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(Reitero, para los malentendidos, los flashbacks irán en cursiva. Cuando vean que un texto comienza en cursiva y continúa así, es un flashback. Lov)

17 de septiembre del 2011

U.E.P Colegio Madre María

Gustavo divisó a su amigo sentado en una de las bancas de la cafetería, a un par de metros. De repente una conocida risa femenina le hizo girar a su derecha, y allí estaba ella. Marianna estaba sentada sobre la mesa hablando con otras dos chicas paradas frente a ella.

¿Sería prudente ir a presentarse con ella? ¿Y si lo rechazaba? ¿Y si no era tan amigable como parecía ser? ¿Y si...?

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando oyó un fuerte golpe a su izquierda. Una chica había chocado directamente contra uno de los muchos pilares de la cafetería. Gustavo notó que si hubiera seguido caminando sin mirar, él mismo habría chocado con el que tenía unos pasos más adelante.

Maldita cafetería y sus malditos pilares.

—¿Todo bien? —le preguntó él con una mueca, y ella asintió con los ojos aún cerrados y su mano en su frente.

Gustavo la tomó del brazo y la giró hacia él para examinarle el golpe; nada grave, pero estaba seguro que tendría un moretón por un par de días. Cuando ella volvió a girarse para seguir caminando, él notó algo:

—Tienes la etiqueta de la camisa por fuera.

—Metémela, pues. —respondió ella sin mirarlo, de la forma más inocente con la que alguien puede decir eso. Y sabía que no lo había dicho con doble sentido, pero la sonrisa de Gustavo no se hizo esperar.

—Verga, pero invítame un café antes, al menos. —bromeó él, haciendo que ella volteara a verlo con el ceño fruncido, sin entender—. ¿En serio? Nojoda, como que se te murieron unas neuronas con el golpe.

—Sí, me imagino. —ella aún tenía una mueca de dolor en su rostro cuando le extendió la mano al moreno—. Nicole, por cierto.

—Gustavo.

—Hey, ¿qué pasó, pues? —Alejandro se acercó trotando, dirigiéndose a Gustavo—. Llevo rato esperándote.

—Es que tuve que venir a rescatar a la fresa que estrelló la cara contra el pilar.

—¿Contra el pilar? Verga... Bueno, ¿nos vamos a sentar hoy o qué? Porque tengo hambre. Si quieres te sientas con nosotros. —se dirigió hacia Nicole con un encogimiento de hombros.

—Sí, así evito seguir chocando contra las cosas.

Ambos rieron y se dispusieron a caminar hacia la banca que Alejandro tenía apartada, y Gustavo volteó una última vez para buscar a Marianna, pero ella ya se había ido.

Otro día, tal vez.

Sin embargo, dos meses después, Gustavo seguía viendo a su crush desde el otro lado de la cafetería, como todos los días desde el inicio de clases. 

—¿Cuándo se supone que le vas a hablar? —preguntó Nicole intentando meterse un cuarto de hamburguesa en la boca, casi manchando su uniforme de liceo.

Gustavo se enderezó en su asiento, apartando la mirada de Marianna Abdalá, que estaba sentada a un par de metros de distancia hablando con sus amigas.

—De verdad, bro, ya van dos meses de clases. Van dos meses de verte viéndola de lejos. —agregó Alejandro, robándole a Nicole el cuarto de hamburguesa que le sobraba.

¿Cómo lo haces? «Big Soto»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora