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Gustavo dejó escapar una pequeña risa de incredulidad. Se supone que a ella no debería importarle eso, considerando que ella tenía pareja.

Después él era el tóxico.

Arqueó una ceja y presionó su lengua contra el interior de su mejilla derecha para evitar decir algo estúpido—. No voy a responder a eso, Nicole, y tampoco deberías estar preguntándolo. Si veo al tal Daniel le digo que estás aquí, que eso de dejar a las jevas solas no está bien.

—Daniel no es malo. —dijo ella al notar que él comenzaba a alejarse—. Él vino desde Chile para conocer a mi madre.

—Yo me vine casi que corriendo desde Margarita porque me escribiste un "Hola". Cancelé un show y todo. —Nicole se quedó callada—. Además, me dijiste que siempre viene de visita... por su madre. Pero, ajá, supongo que Chile está más lejos que Margarita. —Gustavo se encogió de hombros mientras hacía un puchero.

—¿Por qué siempre eres así? —preguntó ella antes de que él cruzara el umbral de la puerta.

—¿Ah?

—Eres un cuca-dependiente.

Gustavo alzó las cejas en sorpresa y su risa no se hizo esperar—. ¿Soy un qué?

—Siempre estás ahí rondándome, y de paso te haces ver como que eres el único que compromete lo que quiere, haciéndome ver como que yo no me comprometo en lo absoluto.

—Es que no lo haces, Nicole.

—¡Sí lo hago!

—Di una cosa que hayas hecho que no querías hacer o algo que pusiste en peligro solamente porque te lo pedí.

—Sí, como si tu carrera se fuera a venir abajo sólo porque te escribí que te devolvieras a Venezuela y te faltaba una presentación por dar.

—Bueno, Nicole, ¿con qué te has comprometido?

—Perdí mi trabajo por ti y no me importó, porque llegaste con tu carita bien lavada al otro día a susurrarme al oído que lo sentías. Tú sólo llegas y me sonríes y yo estoy derritiéndome y ¡maldición! Odio cuando haces eso, y haces esa sonrisa de lado que... ¡Esa! La estás haciendo justo ahora.

—Eso te pasa porque eres güebo-dependiente.

—No soy ningún güebo-dependiente. ¿Y se puede saber en qué te has comprometido, que no sea lo de Margarita?

—Toda esta mierda que tenemos es un compromiso para mí. —exclamó él, gesticulando alrededor—. Siempre he querido decirte cómo me siento. Quiero algo serio, quiero presentarte como mi novia, quiero que sea permanente. Quiero metértelo, maldición, muy duro. Sueño con esa mierda. Y yo sé que eso del compromiso es difícil para ti si se trata de mí, porque te fallé en el pasado. Pero también es difícil para mí, Nicole, ¿no entiendes eso? Y yo no sé qué más quieres que soporte.

—No tenéis que soportarlo. Andáte. Andáte, Gustavo. Vos y todos tus problemas se pueden ir muy al carajo. —dijo ella moviendo las manos hacia él como si le estuviera mostrando la puerta. Él suspiró y ella nunca esperó que Gustavo en serio se diera la vuelta y se fuera.

Su primer instinto fue correr tras él, eso era lo único que quería hacer. Quería decirle que la perdonara. Ella se quedó allí parada, indecisa por un momento, preguntándose por qué sentía tantas ganas de llorar.

Es que si esa "cosa" que Gustavo sentía por ella se esfumaba iba a ser lo mejor, ¿verdad? Sí, sabía que se harían daño.

Se harían daño mutuamente.

Nicole se apoyó de espaldas al barandal, y lo que la despertó de su ensimismamiento fue escuchar un equipo de sonido abajo. Se volteó y se asomó para ver la tarima ya montada y las luces ya encendidas.

La presentación iba a comenzar.

Nicole sabía que a él le atacaba la ansiedad antes de un show, no podía dejar que lo pasara solo. Tenía que disculparse ahora. Tenía que disculparse y decirle...

Un miedo denso comenzó a embargar su cuerpo de solo pensar en estar frente a él diciéndole lo que sentía y que la rechazara. Para ser sinceros, si Nicole fuera él también la rechazaría, porque parecía que ella sólo estaba jugando con sus sentimientos.

Sabía que nunca había dejado de amarlo, pero se sentía demasiado insegura para tener algo con él. Corrió dentro de la casa y bajó las escaleras, dirigiéndose al patio trasero donde estaba colocada la tarima. Al acercarse, vio a Gustavo cerca de las escaleras detrás del escenario, teniendo sus comunes nervios antes del show.

Sin embargo, esta noche se veía mal físicamente.

Ella comenzó a dudar en si hablar o no con él, pensando que podría añadir más ansiedad a su cuerpo. Cuando finalmente se decidió a acercarse, la morena con el pompón en la cabeza que se suponía era su novia se acercó y lo abrazó por atrás. Se puso de puntillas y le dijo algo en el oído. Él la miró por sobre su hombro y sonrió, luciendo un poco más relajado, y le susurró algo de vuelta.

Esa chica parecía hacerle bien a Gustavo, ¿por qué no se sentía feliz por él? Ya ella tenía a Daniel, ¿por qué no estaba feliz? ¿Por qué no estaba conforme?

Después de que la chica de los rulos se fue, los ojos de Gustavo se encontraron con los de Nicole entre todo el mar de equipos de sonidos y personas pasando. Él se chupó el labio superior y bajó la mirada para inspeccionar sus zapatos. El corazón de Nicole se retorció y las lágrimas picaron en sus ojos.

Ni siquiera podía mirarla.

¿Era el final?



Y este chiquitito, pq me voy a dormir. 

¿Cómo lo haces? «Big Soto»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora