Capitulo 5

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Tras ese pequeño incidente, los dos se dirigen a diferentes direcciones.

— Oye, ¿por qué tardaste tanto? — pregunta Alan cuando Alonso toma asiento aún lado de él.

— Al entrar paso algo... Mejor luego les cuento luego.

Todo el grupo lo miraba con intriga. Y él no sabía si decirles o no.

Jos iba a hablar pero fue interrumpió por la mesera.

— ¿Van ordenar algo?

—¡Si! —  Alonso exclama alto, y sus amigos lo miran con el ceño fruncido — Digo, si, ya vamos a ordenar.

Después de que ordenamos la mesera se fue. Pero ya no recibió alguna pregunta incomda.

(…)

______ veía de forma casual al grupo de chicos que estaba a unas mesas alejadas de ella. Pero su mirada se desvía a una de las paredes del lugar. Dejando una sensación extraña en ella.

“El hilo rojo puede estirarse o enredarse pero jamás romperse”

Recuerda lo que una vez le conto su madre: la leyenda del hijo rojo. Y desde ese día quiere encontrar con quien esta conectado mi hilo rojo. Y por alguna extraña razón hoy más que nunca quiere encontrarlo.

— Buenos días ¿desea ordenar algo? — apareció una mesera que la hizo salir de pensamientos.

— Eh, si. Un café y Hot Cakes, por favor.

—Claro —apunta y luego se retira.

Y vuelve a mirar -de forma casual, claro- a Alonso, ve como platica con sus amigos. Al parecer uno de ellos se da cuenta y le susurra algo al oído haciendo que voltee en dirección de ______. Ella desvía la mirada hasta la servilleta que está en la mesa y empieza a jugar con el trozo de papel. No levanta la mirada hasta que unos minutos después llega la mesera con su pedido.

— Aqui tiene señorita

— Gracias.

Iba a empezar a comer, pero la voz de la mujer que había traído su orden lo impide.

— Disculpé, el chico que esta a unas mesas de usted, ¿son algo?

Giro y vio que la mesera se refería a Alonso. Rápidamente negó con la cabeza.

— No, ¿por qué?

— Es que los dos se miran de una forma especial —dijo eso y se fue.

Y eso coronaba el raro momento. No dijo más nada y se fue. ¿Qué? Luisa trató de ya no seguir pensando en eso y empezó a comer.

(…)

Los dos chicos se seguían mirando, cuando uno se percataba de eso y lo volteaba a ver el otro apartaba la mirada.

Con ______ todo era un revoltijo de sentimientos y nuevas sensaciones. Con Alonso eran las preguntas insistentes de sus amigos pidiendo una explicación a su comportamiento.
Y de lo único que sí estaban seguros aquellos dos, es que ambos pensaban que el otro es realmente lindo.

Hilo Rojo; Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora