Una noche trágica de 1955

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El joven Gordon era el mas pequeño de 3 hermanos. Provenía de una familia muy humilde de la localidad, encargados de un santuario que se encontraba en las afueras de la ciudad. Su padre se dedicaba al manteminiento en general y su madre atendía una florería justo en la entrada.

El santuario diariamente recibía a mucha gente, por lo general, a personas que se acercaban a pedir algo en particular a una antigua estatua del hijo de dios, que se encontraba en el centro del patio principal, rodeado de bancos de madera y árboles de diferentes tipos
y que luego volvían a cumplir con sus promesas, otros simplemente solo venían a rezar, razón por la cual el trabajo nunca escaseaba y por ende, ninguno de sus hermanos había ido a la escuela, todos cumplían un papel en lugar.

Gordon en cambio, al ser el mas pequeño y por decisión general de la familia, fue el primero en asistir a un colegio. Alumno ejemplar y dedicado, era el orgullo de sus padres.

Como todos los domingos al amanecer, la familia completa se levantaba, desayunaban todos juntos y empezaban a preparar el lugar para recibir así, a la mayoría de lugareños que asistian a misa y luego, solían llegar para pasar el resto del día en el santuario.

Familias enteras se reunían a compartir lo que cada uno traía, eso si, si alguien faltaba a la iglesia, le era imposible la entrada.

Pero una noche sucedió lo peor. Un sábado Gordon exhausto por haber estudiado toda la mañana y durante la tarde por ayudar a su padre en la poda de árboles, se fue a dormir más temprano de lo habitual.

Era casi medianoche, se había despertado luego de escuchar varios disturbios que provenían de la sala de su humilde morada, asi que se levantó, camino hasta allí y logró distinguir a dos personas discutiendo en la oscuridad.

—Que has hecho Baaldom? no era necesario imbecil!

—No seas aguafiestas Lu, hay como siete billones más de ellos por ahí, además no quisieron abrir la boca, que querias que hiciera? que me arrodille y suplique que me brinden un poquito de información? por favor, tienes que dejar de ser tan aburrido hermano.

—Esta gente no tenía nada que ver idiota, ni siquiera sabían de que estabas hablando.

—Si si claro, nunca saben nada, todos tienen Alzheimer cuando lo quieres hacer en son de paz, por eso me aburre tu manera, vamos a divertirnos un poco más, vayamos a la ciudad, que dices?.

—Eres un maldito idiota.

—Papá, estas aqui? Mamá? —preguntó Gordon, bastante confundido por la situación.

Observó que uno de los entes lo vió y sin perder tiempo, empezó a caminar hacia él, se detuvo justo en frente, le acarició los labios con los dedos húmedos y gradualmente su visión se empezó a desvanecer, hasta caer desmayado en el suelo.

Pocas horas después pudo recuperar la conciencia, noto que esta vez se encontraba en la cama de sus padres y a su lado había un joven sentado con la mano bañada en sangre, que hacía caer pequeñas gotas directo a su boca.

—Perdón niño, nunca quise que esto pasara —expresó angustiado mientras Gordon de a poco recuperaba sus sentidos, le acarició la mejilla, se levantó y se fue.

Una vez que Gordon recuperó la movilidad por completo, salió corriendo hacia la sala, allí, sus ojos vieron la imagen mas triste de su corta vida. Su padre yacía en el sillón, su madre en el suelo, en medio de una laguna de sangre q le brotaban de los orificios y sus dos hermanos, sin vida, reposaban en la mesa, sentados uno al lado del otro.

Ese domingo fue uno de los mas tristes en la ciudad, el santuario no recibió a nadie mas que a la policía y a un equipo de médicos que no lograron identificar las razones de las muertes, aunque sospechaban que todos fueron envenenados por alguna sustancia, hasta ese entonces, desconocida.

Gordon vivió el resto de su adolescenia en un orfanato de la ciudad, nunca terminó sus estudios y poco después de cumplir los 20, ingresó como portero en un colegio nuevo levantado por la iglesia local, trabajo que mantiene hasta la actualidad.

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