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Narra T/N

Dentro de unas semanas me harán la operación. Hay muchas posibilidades de que no sobreviva a ella. Realmente, ya no me importa.
Llevo una hora aquí, en una camilla del hospital, mirando a la pared, con un pitido en la cabeza, deseando que todo acabe.

Mandaron a Todoroki a su casa, con la escusa de que no me sentía bien. Realmente, no era así, solo que no quiero hablar con nadie.

Me tumbó y miro el techo. Mi cabeza da vueltas. Intento imaginar que arriba no hay cemento y puedo ver el cielo. Extiendo la mano, intentando alcanzar algo que yo no comprendo.

Si muero, me gustaría convertirme en una de las estrellas que iluminan la noche. Desearía brillar incluso en la oscuridad.

Cuando estás en el hospital con altas probabilidades de fallecer, tienes demasiado tiempo para pensar en la muerte. Llevo desde que he entrado aquí imaginando cómo debe ser.

Cuando a alguien le dicen que tienen un tumor en el cerebro y que están jodidos, la mayoría de personas lloran, se asustan, se vienen abajo.

A mí ya me da igual, solo quiero que acabe. Solo quiero que todo se termine y deje de doler.

He empezado a escribir en un cuaderno las cosas más importantes de mi vida. Las personas más importantes. Todos y cada uno de los detalles de la gente a la que amo. E incluso la que solo me es agradable también tiene su espacio en estas hojas.

Pero en la primera página hay una nota que dice que solo debo leer ese cuaderno cuando me sienta perdida y no sepa que hacer.

Si la operación sale bien, me veré sola ante un montón de desconocidos, asustada y sin memoria. Seré vulnerable. Por eso debo crearme un carácter. Ser más fuerte y no tener miedo. He de ser valiente y empezar de nuevo. Pero si en algún momento vuelvo a estar perdida, el cuaderno me ayudará a saber quién era, quién soy, y quién quiero ser.

Espero que todo merezca la pena.

De la nada, escucho un estruendo en el pasillo. Sonaba como si hubieran tirado al suelo un carro o algo. Espero que no haya pasado nada, aunque realmente a mi no me importa.

Estoy a punto de cerrar los ojos cuando alguien irrumpe en la habitación.

- ¡ESTÚPIDA! ¡NO PUEDES IMPEDIR QUE TE VEA, IDIOTA!

Me quedo helada cuando escucho su voz. Le miro sin creer que esté aquí. El pitido en la cabeza desaparece. Solo estamos él y yo.

Entonces llegan unos enfermeros he intentan llevárselo a rastras. Él lucha desesperadamente.

Me levanto como puedo, a pesar del dolor, y les pido que paren.
Todos se quedan quietos, incluido Katsuki, que no deja de mirarme.

Los enfermeros se van, y cierran la puerta tras de sí.

Estoy a punto de decir algo, pero él no me deja tiempo y se lanza a por mí. En menos de un segundo estoy entre sus brazos, y el miedo, la preocupación, la ansiedad y el estrés desaparecen.
Me siento segura, me siento bien. Solo a su lado.

Pero hay cosas que necesito saber.

Lo aparto de mí lentamente y, aunque al principio se niega, al final se resigna.

Le miró seriamente a los ojos. Él sabe que me tiene que dar respuestas.

- ¿Desde cuándo lo sabes?

- Lo descubrí el día del proyecto, me choqué con una caja y ahí estaba la tiara.

Pienso en que deje la caja en el suelo tirada aquel día.
Miro al suelo, asustada por la respuesta a la siguiente pregunta que voy a hacer.

- ¿Era real?

- ¿Qué?

- ¿Me querías de verdad o todo era un juego?

Él me mira de una forma que me hace temblar.

- Jamás vuelvas a dudar de que te quiero.

Y siento que por fin, el mundo encaja. Podría morir en este momento, pero yo ya he escuchado sus palabras, ya soy feliz.

- Ba... Bakacchan...

Él tiembla al escuchar el apodo y me abraza.
Le sujeto la cara y le miro a los ojos.

- Yo también te quiero.

En cuanto oye eso me besa con desesperación, y a mi me da la risa en mitad de ello.
Seguimos así durante un rato, hasta que le pido que se siente, porque debe saber lo que va a pasar.

No sé qué va a pensar.
No sé qué va a decir.
No sé qué va a hacer.

Solo quiero estar a su lado, pase lo que pase.

No te olvides de mí (Bakugou Katsuki y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora