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—¿Y por qué no le escribís?

—¿Qué le voy a escribir, ma? —preguntó Gustavo arqueando una ceja—. "Hey, Nicole, soy Gustavo. Hace tiempo que no hablamos, pero vi unas fotos tuyas en las que obviamente te ves súper feliz y me tomé la libertad de escribirte para decirte que aún me gustas un poquito (pero es mínimo, porque básicamente te he olvidado) y que estaría fino que saliéramos a comer. ¿Qué te parece? Espero tu respuesta, besos".

—Por Dios, Gustavo, no tiene que ser tan elaborado. Sólo di... Hola.

Ellos habían hablado un par de veces luego de que ella se fuera a Chile, pero siempre hablaban una semana completa, y todo era perfecto, y de repente dejaban de hablar por uno o dos meses. Alguno de los dos dejaba en visto al otro, y la conversación moría hasta que alguno de los dos le escribía al otro.

Él lo pensó por un par de segundos, y luego hizo una mueca—. Na. No ando para eso. Lo que sentía se murió, porque ella se fue y le valió mierda lo que yo sintiera. Eso es lo que decidió ella, no la... —su celular vibró y le dio un vistazo a la barra de notificaciones. Era un mensaje de Jefferson—. Bebé, me voy. —se levantó y le dio un corto beso en la frente a su madre—. Tengo que llegar con Jefferson, porque hoy llegan las fresas que elegimos para el nuevo video.

El moreno había montado una historia en Instagram en la que invitaba a chicas jóvenes de Caracas a enviar DM para formar parte del video que se grabaría hoy. También harían una sesión de fotos, unas semanas después, con un fotógrafo reconocido.


***

—Victoria Tornatore, Yoxcely Chirinos, Eukaris Rondón, María Gabriela Machado... —Gustavo no pudo evitar pensar en la amiga de Nicole al escuchar "María Gabriela"—... Ivette Cardozo... —Jefferson iba presentándole a todas las chicas y él iba saludándolas con una sonrisa tímida.

Cuando terminaron, comenzaron a cuadrar las posiciones y qué haría cada una, mientras Jefferson hablaba con los del equipo técnico y probaban los equipos.

—Hola. —la morena lo tomó en medio de un bostezo, y Gustavo se cubrió la boca para no lucir grosero.

—Hey. —saludó sorbiendo su nariz y parpadeando repetidas veces para despejar las lágrimas que se le habían formado por bostezar.

Ella sonrió con ternura—. Yoxcely. —dijo extendiendo su mano hacia él. El moreno la estrechó sonriendo a su vez.

—Sí, nos presentaron hace rato.

—¿Cómo... estás?

Él hizo un puchero y asintió mientras fruncía el ceño—. Bien. —él sabía que la chica estaba tomando cualquier oportunidad para hablarle, y le dio el gusto—. Aunque todo esto de las pruebas de sonido y los posiciones y toda esa verga me carga estresado. Antes era solo prender la cámara y grabar. No había tanta habladera de paja y preparación.

—Sí, debe ser muy estresante todo lo que pasan. Aunque antes eran sólo ustedes y no tenían todo el equipo y la gente y la vaina. Y los conciertos deben ser súper agotadores.

—No te creáis; es una experiencia increíble, en serio. —él se rascó la ceja—. Pero es que...

—¡Soto, ya estamos listos!

Levantó la mirada para encontrarse con Jefferson que le hacía señas desde el otro lado de la piscina. Asintió hacia él—. Fresa... —estaba a punto de excusarse para irse, pero ella levantó las manos y sonrió.

—Tranqui, sé que tienes que irte. Tenemos que grabar, de todos modos.

—Sí, no es como que va a ser la única vez que vamos a hablar, ¿no?


***

Nicole pasaba su mirada por las fotos que había tomado. Cuando se había ido de Venezuela, ella notó que podría ocupar su tiempo haciendo otra cosa además de trabajar en la boutique en la que estaba. Inmediatamente pensó en la fotografía, ya que de pequeña siempre había querido hacerlo.

Había comprado una cámara, antes de la que le había regalado su padre, tomó un par de cursos y se consideraba una fotógrafa regular. Extrañaba la fotografía y sólo habían pasado dos semanas desde que había dejado de hacerlo, que era el tiempo que llevaba en Venezuela. Una a una las fotos que había tomado en Chile iban deslizándose de sus manos e iban cayendo en la mesa mientras ella las inspeccionaba.

La última foto era una toma de un monumento cualquiera en una plaza cualquiera. La diferencia era que el resto de las fotos eran sólo paisajes y ocasionalmente una que otra persona, pero en esa foto salía ella, abrazada a un Gustavo de dieciséis, ambos riendo. Ella tenía la cabeza ladeada hacia él y sonreía ampliamente con los ojos cerrados, y él la miraba a ella.

Ella no había tomado esa foto y aun así era su favorita.

—¿Ocupada pensando mucho?

Nicole se sobresaltó y volteó a ver a su madre parada en el umbral de la puerta de su cuarto. A veces se le olvidaba que ya no vivía con Maga, y no tenía toda la privacidad de la que gozaba antes.

—Ocupada pensando en estupideces.

Jenny se acercó lentamente a ella y retiró suavemente la foto de sus manos, sonriendo al verla—. Recuerdo este día. Tu padre tomó esta foto.

Y las había abandonado una semana después.

—Fueron nuestras últimas vacaciones en familia y yo me llevé a Gustavo. Lo siento, sé que debíamos estar sólo nosotros.

—No, mi amor. Él era tu novio y sé que querías hacerlo. A mí no me molestó, siempre me agradó Gustavo. ¿Y todas esas? —preguntó la mujer cabeceando hacia el resto de las fotos.

—Me enamoré de la fotografía en Chile.

En realidad, se había enamorado de la fotografía en su infancia, gracias a su padre. Creía que ese espíritu libre, aunado a su sentido del humor y encanto, era lo que había enamorado a Jenny. Tal vez por eso ella no lograba olvidarlo.

—Deberías hacerlo aquí también. Tengo una amiga que es sobrina de un fotógrafo famoso aquí, aunque no recuerdo el nombre. Podría hablar con ella para decirle que le pregunte si necesita una asistente o algo así. ¿Qué te parece?

La chica le dedicó una mirada de reojo a su madre y luego volvió su atención a la foto que sostenía en sus manos. Sí, suponía que era una buena idea. 

¿Cómo lo haces? «Big Soto»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora