11. ❤ Tú y yo bajo la luna ❤

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PRESENTE (JACK)

Yo creo que si el cielo existe, los ángeles que me recibirían tendrían el rostro de ella. Cada mañana que me despierto y lo primero que veo es a mi niña con los ojos cerrados, el pelo revuelto y los pucheros en sus labios, me muero de amor. Sí, ella cuando duerme, pone pucheros. Es que es preciosa, yo la veo preciosa esté como esté. La mayoría de las veces me despierto antes que mofletitos, ella es mucho más dormilona que yo. Me encanta mirarla hasta que por fin se despierta o la despierto yo de alguna forma especial que se me ocurra. Puede que hoy esté un poco nervioso y por eso mis ojos se han abierto mucho antes, llevo 22 minutos mirándola. Hace calor, por lo que si la abrazo, ella se va a despertar rápidamente. Teniendo eso en cuenta, estoy a su lado en la cama sin tocarla. Mi niña está boca abajo, agarrando la almohada y dejándome unas estupendas vistas de toda su parte trasera desnuda. No me extraña que se levante tarde, las noches se nos hacen muy movidas y acabamos agotados. No me preocupa, de hecho, si ella no consigue dormir porque no quiere parar de montarme, que no duerma nunca más en la vida.

Estamos de vacaciones en Tenerife, una pequeña y hermosa isla de España. Regalo de nuestra familia, ya que hace poco cumplí mis 25 primaveras. Por lo que, al recibir la información de que iba a pasar una semana en la playa con mi niña, fue el mejor regalo que me podían haber hecho. Es nuestro último día y no me quiero ir. No nos queremos ir. Tanta es nuestra admiración por este lugar que hemos hablado seriamente de ponernos a trabajar todo el verano por aquí, en algún bar de la playa. Además de que tenemos dinero ahorrado y no nos hemos gastado gran cosa. Nuestro día a día es estar en la playa, comer, visitar el lugar y hacer el amor. ¿Quién no querría pasarse toda la vida haciendo esto?

Me pego un mini susto al oír la vibración de mi móvil encima de la mesita. Le agarro rápido para que este sonido no despierte a mi niña, viendo que el remitente de la llamada es nada más ni nada menos que Scott. Cómo no. Salgo de la cama y me meto en el baño, sabiendo que lo que hable no se va a oír por el resto de la habitación.

- Hola, Scotty - le saludo con una gran sonrisa. Es una videollamada y no es el único que aparece en pantalla - ¿Cómo está este pequeñín tan lindo?

- Como siempre - este sonríe mirando al bebé que hay en sus brazos - No dejando dormir ni a papi ni a mami, ¿a que sí? - le habla a su hijo y este le mira con una sonrisa divertida - Dile hola al tío Jack, Noah - esta cosita tan pequeña hace ruiditos raros en cuanto me reconoce a través de la cámara.

- Así me gusta, pequeñín, que manejes al cabezón a tu antojo. Se lo merece por lo que le hizo a la tía Lila hace dos años.

- Oh, eso ha sido un golpe bajo.

- Qué va, te jodes. Que sé que me has llamado para tocar las narices, si no duermes tú, no dejas que nadie duerma.

- ¿Estabas dormido?

- No.

- Entonces, ¿qué me cuentas? Sabía que no lo ibas a estar.

- ¿Por qué?

- Tío, te conozco. No habrás podido pegar ojo - tapa los oídos a su hijo para que no oiga lo siguiente que va a decir - Y no solo porque habrás estado dándole toda la noche, si no por lo que va a pasar hoy.

- Tú en mi caso, también lo estarías.

- Y lo estaré, pero ahora estamos hablando de ti.

- Estoy cagado de miedo - admito.

- ¿Por qué?

- No sé.

- Mi hermanita no te puede amar más, no va a decirte que no.

❤ TU + YO = NOSOTROS ❤ #3.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora