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—No puedo ni ver. —exclamó Samuel entre risas, con un vaso con un líquido desconocido en su mano izquierda y su celular en su mano derecha, alzada para poder grabar todo lo que estaba pasando en el club. Dio un par de vueltas, mostrando su alrededor, y alguien le pasó un cigarro—. Estoy solo. Soolo, solito, solo. Me dejaron solito. —canturreó mientras aspiraba un poco del cigarro y se lo pasaba a quien sea que se lo había dado—. Solo, solito, so-¡Ah, aquí está Trainer!

El moreno llegó a su lado y se puso frente a la cámara, mostrando una sonrisa drogada, cerrando completamente los ojos.

—Mi amiguito Jefferson fue el único que me quiso. Soto no sé dónde está, Fer está por ahí con alguna mexicana, Jeeiph debe estar... Verga, no sé dónde está ese diablo. —soltó una estridente risa, a punto de caerse. Aun sonriendo, apagó la transmisión y comenzó a revisar tonterías—. ¿A dónde habías ido, pues? —le preguntó a Jefferson mientras ambos se sentaban en los pufs del área VIP.

—Me encontré con unos panitas y estuve hablando con ellos un rato. ¿Y vos?

—Yo me quedé aquí haciendo directos y tomando esta vaina. —levantó su vaso con el líquido rosado.

—¿Qué es eso?

—No tengo ni puta idea, pero está buenísimo. ¿Queréis probar?

Jefferson estuvo a punto de extender la mano para tomar el trago, pero luego hizo una mueca y negó con la cabeza—. Na, ya no tengo ganas de tomar. —se sentía mal, comenzaba a tener náuseas y sabía que tenía que parar un rato antes de volver a tomar—. Voy a ver si...

El moreno fue interrumpido cuando uno de los tipos con los que había estado comenzó a llamarlo desde la distancia. Él elevó la mano y arrugó la nariz, como preguntándolo qué quería, pero eso sólo hizo que el hombre manoteara con más ahínco, insistiendo en que se acercara.

—Me están llamando, ¿te quedas solo otro rato?

—Sí, no es como que he estado solo toda la noche. Qué tanto unos minutos más de...

—Fino, ya vengo.

Samuel cerró la boca de golpe cuando Jefferson desapareció entre el mar de gente dejándolo a mitad de la oración. Suspiró y miró a su alrededor, dando pequeños golpecitos al piso con su pie. La verdad, él también comenzaba a sentirse mal, pero no entendía por qué si no había tomado tanto.

Levantó su vaso y observó por unos segundos el contenido con el ceño fruncido. ¿Quién le había servido ese trago? No había sido Jefferson, y no recordaba haber estado con nadie más toda la noche. ¿Ese era siquiera su trago? No recordaba qué había estado tomando antes de eso, pero sabía que ese sólo vasito lo había vuelto mierda en minutos.

Y de repente el vaso comenzó a dar vueltas en su mano. Veía que se movía, pero su mano estaba quieta. Levantó la mirada buscando desesperadamente a Jefferson al notar que estaba a punto de desmayarse y que le habían llegado unas súbitas ganas de vomitar.

No estaba por ningún lado. ¿A dónde había dicho que iba?

Y sólo sabiendo la dirección en la que se había perdido, Samuel se levantó con todas las fuerzas que pudo y sólo caminó dos pasos hasta que el piso comenzó a acercarse rápidamente hacia su cara.

Se escuchó un estridente grito de una chica alrededor, que gritaba una y otra vez por ayuda porque Jeeiph había muerto. La música paró y los reflectores se encendieron, apuntando directamente al chico en el suelo.



***

—Contesta, contesta, contesta. —repetía Jefferson mientras intentaba esquivar a todos los autos que parecían querer entrometerse precisamente en su camino. Lanzó una exclamación cuando Alejandro contestó, dándole una rápida mirada a Samuel, que realmente parecía muerto en la parte de atrás del auto.

¿Cómo lo haces? «Big Soto»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora