❤ TU + YO = NOSOTROS ❤ #3.5

10. ❤ El peligro de las fiestas ❤

❤ 4 AÑOS ATRÁS (JACK) ❤

Aprieto con fuerza los botones del mando, cosa inútil porque aunque los apriete más fuerte no se va a mover más rápido el coche. Es una mala manía que tengo cada vez que juego a la Play. Y tengo por seguro que ya no me va a desaparecer. Scott mueve el mando por prácticamente todo el salón, igual cree que si lo mueve así, su coche va a girar por arte de magia. Puede que sí que lo piense. Es malo a la Play y le jode que yo siempre le gane. Y yo disfruto la hostia de ganarle. Como ahora. Estoy a punto de llegar a la meta y a él todavía le queda la mitad del recorrido. Puedo hasta dedicarme unos segundos de descanso para que no quede tan mal. Bueno, puede que la excusa sea esa, pero en realidad ese pequeño tiempo me la dedico a mirar a la hermosa chica que nos acompaña en el sofá. Sus piernas desnudas cruzadas en forma de indio, su móvil sobre uno de sus muslos para poder ver la pantalla y sus manos tocando su pelo. Está tan concentrada buscando puntas abiertas que ni se entera de que la estoy mirando. Cantidad de veces la observo en silencio mientras ella hace cosas tan simples y naturales como ahora. No sé, pareceré un acosador, pero me encanta mirarla. Es algo que sé que nunca me cansaré de hacer.

- ¡Que gano, que gano! - grita Scott a mi lado haciendo que vuelva mis ojos hacia la televisión. Mierda, me he entretenido mucho. De hecho, este idiota está a punto de ganarme.

- ¡Que te lo has creído! - grito de vuelta acelerando mi coche rojo, suerte que le había dejado muy cerca de la línea de meta.

- ¿Algún día ganarás, hermanito? - la voz de mi mofletitos se oye desde atrás, con cierto toque divertido, molestar a Scott la da la vida - Porque en la vida te he visto conseguirlo. ¿No crees que es bastante humillación?

- ¿Y tú algún día dejarás de ser tan tocapelotas?

- ¿Tocapelotas? Ni siquiera he empezado a tocarte las pelotas.

- Pues ni se te ocurra empezar.

- Igual empiezo porque hoy estoy bastante aburrida.

- Pues tócale las pelotas a este - Scott me señala - Que nunca lo haces.

- A este solo quiero darle abrazos - ella me mira con sus ojitos castaños y su carita linda, cosa que me deja totalmente dispuesto a ser su oso de peluche para que me abrace cada vez que quiera.

- Así me gusta - me pongo al lado de ella, atrayéndola a mi pecho con el brazo.

- Y, ¿a mí por qué nunca me das abrazos? - Scott lleva toda la vida peleando con su hermanita, son dos cabezones orgullosos que disfrutan demasiado el meterse el uno con el otro. Pero en ocasiones sí que se pone algo celoso por el exceso de cariño que me llevo yo de ella y de las pocas muestras de afecto que recibe él.

- Sí que lo hago - responde ella de mala gana. Es una gruñona adorable - Pero cada vez que lo hago me dices que me deje de mariconadas.

- O sea que, ¿yo soy maricón porque me dejo abrazar? - pregunto soltando una risa. ¿Soy maricón? Me la suda, a mofletitos la abrazaré siempre.

- No, pero es que a ella si no la paras se te pega como un chicle.

Que se pegue a mí con superglú si hace falta.

- Eres un puñetero celoso - sonríe divertida mientras se separa de mí y se abalanza sobre su hermano mayor. Scott se queja, más no hace nada por apartarse. Adora a su hermana, es evidente. Los dos la adoramos.

- ¡Ya! - grita con una sonrisa recibiendo muchos besos de ella - Madre mía cuando tengas novio, no le vas a dejar respirar - la palabra 'novio' ya me ha alertado todo el cuerpo. No. Ella no va a tener novio nunca.