23. Una segunda oportunidad

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Mimi y Ana se encontraban en la oficina del director Guix, y éste no hacía más que decir la misma frase, una y otra vez:

—¡Me encanta!

—Sí, eso está claro, lo lleva diciendo durante quince minutos—Mimi dejó de recargarse en aquel gabinete—Y si me disculpa, hace un buen rato que las clases acabaron y tengo que ir a hablar con el profesor Coleman—salió de ahí.

A unos cuantos metros del aula de historia se encontró a Laura.

—Pensé que ya te habías ido.

—Tenía que advertirte.

—¿Sobre qué? ¿Qué ha pasado?

—Matt te va a pedir que le des una segunda oportunidad.

—¿Cómo lo sabes?

—Se lo ha comentado a Roi, así que tienes que irte rápido.

—No puedo, tengo que hablar con el profesor Coleman.

—Pues date prisa, mientras tanto yo intentaré entretener a Matt en el campo de fútbol.

La castaña se fue corriendo y Mimi entró en la clase donde se encontraba el señor Coleman esperándola.

—Disculpe por la tardanza, el director quería hablar conmigo.

—Pase, señorita Doblas—le indicó el hombre pelirrojo de casi cuarenta años.

—Señor Coleman, tengo algo de prisa, ¿lo molestaría...?

—Esto será rápido—la interrumpió—Ya tengo el resultado del examen que hizo ayer.

—¿Y qué tal?—sonrió cínicamente, sabiendo que no le había ido nada bien.

—Lamento decirle que va a suspender el semestre—la sonrisa de la rubia fue despareciendo poco a poco. Estaba claro que no esperaba que le hubiera ido tan mal.

—Perdón, ¿qué ha dicho?

—Estás a punto de suspender, a menos—hizo una pausa.

—¿A menos?—lo apremió.

—A menos que apruebe el próximo examen, pero para hacerlo tendrá que conseguirse un tutor para que le ayude.

—Bien. ¿Cuándo es ese examen?

—Dentro de una semana.

—De acuerdo, ¿ya me puedo ir?

Él asintió.

¡Maldición! ¿Dónde diablos iba a conseguir a un tutor de historia? No conocía a nadie que fuera bueno en esa asignatura y lo necesitaba con urgencia, si quieres ir al Royal College of Art debía obtener buenas cualificaciones.

Pero como si ya no tuviera suficientes problemas, al lado de su coche se encontraba Matt.

—Hola—le saludó con una encantadora sonrisa.

—¿Qué haces aquí? Apenas permaneces en el instituto durante el horario de clase, ¿y ahora te quedas cuando ya ha sonado el timbre?—intentó bromear.

—Tengo que decirte algo muy importante.

Ella tragó saliva.

—¿A-ah sí?

—Sé que fui un idiota y quizás aún lo siga siendo, pero tú eres testigo del gran empeño que estoy haciendo por cambiar...

—Y lo estás haciendo muy bien, Matt. Ya no te has metido en problemas, y no has faltado a ninguna clase en este último mes.

—Todo eso es por ti, Mimi—cogió sus manos entre las suyas—Yo te amo, siempre lo he hecho. Sé que no lo merezco, pero me encantaría que me dieras otra oportunidad. ¿Qué me dices?—otra vez aquella sonrisa, que era capaz de robarle el aliento a cualquiera. Lastimosamente, ya no surtía efecto en Mimi.

—Yo...—antes de que pudiera decirle algo más, una voz la interrumpió.

—Doblas, dejamos un tema pendiente. Así que entre de nuevo a mi clase.

Mimi debía admitir, que amaba cuando Ana hablaba de esa forma, tan autoritariamente.

—Matt...—él asintió.

—Hablamos luego—él entendía que debía darle un poco de tiempo para que tomara la mejor decisión, y eso haría.

Ana y Mimi caminaron juntos de vuelta al instituto.

—Bien, espero tu agradecimiento.

—¿Por qué?—frunció el ceño sin entender nada.

—Por lo que acabo de hacer. Te he salvado de una situación incómoda.

—Yo lo tenía todo bajo control.

Ambas se detuvieron en la puerta, al ver que Matt ya se había ido.

—Sí, claro, estabas a punto de desmayarte.

—¿De verdad tiene algo que decirme o sólo era una excusa?

Ana no le contestó, entonces ella se giró para salir por la puerta, cuando sintió aquel fuerte agarre en su brazo.

—¿Qué?—la miró directa a los ojos.

—El concurso es mañana a las 8. Llega temprano—y la soltó del agarre.

La Profesora (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora