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Era media noche cuando Camila escuchó unos leves sollozos entre sueños. Arqueó ambas cejas mientras se tallaba los ojos y así despertar por completo hasta que pudo reconocer a la persona que lloraba. Se levantó de su cama y salió de su habitación para ir a la habitación de enfrente. Encontró a Dinah sentada en su cama abrazando sus piernas y con su cabeza entre sus rodillas. El corazón de Camila se partió en dos. Era muy raro ver a Dinah llorar ya que ella siempre era la que reía y consolaba a todos con algún chiste.

Camila caminó hacia la cama de su amiga y lentamente se sentó en forma de indio frente a ella. La rubia sintió movimiento en el colchón levantando su cabeza. Al instante dejó de llorar y secó sus lágrimas.

-Hey, no quería despertarte. -fingió una sonrisa que lo único que reflejaba era el dolor que sentía en su interior. Camila suspiró buscando las palabras adecuadas para hablar con su casi hermana.

-Mira Dinah, sé que no te gusta parecer débil entre las personas pero créeme que aveces es necesario llorar para poder desahogarnos de todo el dolor o rabia que tenemos dentro. -Dinah dejó de sonreír y bajó la mirada. -No sabes cuánto te quiero y te admiro por haberme ayudado por todo lo que he pasado sin derramar una sola lágrima. Llorar no te hace débil, Dinah. Te hace más fuerte. -le tomó las manos dulcemente haciendo que Dinah volviera a verla a los ojos. -Lo que está pasando con Milika es muy doloroso. Lo sé y lo siento porque sabes que ella es como mi madre. -Camila tomó aire. -Lucy me dijo algo que tengo que decirte pero necesito que estés tranquila, ¿sí? -Dinah dudó pero al final asintió viendo a la morena acomodarse en la cama.

-Dime. -murmuró levemente.

-La razón por la cual durmieron a Milika es porque la enfermedad está dañando su corazón y lo está volviendo más débil. -el rostro de Dinah palideció pero Camila continuó. Tenía que decirle todo lo que le dijo Lucy. -Mandaron sus estudios a varios países buscando un posible resultado de la enfermedad pero ninguno tuvo éxito. -Dinah empezó a soltar pequeñas lágrimas viendo la tristeza reflejada en el rostro de Camila.

-¿Eso qué quiere decir? -preguntó con la voz rota.

-Es cuestión de tiempo para que su corazón deje de latir. -Dinah negó tapando su cara y llorando en silencio. -Dinah... Lucy dice que podemos esperar o tú puedes terminar con su dolor aceptando que la duerman definitivamente. -la rubia la vió a los ojos. Camila también estaba rota y destruida por lo que pasaba con la señora Hansen, Dinah lo veía en sus ojos.

-No puedo hacer eso. -dijo dolida. -No voy a matar a mi madre, Camila. -la morena negó poniendo una mano en la mejilla de Dinah y acariciándola con cariño.

-No DJ, no la vas a matar. -Dinah se tranquilizó un poco por el tacto de su amiga. -Tampoco quiero que se vaya pero quiero que ya no sufra más. -soltó una lágrima recordando las veces que Milika le pedía que hablara con Dinah y que pusieran fin a su vida porque no aguantaba más estar en el hospital tomando medicamentos y siendo inyectada todo el día con cosas que ni ella sabía. La mujer estaba cansada de no poder caminar, comer ni respirar por sí sola. Para todo necesitaba ayuda.

-¿No hay otra opción? -preguntó esperanzada de poder salvar a la mujer que le dió la vida.

-Lamentablemente no, Dinah. -la rubia suspiró.

-Entonces, si ella no va a sufrir más... estoy de acuerdo. -Camila cerró los ojos sintiendo las lágrimas llegar. -Quiero que ella descanse al fin.

-Lo va a hacer, Dinah. -susurró  sin abrir los ojos. -Ella va a descansar. -sin previo aviso la rubia se soltó a llorar. Lloró todo lo que nunca lloró por su madre. Camila la abrazó dándose cuenta que al fin se estaba desahogando.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora