.

Tomó su jugo y miro el reloj una vez más.

-6:45-

15 minutos faltaba.

Dejó el jugo, cepillo de nuevo sus dientes, agradeció a su madre por la comida, la despidió de beso en la mejilla y salió rápido de su hogar.

Corría a paso veloz, con su mochila en la mano, afortunadamente no pesaba, era pequeña y solo llevaba en ella una libreta.

Su escuela quedaba a 7 cuadras de su hogar, no debía tardar en llegar.

Logró visualizarla, miro el reloj de su mano.

-6:55-

Genial, estaba a tiempo, comenzó a alentar su paso, su respiración comenzaba a tranquilizarse.

Caminó tranquila al pasar la reja de la entrada y suspiró de alivio.

Se mezcló junto a los otros alumnos que caminaban hacia el patio trasero, todos se formaban, los de nuevo ingreso escucharían la lista de sus nuevos salones, mientras que los de segundo y tercer año, solo las palabras de bienvenida de la directora.

Estaba de pie en toda esa multitud de alumnos, algunos nuevos, algunos otros conocidos, pero no lograba ver a sus amigas.

Miro a lo lejos entre la multitud a su amiga castaña y a su amiga rubia, las saludo emocionada con su brazo estirado y moviendo derecha a izquierda su mano.