Maratón 1/3

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NARRA MACARENA.
Desperté por el fuerte ruido de la puerta de la habitación de Bárbara. Alce mi mirada y me encontré con una mirada triste, cabizbaja y demacrada, podría jurar que no había dormido en toda la noche. Nuestras miradas estaban fijas mutuamente.
-Lo siento-. Dije poniéndome de pie-. Yo...
-Nos vamos Achaga-. Dijo ignorando mis disculpas.
-Pero Bárbara, tenemos que hablar-. Dije confundida.
-La espero en el coche-. Dijo caminando y dejándome ahí.
Bufé y pase mis manos por mi cabello, caminé detrás de ella, llegamos a la camioneta y ella ya se encontraba sentada en la parte trasera, sentí un puñal atravesar mi pecho estaba tan acostumbrada a verla sentada a lado mío.
Subí en el asiento piloto, y me dispuse a manejar.
-¿A dónde te llevo?-. Pregunte viendo por el espejo retrovisor, y ella tenía la mirada perdida por la ventana.
-Al aeropuerto-. Dijo volteando a verme.
Yo solo asentí, asentí con dolor.
Maneje hasta el aeropuerto entregue el auto a la agencia correspondiente, Bárbara compro los boletos de avión, y ambas nos sentamos en la sala de espera, estábamos sentadas separadas por dos asientos entre nosotras.
Ella nunca me dirigió la mirada, solo estaba perdida en sus pensamientos, me sentía muy mal, yo de vez en cuando volteaba a verla pero no obtenía respuesta de ella.
Habían pasado ya dos horas, y nos encontrábamos en la Ciudad de México, otra vez.
-Se puede saber porque cambiaste de opinión-. Dije caminando hacia la salida del aeropuerto detrás de ella.
-No tengo porque dar explicaciones-. Dijo sin voltear.
-Tenemos que hablar Bárbara-. Dije poniéndome frente a ella.
-Por favor Macarena-. Dijo tratando de seguir caminando. Pero se lo impedí.
-¿Porque me tratas así?-. Dije tomándola de los brazos-. Tenemos que hablar de lo qué pasó-. Dije viéndola fijamente a los ojos.
-Macarena por favor, aquí no-. Dijo volteando a ver a todos lados.
-No me importa-. Dije alzando la voz.
-Claro, como usted no es la primera dama del país, un escándalo así y todo se viene abajo-. Dijo tratando de disimular ante la gente.
-Entonces te importa más el que dirán que lo qué pasó entre nosotras-. Dije y mi corazón se aceleraba cada vez más.
-No hay un nosotras Macarena-. Dijo desviando la mirada.
-¿Qué?-. Dije y sentí como las lágrimas corrían por mi mejilla-. ¿Y el beso?
-Fue un error-. Dijo y logré ver cómo una lágrima salía de sus ojos.
-¿En serio Bárbara?, ¿no significó nada para ti?-. Dije limpiando mi rostro con el brazo.
-Déjame pasar por favor-. Dijo empujándome levemente para abrirse camino.
-Mírame a los ojos y dime que no, que no sentiste nada, que fue un error, dímelo-. Dije tratando de buscar su mirada.
-Tu solo eres mi guardaespaldas, y yo soy la esposa de quien paga tus honorarios, eso es lo que somos solamente, la primera dama y su empleada-. Dijo viéndome a los ojos y pude ver un mar de lágrimas en los suyos.
Le abrí paso y siguió caminando no sin antes ponerse sus lentes obscuros y salir como si nada hubiera pasado.
-Pida un auto Macarena-. Dijo deteniéndose afuera del aeropuerto.
Yo no dije nada, solo pedí un auto por radio.
Pasaron alrededor de quince minutos y el auto llegó, ayude a Bárbara a subir en la parte trasera y yo subí en el asiento copiloto.
Quince minutos más y ya estábamos en la residencia Santana, no me gustaba nada estar aquí.
Baje del auto y el señor presidente estaba afuera de la casa esperando a su esposa.
Abrí la puerta trasera y Bárbara bajó, para mi sorpresa ya estaba maquillada y radiante como siempre, sonreír al verla, bajo del auto y me dedico una mirada, y después camino hacia su esposo.
-Hola mi amor-. Dijo el señor presidente tomando a su esposa por la cintura-. No pensé que regresarías tan rápido-. Dijo dándole un beso en los labios.
Por un momento pensé que mi corazón no podía destrozarse más, pero estaba equivocada, si podía destrozarse más.
-Hola mi amor, pues nada, te extrañe mucho-. Dijo Bárbara sonriendo de lado.
Sentía lágrimas en mis ojos, pero no podía dejarlas salir, me estaba costando mucho retenerlas, solo desvié mi mirada.
-Señorita Achaga-. Dijo el presidente en forma de saludo.
-Presidente-. Respondí de igual manera.
-Puede irse a descansar, yo más que nadie se lo que es aguantar a mi esposa-. Dijo tratando de ser gracioso-. Es un martirio ¿cierto?-. Dijo riendo y pude ver la decepción en la mirada de Bárbara.
-Claro que no señor, con todo respeto, pasar tiempo con la señora Bárbara es muy interesante-. Dije viéndola a los ojos.
-¿Le parece?-. Dijo sorprendido.
-Estoy segura señor-. Dije siendo sincera.
-Me alegra que le parezca así, me gusta mucho su trabajo y me siento tranquilo por la seguridad de mi esposa, así que creo que permanecerá mucho tiempo con nosotros-. Dijo sonriendo.
-Gracias señor, es un placer para mi-. Dije seria.
-De todas maneras puede retirarse señorita, hoy me voy a encargar yo de mi esposita-. Dijo besando la mejilla de Bárbara.
-Bien, con permiso-. Dije agachando la cabeza y caminando hacia mi habitación no podía ver una escena así, me dolía, me partía el alma.
Llegué a mi habitación y pude notar muchos globos en la pared, un cartel de bienvenida pegado en la cabecera de mi cama, me preguntaba quien había hecho todo eso por mi.
-¡Sorpresa!

¡Hola chicas! Les traje este pequeño maratón ya que hemos llegado a los 1k y quiero agradecerles de corazón 💓 sus comentarios, sus votos y sus vistas. Muchas muchas gracias por leer, espero este maratón sea de su agrado🙏🏼💕 gracias gracias gracias!!!!!

The first lady (BARBARENA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora