Cap 8

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TP Ming

Mire fijamente al idiota frente a mi mientras esté engullía una bebida tras otra totalmente incómodo con lo que al parecer era mi presencia. No hacía ni más de una hora en la que había llegado al bar al cual P Beam me había invitado que P Kitt había comenzado a beber un poco demaciado para mí gusto.

Amigo si continúa así estoy seguro de que su cuerpo será 70% alcohol, en vez de agua!

¿Porque diablos bebé de esa manera?

— Mmm Ming.

Distraje mi mirada de P Kitt que claramente se estaba ahogando en alcohol y pose mis ojos sobre P Beam que me regalaba una extraña y escalofriante sonrisa. Sonrisa la cual me ha estado dando desde hace ya un mes, desde la primera vez que lo ví, e increíblemente esa sonrisa extraña me sigue perturbado.

— Si, P?

— Beam!

— Oh si lo siento.

Y otra cosa más. ¿Que diabalos pasa con este superior que insiste en que lo llame sin los honoríficos?. Al principio pensé que me estaba probando, pero ahora estaba insistiendo más de lo normal en que lo llamara solamente por su nombre y creanme que lo haría si tan solo el sujeto con la sonrisa escalofriante no actuará como un maldito chicle junto a mi.

Desde hace ya un mes que me los he estado cruzando a ambos y creanme que el amigo de P Kitt es un poco demaciado bueno conmigo. Al punto de que incluso puedo decir que esto podría ser considerado como un acoso.

— Se que te cuesta un poco, pero no tengas miedo puedes llamarme por mi nombre. Te lo he dicho muchas veces.

¿P Kitt acaba de chasquear su lengua?

Mire tontamente ante el repentino chasquido que había emitido P Kitt ante las palabras de su amigo. El continuaba bebiendo, recostado un poco demaciado cómodo sobre el pequeño sofá de la zona vip y al parecer su estado demaciado ebrio ya ni siquiera controlaba el nivel con el que emitía ciertos sonidos de disgusto.

Bueno al menos no soy el único que la pasa mal.

Al principio crei que toda esta extraña coincidencia de cruzarmelos en los cines, la facultad, en el campus e incluso en el bufete de ingeniera era pura y extraña casualidad. Pero esa idea se alejó un poco demaciado de mi cuando los cruces cada 2 o 3 días se volvieron extrañamente frecuentes. Tan frecuentes que ya los veía a diario y más de una vez el mismo día.

Te creería si me dijieran que solo veo a P Kitt o a P Beam, pero ¿a ambos? ¿al mismo tiempo?

¿Acaso están pegados con alguna clase de súper pegamento?

Realmente no se qué pensar ante toda esta situación, ya que al principio pensé que todo era parte de alguna clase de broma por parte del diablo. Pero las constantes miradas de odio y el disgusto reflejado en la cara de Kitt en cada uno de nuestros extraños encuentros me decía completamente lo contrario. Incluso hasta ahora me sigo preguntando el porque acepte salir con ellos cundo ambos nos odiamos y claramente deseamos que el otro no exista. Pero bueno, también debo admitir que ver su cara de disgusto llena ese pequeño espacio en los cuales el caía en todas y cada una de mis bromas. Bromas que hacía un mes ya habíamos dejado de hacernos mutuamente por la tan dichosa tregua.

— Lo se P, solo necesito acostumbrarme.

— Lo se.

Sentí un extraño escalofrío recorrer mi espina al sentir su mano recorrer mi espalda junto a su sonrisa ya patentada hacia a mi. Por consiguiente carició suavemente mi mejilla, al mismo tiempo que yo lo miraba con cierta duda.

¿Porque diablos el sujeto está tan cerca?

¿Es más, en qué momento paso mágicamente a mi lado, cuando hace unos segundos estaba sentado al lado de P kitt?

P Beam clavo sus ojos en mi con una cierta intensiadad, mientras nuestra distancia poco a poco se iba cerrando. Increíblemente yo quedé petrificado incapaz de moverme mientras el aún continuaba cortando nuestra distancia hasta que el sonido bastante fuerte de su teléfono lo hizo alejarse de mi..

¡¡¡Gracias a Dios.!!!

— Maldita sea, debo irme.

El miro de manera repetida a P Kitt que ahora se encontraba medio inconciente en el pequeño sofá. Como si dudará en dejarlo en este lugar o si llevárselo con el.

— Ammm, Ming ¿Puede encargarte de Kitt?

— Eh?

— Realmente tengo que irme. Por favor asegúrate de llevarlo. ¿Si? Chau me tengo que ir.

Increíblemente no espero a mi respuesta que prácticamente salió volando del lugar dejándome completamente solo con un ebrio e inconsciente P Kitt.

¡¡Oh mierda.!!

Se supone que el es mi niñero, no al revés.

Dude por un momento en si dejarlo tirado ahí a su suerte mientras lo veía acomodarse sobre el sofá. Pero vamos no soy tan malo, así que sin pensarlo demaciado lo tome de su cintura y lo ayude a parerse haciendo que se apoyará sobre mi cuerpo. Pasando su brazo sobre mi hombro y mi mano apoyándose levemente sobre su cintura para evitar alguna caída.

Aunque si lo dejo caerse ahora podría reírme un rato.

No, eso sería demaciado.

Lo reconsidere por un breve momento pero luego de unos pequeños segundos decidí que lo mejor era burlarme de el cuando esté sobrio. Así que sin más lo arrastre hasta mi auto y lo coloque en el asiento tracero. Tirandolo cual costal de papas. Estaba a punto de dejarlo así, pero el maldito grillo de la conciencia me grito que no debía hacer eso.

Esperen, ¿grillo?

!¡¡Maldita sea.!!

¿Que soy ahora, Pinocho?

Maldito Kitt el y sus estúpidas bromas.

Rebolee mis ojos y sin más me incline y acomode su cuerpo en el asiento mientras trataba de abrochar su cinturón, ya que P Kitt aún estando muy ebrio no se dejaba enganchar al asiento.

— Idiota quédate quieto.

Rápidamente su cuerpo dejo de moverse por lo que levanté mi mirada para encontrarme con sus ojos muy abiertos mirándome fijamente. Seguramente preguntándose que es lo que yo estaba haciendo. Y creanme que comprendo su mirada porque yo también lo vería de la misma manera si viera a mi enemigo tratando de atarme con lo parece ser una soga. Su mirada continuo posada sobre mi por unos largos segundos hasta que finalmente las palabras salieron de mi boca para hacerle saber que no intentaba matarlo.

Al menos no ahora.

— No me mires así, yo....

No termine, bueno ni comence mi explicación que lo ví acercarse un poco demaciado a mi quedando a tan sólo unos pocos centimetros de distancia. Su rostro y el mío estaban demaciado cerca hasta el punto que podía sentir el dulce olor a alcohol emanar de el y tan rápido como un flash y antes de poder reaccionar el arrebato los últimos vestigios entro nosotros y unió sus labios con los míos.

Esto Es La GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora