Sabrina de las cruces rojas

229 17 0
                                    





Poco después de ver a Lucio perderse en la colina, Sabrina supo que lo que hizo fue quizás el peor error que cometió en su corta vida.

Entendía perfectamente que si alguien de la secta se enteraba de lo sucedido no solo sería expulsada de inmediato, sino que el puesto de toda su familia correría peligro, el de sus padres, su tío y por supuesto, el de su abuela, quien cumplía una funcion fundamental en el clan.

Por qué ayudar a quién según lo que habia estudiado durante tanto tiempo era el peor enemigo del mundo, una anomalía de la vida, un error del universo?.

Estaba muy confundida, desde la primera vez que lo vio percibió que algo andaba mal, tal vez, porque en ningún momento se sintió amenazada, ni ella ni su entorno. Al contrario, a partir del primer minuto que Lucio cruzó la puerta del aula, observó de su parte una total indiferencia hacia el resto, a pesar del cumplido sobre sus bellos ojos que con esa cara angelical y su voz cautivadora la hizo sentir tan especial.

Y que con esa vez que la salvó de pasar verguenza frente a todos en una insignificante clase de matemáticas? claramente nada de eso justificaba todo lo malo que, según un expediente que durante siglos paso de generación en generación le habia hecho al mundo. Solo eso basto para confundirla? se reprochaba una y otra vez.

Regresó al colegio de inmediato y mientras subía las escaleras que conducían a la biblioteca no pudo evitar observar a su abuela, mas preocupada que nunca caminando de par en par el aula de al lado mientras Gordon revisaba las cámaras de la ciudad, beneficios que tenian por ser parte del clan mas grande del país.

—Abuela, sucede algo? —consultó como si nunca hubiese hecho nada.

—Lo peor hija, la vileza, la perversidad y la crueldad personificada, en forma de oveja, camina entre los vivos cómo si nada y para completar, sabe todos nuestros movimientos —manifestó Taner mientras observaba a Gordon que confirmaba sus dichos, pues en las cámaras aparecía Lucio hasta la esquina del establecimiento, aunque nunca llegó.

—Según algunos oficiales de la policia tampoco esta en su casa, aunque ahi siguen todas sus pertenencias, algunas, de muchisimo valor —comentó Gordon, que estaba mas alterado que nunca puesto que esto no hacía más que confirmar todo lo dicho anteriormente.

Cabe mencionar que la secta de las cruces rojas manejaba funcionarios de alto rango de todo tipo, desde políticos hasta generales de las fuerzas armadas, pero nadie tenia respuestas.

—Debimos actuar con rigor desde el principio —gritó Gordon enojado.

—Aún no estabamos seguros Gordon, no podíamos tomarnos esta situación a la ligera, no somos una banda de matones! —respondió Taner aumentando su tono por sobre el del portero.

—Le ruego me disculpe mi señora, es que esta situación me tiene muy alterado.

—Sabrina quiero que llames a tu padre, y dile que hoy mismo convoque a todos a una reunión de suma importancia, estaré en mi despacho por cualquier novedad —dijo Taner, mientras se retiraba del aula.

—Si abuela, lo haré de inmediato. Sabrina salió corriendo mientras la frase que dijo Taner le retumbaba la cabeza, "la perversidad y la crueldad en forma de oveja", pero claro, como pude ser tan estupida dios mío, como pude creer por un momento que todos nos estabamos equivocando, soy una idiota. Pero prometo que la proxima vez no caeré tan facilmente, se dijo asi misma.

De ahora en adelante cargaría con un peso enorme sobre sus espaldas ya que no dejaba de pensar en lo que había hecho, incluso llegó a imaginar que tarde o temprano la verdad saldría a la luz y lo decepcionante que podría ser eso para toda su familia, a pesar que un decreto de la ciudad era lo único que estaba de su lado, pues no se permitían camaras en las instituciones escolares.

Los sentimientos encontrados eran cada vez mas incontrolables en su interior, sabrina de las cruces rojas, estaba mas avergonzada y confundida que nunca.

El secreto de Lucifer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora