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Finalmente estaba en Venezuela, no podía creer qué tan diferente se veía todo. Entre Daniel y ella habían fijado un periodo de visitas a las familias de cada uno, y ahora le tocaba a Nicole.

Al salir de la casa de su madre, la morena fue directo a la de Maga. Hacía un año y algo que no se veían, y no sabía cómo habían soportado tanto tiempo separadas. Le abrió la puerta Marianela, la madre de la rubia, y le dijo que ella seguía en su trabajo, y le indicó el camino hacia una farmacia en la que había comenzado hace un par de meses.

Cruzando la puerta de la farmacia, una efusiva chica saltó a sus brazos. Maga hizo una pequeña escena de felicidad mientras Nicole sonreía avergonzadamente al resto de las personas presentes. La rubia le dijo que salía del trabajo a la una de la madrugada, ya que era un establecimiento 24 horas y a esa hora era su cambio de turno. Y agregó que tenían que ir a rumbear a esa hora.

El problema no estuvo en encontrar a dónde salir a la una de la mañana y un taxi que las llevara y trajera, sino a la mañana siguiente cuando el celular de Nicole comenzó a sonar insistentemente a las diez.

Habían llegado hacían tres horas.

—Nicole, contesta tu mierda antes que la estrelle. —fue lo único que escuchó de Maga.

La chica suspiró y alargó el brazo hasta la mesita, sólo para darse cuenta que había dejado su celular enrollado en el pantalón que se había quitado cuando llegó, entre el sopor del alcohol y el sueño.

Maldita sea, esa mierda no podía estar pasando.

Con todo el esfuerzo del mundo se bajó de la cama y gateó hasta el otro lado del cuarto, tomando su celular para luego desplomarse junto a su pantalón.

—Aló. —musitó lo más claro que pudo, aún con los ojos cerrados.

—Nicole, ¿se puede saber dónde estás? Aquí está Daniel preguntando por ti, que lleva toda la madrugada llamándote y que tú no respondes. ¿Qué es lo que pasa?

Esos habían sido los mejores buenos días que le había dado su madre hasta ahora.

—Estoy a que Maga, y estaba durmiendo. ¿Por qué me estás llamando a esta hora?

—Son las diez de la mañana, niña. ¿Hasta qué hora piensas dormir? Y, de todos modos, tú llegas ¿y lo primero que haces es ir a que tu amiga?

No había sido la primera. Nicole había pasado todo el día con su madre, y luego fue a ver a Maga a las diez de la noche al saber que seguía trabajando. Sabía que su amiga debía estar pasando un mal rato al trabajar tantas horas y pensó que podría ir a animarla por un par de horas.

No había planeado irse de fiesta.

Y tampoco había planeado ignorar todas las llamadas de su novio.

Bueno, sí, pero no lo había hecho por mal.

—Yo después voy para allá, ¿sí? Deja que me bañe y eso.

—No, Nicole, aquí está el muchacho diciendo...

—Yo sé que ahí está Daniel, mami. Nada más decíle que estoy durmiendo y que vuelva luego. Yo voy cuando me despierte.

Nicole le había sugerido a Daniel que cada quien pasara tiempo de calidad con su respectiva familia antes de hacerlo juntos. Y es que ella pensaba que se le hacía demasiado difícil estar pendiente de él cuando estaba reencontrándose con personas que no veía hace meses.

Su mamá le dió otra mala contesta antes de que ella colgara. Después de que la mujer había abandonado a su último esposo, el idiota por el cual Nicole tuvo que mudarse de casa, se había vuelto algo necia. Ahora todo el mundo había cambiado, ¿qué estaba pasando?

¿Cómo lo haces? «Big Soto»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora