Capitulo 8

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NARRA BÁRBARA.
Nuestros rostros estaban a escasos centímetros, podía escuchar su respiración acelerada igual que la mía, estaba nerviosa, peque mi frente a la suya y desearía estar así para siempre, me daba fortaleza, me daba paz.
-Quiero besarte-. Escuche decir a Macarena. Me tomo por sorpresa y no supe que decir.
-Mi niña-. Escuche la voz de Gaby por el pasillo. Y me separé inmediatamente de Macarena.
-Gabita-. Dije viéndola más cerca.
-Que bello verte mi amor te extrañamos mucho-. Dijo abrazándome -. Buenas noches-. Saludo a Macarena.
-Ella es mi guardaespaldas Gabita-. Dije presentándolas.
-Buenas noches, Macarena Achaga para servirle-. Dijo ofreciéndole su mano.
-Mucho gusto muchachita-. Dijo Gaby respondiendo su saludo-. Vine a ver si necesitaban algo-. Dijo emocionada.
-No Gabita muchas gracias-. Dije regresando nuevamente a mi habitación, quería seguir ahí, pero a la vez no-. Descansa Gabita-. Dije sonriéndole-. Hasta mañana Achaga-. Dije y cerré la puerta detrás de mi.
Que estaba pasando, porque estoy permitiendo estas confianzas con Macarena, es una empleada más Bárbara-. Dije para mi misma-. No tiene porque ser diferente con ella, porque permites que se acerque tanto a ti, hoy estuviste a punto de besarla, y ella quería besarte ¿ y tú querías besarla Bárbara?-. Volví a hablarme a mi misma. Definitivamente necesitaba desestresarme para poder dormir, así que decidí hacer lo que tanto amo.

NARRA MACARENA. (Leer con la música en multimedia)
Podía jurar que estaba escuchando a Los Ángeles tocando, mis oídos no podían dejar de escuchar el dulce sonido del piano, me preguntaba quien era el o la causante de que naciera mi gusto repentino por el piano.
Decidí salir y descubrir por mi misma de quien se trataba, caminé por el largo pasillo hasta llegar a la sala, pude notar las ágiles manos de una mujer que tocaba con el corazón, tenía los ojos cerrados y podía jurar que sentía cada nota  que tocaba, la melodía era hermosa, me recargue junto al muro que se encontraba justo a lado del piano, la mujer estaba tan perdida en su melodía que ni siquiera se dio cuenta de mi presencia, no quería que parara de tocar el piano, me reconfortaba me recordaba a mi madre cuando tocaba para mi cuando era una niña.
La melodía era romántica y sentimental, cada movimiento de sus manos sobre las teclas del piano eran reconfortantes para mi, vi como Bárbara abría sus ojos pero no dejó de tocar y agradecí por eso.
-Siéntate-. Dijo y yo obedecí. Me senté a su lado y ella dejó de tocar-. ¿Te gusta?-. Preguntó y me regaló una media sonrisa-. Hace mucho no lo hacía.
-Es hermoso, es perfecto-.  Dije sonriendo-. Pensé que era él mismísimo Beethoven-. Dije y ella rió.
-No lo hago tan bien, Patricio siempre me lo dice-. Dijo volteándose hacia mi.
-Pues con todo respeto no comparto la opinión de su esposo-. Dije viéndola a los ojos-. Sabes, mi madre tocaba para mi desde que nací hasta que tenía seis años, amaba el piano, después ella dejó de hacerlo y mi amor y gusto por el piano desapareció, nunca nadie lo hacía tan bien, hasta ahora que te escuche a ti-. Una lágrima corrió por mi mejilla-. Esta lágrima es de emoción, me hiciste sentir muchas cosas con tu melodía, gracias-. Dije limpiando mi rostro.
-Nadie había creído en mi, mi esposo dice que no sirvo para esto-. Dijo viéndole fijamente.
-Tú tienes la capacidad de hacer cosas hermosas-. Dije acercándome a ella. Y tomando sus manos-. Puedes ser todo lo que sueñas-. Dije acomodando un mechón de su cabello por detrás de la oreja.
-¿Aún quieres besarme?-. Escuché decir a la primera dama.
No respondí, e inmediatamente me acerqué más a ella, nuestras miradas se juntaron y podía ver ese brillo en sus ojos, baje mi mirada a sus labios, no sabía si su pregunta era un permiso hacia mi para besarla, o si me iba a dar una bofetada, mi vista se perdió en sus labios, tenía que arriesgarme, no podía más así que lo hice, junte mis labios con los suyos, eran los labios más suaves que había besado en mi vida, para mi sorpresa la primera dama respondió a mi beso, era un beso suave, y tierno, coloqué mi mano derecha sobre su cuello y ella colocó su mano sobre el mío, nos separamos por falta de aire, mire sus ojos y pude ver cómo corría una lágrima sobre su mejilla.
-Bárbara-. Dije y vi como salió de ahí.
Me dirigí hacia su habitación y toque la puerta.
-Bárbara-. Dije y no tuve respuesta-. Lo siento-. Dije tratando de abrir la puerta. No obtuve ninguna respuesta, me deslicé sobre la pared que estaba a lado de la puerta, no estaba arrepentida, de ninguna manera solo que tenía miedo, miedo de que Bárbara si estuviera arrepentida. No supe la hora que era hasta que logré conciliar el sueño y me quede dormida.

Hola chicas aquí poniéndome al corriente, muchas gracias por leer🙏🏼 espero que les guste el capítulo. ❣️

The first lady (BARBARENA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora