Capitulo 3

2.4K 218 23
                                    

Regresamos a la camioneta y la señora Santana decidió sentarse en el asiento copiloto y para ser sincera me estaba gustando sentirla más cerca, maneje al rededor de hora y media cuando por fin llegamos a la residencia Santana.
-No puedo creer que te hayas ido sin mi-. Los gritos de la señora Santana se escuchaban hasta la sala desde la biblioteca.
-No pensé en ese momento mi amor perdón-. Se escuchó la voz del presidente.
-No, y es que tú nunca piensas cuando se trata de mi-. La voz de la primera dama se escuchaba cada vez más fuerte.
Decidí salir de la sala y me dirigí hacia la cocina, ahí se encontraba Valeria Huerta con una niña preciosa.
-Hola Maca-. Saludó Valeria mientras seguía dándole de comer a la nena.
-Que tal Vale, que preciosa niña-. Dije acercándome a ellas.
-Ella es Camila Elizabeth Santana López, hija de los señores Santana-. Dijo mirando con amor a la niña.
-Pero que linda eres Camila-. Dije acariciando su mejilla, y ella solo sonreía-. Te pareces mucho a tu mamá-. Dije siendo sincera, pues la nena aunque tenía el cabello y ojos claros, tenía muchas facciones de la señora Bárbara.
-Señorita Achaga, los señores quieren hablar con usted-. Dijo Angelica entrando a la cocina.
-Gracias, ahora voy-. Respondí.

-Señorita Achaga, quiero agradecerle por lo que hizo hoy por mi esposa en la balacera-. Comentó el presidente.
-Es mi trabajo señor, y lo volvería a hacer las veces que sean necesarias-. Respondí dirigiendo mi mirada a la señora Bárbara, pero ella no me miró.
-Señorita Achaga, puede comprender que después del atentado que tuvimos debemos reforzar la seguridad-. Me explico el presidente-. Así que necesitamos sus servicios veinticuatro horas al día, tendrá su día de descaso los domingos-. Explicaba-. Su sueldo será más generoso.
-Está bien señor, como usted ordene-. Respondí sin más ya que no me desagrada la idea de ver a mi señora sargento más tiempo.
-Bien, le agradezco mucho-. Dijo estrechando su mano con la mía-. Vamos amor, necesitas mucho cariño hoy-. Dijo refiriéndose a la primera dama-. Sentí una punzada en mi estómago cuando escuché eso.
Angelica me guió hasta mi nueva recamara la cual tenía todo lo necesario para mi era una habitación enorme, color blanco con toques gris, me gusta muchísimo.

NARRA BÁRBARA
Eran las once y un cuarto de la noche y yo aún estaba sentada al borde de la cama esperando a mi esposo, a diferencia de lo que le dijo a mi guardaespaldas, lo que menos me dio fue cariño, y terminó yendo a una reunión con unos amigos. Pensé en bajar por un vaso con  agua, después regresar a mi habitación, quitarme los jeans y la blusa que traía puesta para proceder a ponerme mi pijama de seda, y quedarme como estupida esperando a mi esposo. Decidí bajar por el vaso con agua, y cuando entré a la cocina me encontré con una Macarena aún vestida con jeans y playera tomando un vaso de leche.
-Macarena-. Dije y ella se sobresaltó.
-Señora Bárbara sucede algo?-. Preguntó acercándose a mi.
-No, tranquila-. Dije sentándome al frente de la barra.
-Le sirvo un vaso con agua?-. Preguntó
-Si, por favor-. Respondí y vi como se asombró por mi amabilidad, y debo confesar que yo misma me sorprendí-.Si Macarena sírveme un vaso con Agua-. Reafirme, solo que me ahorre la parte de "por favor". Ella sirvió el agua y me lo puso sobre la barra frente a mi.
-Le pasa algo señora?-. Me preguntó sentándose frente a mi.
-A veces la vida no es como la planeamos-. Dije bebiendo un poco de agua.
-Uy! Señora definitivamente no, yo siempre soñé con una vida como la de usted y míreme-. Dijo sonriendo un poco.
-¿Crees que ser la primera dama de México es una buena vida?-. Pregunte devolviéndole la sonrisa.
-Pues claro que si, mire nada más esta casa, sus vestidos tan hermosos, su hija tan bonita-. Dijo emocionada.
-Claro, de todos esas cosas que mencionaste lo único bello es mi hija-. Dije recordando la carita divina de mi hija.
-A mi se me hace que usted aún está triste por lo qué pasó-. Dijo buscando mi mirada que estaba perdida.
-Tal vez-. Respondí dirigiéndole la mirada-¿tú no eres de aquí verdad?-. Pregunte curiosa.
-No, soy de Argentina-. Respondió orgullosa-. Mar de plata, Argentina-. Dijo emocionada.
-Tú niñez debió haber sido muy linda junto al mar-. Respondí emocionada ya que yo amo el mar.
-Fueron los mejores años de mi vida señora, muy seguido visitábamos la playa con mis padres y mi hermano, pero a veces debemos sacrificar algunas cosas por lograr otras-. Dijo viéndome fijamente.
-¿Cuento tiempo llevas en México?-. Pregunte.
-Tanto tiempo, que ya me siento mexicana también-. Respondió y ambas reímos-. ¿Usted si es mexicana, supongo.
-Nací en el norte de la República, exactamente en Monterrey, en el estado de Nuevo León, también viví una niñez hermosa, es una ciudad maravillosa-. Dije sonriendo y recordando a toda mi familia que vivía allá

Su teléfono comenzó a sonar, y ella desvió la mirada a su pantalla.
-¿Sucede algo?-. Pregunte.
-No, me están invitando a un karaoke, pero ya les escribí diciéndoles que no puedo.
-No, Macarena vaya, mire que yo no voy a salir a ningún lado-. Dije levantándome del banco.
-Tengo una idea mejor-. Respondió acercándose a mi.
-A si?-. Pregunté cruzando los brazos.
-Por que no me acompaña señora Santana-. Dijo emocionada
-¿Qué?-. Pregunte sin entender.
-Si señora, usted necesita distraerse, y mis amigos nos están esperando en el karaoke-. Dijo tomando mis manos y debo confesar que sentí algo extraño en mi, pero se sentía bien.
-No puedo creer que me haya dejado convencer por usted de venir a este lugar-. Dije caminando detrás de ella entrando a un karaoke-Bar repleto de gente.
-Y yo no puedo creer que usted haya venido a un karaoke bar nocturno con gafas de sol y gorro de invierno-. Dijo sin dejar de caminar.
-Cómo cree que voy a dejar que la gente me vea aquí Macarena, por Dios mi esposo se infarta-. Dije asustada.
-Mire ahí están mis amigos-. Dijo ignorando mi comentario-. Bebecitas-. Grito a un grupo de cuatro chicas que estaban sentadas en una mesa. Tres de ellas corriendo abrazar a Macarena y ella soltó mi mano para responderles el abrazo. Mire a la única chica que se quedo sentada en el sofá lunch, y era una chica delgada y rubia, me preguntaba por qué ella no corrió hacia Macarena.
-Mariana-. Dijo Macarena refiriéndose a la chica que estaba sentada.
-Macarena-. Respondió ella levantándose del sofá-. Que gusto volver a verte-. Dijo abrazando a Macarena.
-Les presento a mi amiga-. Dijo Macarena soltándose del abrazo de Mariana y refiriéndose a mi-. Se llama...
-Elizabeth, mucho gusto-. Interrumpí ya que evidentemente no quería que supieran mi identidad.
-Un gusto Elizabeth-. Respondieron.
Nos sentamos en la sala lunch y las chicas pidieron una botella de tekila y una de vodka.
-Vamos Elizabeth bebe un poco de vodka-. Dijo una de ellas, Ana, se llama.
-Está bien-. Dije tomando un caballito y tomándomelo todo.
Pusieron un poco de música para bailar y yo ya me había bebido cuatro caballitos de tekila.
-Vamos a bailar-. Me dijo Ana y yo inmediatamente acepté sin dudarlo, la música era reggaetón antiguo y sonara ilógico pero la primera dama ama el reggaetón antiguo.
Ana y yo llevábamos tres canciones bailadas, me estaba divirtiendo cómo hace mucho no lo hacía, Ana tomaba mis manos y las pegaba a su cuerpo, y yo solo me movía al ritmo de la música.
-Alto, ya es hora del karaoke-. Escuche a Macarena decir por el micrófono y encima de la mesa en donde estábamos sentadas.

NARRA MACARENA
Tuve que interrumpir el baile, porque realmente no podía seguir aguantando lo que mis ojos estaban viendo, claro que no tengo derechos de aguantar o sentir nada porque la primera dama no es absolutamente nada mío, pero la imagen de Ana sobre la cintura de Bárbara no me agrada mucho. Quizá es porque quiero cuidar su matrimonio con el señor presidente ya que él paga mis honorarios, quizá es eso.
-Empiezo yo a cantar-. Dije saliendo de mis pensamientos.
-Ponme "todavía" por favor-. Le indiqué al DJ y la canción comenzó a sonar.
Comencé a cantar y a bailar sobre el escenario, llegó mi parte favorita de la canción y bajé de la mesa con dirección a la primera dama, la tome de la mano y la levante de su asiento, después la tome de la cintura y le cante viéndola a los ojos.
Ella solo sonreía y se mordía el labio inferior.

~No eres MÍA pero te quiero igual ~

-No tienes idea de lo bien que me la pasé Macarena-. Dijo la señora bajándose de la camioneta.
-Si yo sé que si señora pero ahora está un poco borracha-. Dije ayudándola a subir los escalones de la puerta principal de la residencia Santana.
-¿Borracha yo?, No Macarena, estoy feliz-. Dijo abrazándome y columpiándose sobre mi.
-Le voy a ayudar a subir a su cama señora-. Dije pasando su brazo sobre mi cuello y tomándola de la cintura.

Llegamos a su habitación, abrí la puerta y y su cama estaba vacía, agradecí por eso ya que no quería que el presidente se diera cuenta del estado de la señora.

-Siéntese aquí señora-. Dije sentando a la señora al borde de la cama.
-Dime Bárbara-. Dijo viéndome a los ojos.
-Bárbara-. Repetí devolviéndole la mirada.
-Le voy a ayudar a quitarse los zapatos-. Dije poniéndome de rodillas a la altura de sus zapatos-. Listo Bárbara ya le quite los zapatos, ahora la dejaré a solas para que pueda ponerse su ropa de dormir-. Dije levantándome y dirigiéndome a la puerta.
-Macarena-. Llamo Bárbara antes de que yo pudiera salir de la habitación-. Ayúdame a quitarme la ropa-. Dijo poniéndose de pie.
- ¿Qué?...

Hola chic@s aquí les dejo otro capítulo más, espero sea de su agrado, muchas gracias por leer. 🙏🏼

The first lady (BARBARENA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora