Capitulo 23

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Ciudad de México, México.

Narrador omnisciente.

La emoción no cabía en el alma de aquella chica ojiverde, estaba segura que este viaje sería único e inolvidable para La primera dama y su guardaespaldas... Y tenía razón, pues este viaje sería inolvidable.
Dos maletas repletas de ropa y la ojiverde se encontraban en la entrada principal de la residencia Santana en espera del chófer que la llevaría al aeropuerto.
-¿A donde va con todo ese equipaje?-. La voz era inconfundible. La ojiverde suspiró.
-Los señores me necesitan en Nueva York-. Respondió sin voltear.
-¿Y acaso usted va a arruinar el viaje de mi hija con su esposo?-. Interrogó la madre de la primera dama.
-Señora, yo amo a su hija-. Respondió la ojiverde volteando y quedando frente a la madre de Bárbara.
-Pero ella está casada, señorita-. Dijo viéndome fijamente.
-Esta casada con un hombre que no la ama, yque la maltrata -. Respondió la rubia con rabia-. No puedo creer que haya personas como usted-. Dijo fríamente-. Que prefieran que su hija sea infeliz el resto de la vida solo por las apariencias, apuesto que usted no sabe lo que es el amor, ni siquiera el amor de madre-. Dijo sin pensar.
-Usted no tiene idea de lo que está hablando, tengo tres hijos y los amo-. Su voz se quebró.
-Alguien que ama, lucha, alguien que ama defiende a pesar de todo y de todos, ¿cierto señora Elizabeth?-. Cuestionó la ojiverde-. Y evidentemente usted no hace nada de eso por sus hijos, principalmente por Bárbara-. Afirmó-. Usted y yo sabemos que su hija no es feliz con el presidente, nunca lo ha sido, yo no sé qué clase de corazón tenga usted para poder soportar ver tanto sufrimiento en su hija-. Dijo la ojiverde y salió de ahí para montarse en la Suburban color negra que la esperaba.

Manhattan, Nueva York, Estados Unidos.

El viento chocaba contra el bello rostro de la primera dama de México, el presidente hablaba frente a las cámaras mientras su esposa tenía los pensamientos perdidos en su guardaespaldas, su vista estaba fija en la entrada de aquel enorme y lujoso restaurante, nada de esto valía la pena, es decir, los lujos, el dinero, la fama, nada valía la pena si no lo compartía con la persona que realmente amaba, Bárbara López de Santana conocía perfectamente el miedo, y justo en ese momento lo sentía, sentía miedo de lo que su guardaespaldas provocaba en ella, era un miedo no malo, le encantaba sentir todas esas emociones, pues por primera vez una persona la hacía sentir especial, pero tenía miedo, miedo de las circunstancias, miedo de su padre y su esposo.
Bárbara continuó su camino hacia dentro del restaurante del brazo de su esposo, la gente los veía con gestos de amor, Bárbara se lamentaba una y otra vez ser parte de esta farsa...
-Bárbara-. Escucho aquella voz que tanto le desagradaba.
-Amelia-. Respondió cortésmente.
-Pero que alegría verte-. Respondió la señora sonriendo ampliamente.
-Lo mismo-. Respondió Bárbara.
-Pensé que vendría tu guardaespaldas, como siempre está pegada a ti-. Preguntó curiosa.
-Ese es el trabajo de los guardaespaldas Amelia-. Respondió Bárbara con una sonrisa fingida-. Veo que aunque ya no ejerzas aún aplicas el periodismo en tu vida diaria.
-Claro que no querida, solo fue un comentario-. Respondió nerviosa.
-No dejas de ser la gran periodista "Amelia Ventura"-. Respondió Bárbara sarcásticamente.
-Pues no tarda en llegar la gran Guardaespaldas de mi esposa-. Respondió él presidente sonriendo-. Debo aceptar que Macarena Achaga ha sido muy eficiente en su trabajo.
-¿Y porque decidiste que fuera una mujer la que custodiara a la primera dama?-. Cuestionó el prestigiado abogado Francisco Ventura.
-Fue una gran oportunidad para mi campaña, ya sabes las mujeres y su igualdad, más vale darles por su lado-. Respondió el presidente riendo.
-¿Entonces tu guardaespaldas si vendrá a Nueva York?-. Cuestionó Amelia.
-Si Amelia-. Respondió Bárbara sonriendo.
-Creo que fue buena idea de tu parte designar a una mujer para que pase todo el día junto a tu esposa, imagina haber designado a un hombre y después ser el presidente cornudo-. Respondió felizmente el abogado Ventura.
-Pienso en todo Francisco-. Respondió riendo el presidente.
-Bueno, a cómo están los tiempos ahora no estás exento de ser el presidente cornudo, imagina que tu esposa termine dejándote por su guardaespaldas-. Respondió Amelia riendo-. Y para rematar, es una mujer.
Francisco y Amelia Ventura reían fuertemente por el "chiste" que Amelia había hecho, Patricio tenía mirada de espada hacia Bárbara, su semblante era serio.
-Ríete Patricio, es una broma-. Logró decir Amelia entre risas.
-Si, claro-. Respondió Patricio riendo bajo.
-Bueno mi amor si eso pasa, entonces pídele a Bárbara que te de la exclusiva será de gran ayuda para tu carrera-. Dijo Francisco riendo.
-¡Basta ya!-. Dijo Bárbara alzando la voz.
-Bárbara tiene razón, sus chistes son de pésimo gusto-. Respondió Patricio tomando la mano de Bárbara.
-Somos amigos Patricio, solo bromeamos-. Respondió Amelia seria.
-Porque mejor no ordenamos-. Respondió Bárbara nerviosa.
-De todas formas mi amorcito sabe que ella y yo nunca vamos a separarnos-. Recalcó el presidente.
El silencio inundó la mesa, afortunadamente los meseros llegaron y el ambiente se volvió menos tenso, habían pasado ya las horas y los cuatro amigos seguían charlando, y bromeando.
-No me había dado cuenta de la hora-. Dijo el presidente un poco mareado por los tratos que traía encima.
-No es tan tarde-. Respondió Francisco.
-Es solo que tengo que ir por la guardaespaldas de Bárbara al aeropuerto-. Respondió Patricio poniéndose de pie.
-Cómo crees Patricio, estás en Estados Unidos no puede conducir así-. Respondió Amelia poniéndose de pie.
-No estoy borracho Amelia-. Respondió Patricio.
Y era cierto, no estaba en mal estado.
-Claro, pero tienes aliento a alcohol-. Respondió Bárbara poniéndose de pie también.
-No es conveniente que se vayan con Patricio oliendo a alcohol-. Dijo Amelia preocupada.
-Pero, ¿Quien irá por Macarena?-. Cuestionó Patricio.
-Yo iré por ella-. Respondió Bárbara inmediatamente.
-Esta bien, nosotros nos llevamos a Patricio-. Respondió Francisco.
-Gracias-. Respondió Bárbara tomando su su bolsa y saliendo casi corriendo de ahí.

Holaaaaa chicas bellas, aquí les dejo otro capítulo 🙏🏼 muchísimas gracias por leer y por sus bellos comentarios 🙏🏼🙏🏼  espero que este capítulo sea de su agrado.

The first lady (BARBARENA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora