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|Capítulo Narrado|

El primero de Septiembre llegó y la plataforma 9¾ estaba repleta se estudiantes que retomaban sus clases en Hogwarts, el expreso salía desde Londres a las once en punto, y el viaje duraba unas cuantas horas, ya que el castillo estaba oculto cerca de unas ruinas en Escocia para que ningún intruso pudiera si quiera acercarse.

Draco llegó a la plataforma en compañía de su madre, Narcissa quien caminaba con un paso distinguido y elegante.

— Draco, recuerda escribirme al menos una vez al mes. — Narcissa era una madre preocupada y le gustaba mantener la comunicación con su hijo durante el año.

— Sabes que siempre lo hago madre ¿Sabes de algo de padre? — preguntó el chico, ya que Lucius últimamente no pasaba mucho en casa y no había aparecido esos días por la mansión.

— Está algo ocupado hijo, pero tú no debes preocuparte, sólo debes concentrarte en tus materias — comentó su madre — no quiero volver a ver un supera las expectativas entre tus notas.

— No me regañes madre — se quejó el rubio.

— Este año te toca dar tus Timos Draco, debes destacarte entre tus demás compañeros.

— Si madre, bueno debo subir. — se acercó a abrazarla con cuidado. Draco sólo se mostraba afectuosos con su madre.

— Que te vaya bien este año hijo. — le besó en la mejilla y le acomodó la chaqueta de tela fina de color negro.
— Te quiero.

— Y yo a tí madre. — dicho esto Draco abordó el tren — su equipaje ya había sido acomodado en el tren por uno de los elfos domésticos de la familia Malfoy que los había acompañado hasta la estación.

Miró a su alrededor buscando alguna figura conocida entre la multitud de estudiantes que se agolpaba en el andén. Divisó a lo lejos a los Weasley y desvió la mirada, no tenía ánimo de molestar aún a la comadreja, ya tendría tiempo más tarde. Una vez dentro del tren, se dirigió al vagón de Slytherin donde su grupo de conpañeros ya estaban instalándose.

— ¡Draco! ¿Cómo estás? ¡Ya estabas tardando! — su compañera Pansy Parkinson fue la primera en arrojarse a sus brazos para saludarlo de una manera demasiado cálida.

— Parkinson, estoy bien. Asumo que tu también.

— ¡Oh claro! —contestó dándole una sonrisa coqueta.

No era secreto para nadie que entre ellos existía o había existido una relación que iba mucho más allá de la amistad, pero Draco había notado que Pansy quería algo mucho más serio, por lo que había decidido comenzar a ponerla a raya, ya que él no estaba interesado en ella en lo más mínimo. Menos para tener una relación seria, no quería ni imaginar a sus padres hablando con los Parkinson con el fin de arreglar su matrimonio.

Se sentó entre Vincent Crabble y Gregory Goyle, quienes siempre estaban junto a él a la hora de hacer bromas, burlarse del resto o de molestar a los estudiantes de Gryffindor, en especial a Harry a Hermione y a Ron.

— ¿Qué tal el verano Malfoy?

— Interesante. — le contestó a Goyle. No podía decir que eran sus amigos, ya que si lo fueran les habría podido contar acerca de las cartas que se había estado enviando con Marla, además de su cita con ella. — Hice cosas bastante interesantes y diferentes.

Sí, esa era la palabra. Diferentes, ya que el rubio estaba acostumbrado a pasar los días en casa o entre los amigos de sus padres.

Por otra parte, Marla y su padre Maxwell habían llegado corriendo a Kings Cross, por poco y no alcanza a traspasar la barrera, la noche anterior se había quedado leyendo un nuevo libro hasta tarde, por ende no había oído el despertador y toda su mañana se atrasó.

Querida Traidora [Draco Malfoy] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora