-Capítulo 6-

986 48 5
                                    

-Narra Sofia-

Entramos y le ofrecí el plato de spaghetti que Nath no comería esta noche y lo aceptó. Al parecer estaba hambriento. Mientras él cenaba, hablamos de muchas cosas, pero casi todas apuntaron a nuestro hijo. Preguntó por Manuel. No volví a hablarme con él, por más de que intentó hacerme dar cuenta que sus intenciones no eran malas. Sobre mi hermano, le surgió un buen trabajo en Nueva York, luego de algunas vueltas, lo aceptó. Ahora está casado con Catalina y tienen dos preciosas hijas. ¿Nacho y Julieta? Bueno, perdí el contacto con mis mejores amigos, simplemente, tuve que dejar la universidad, dejamos de vernos, de hablar y bueno, dejamos de ser amigos. Es triste, lo sé. A veces los extraño. Pero tengo un nuevo mejor amigo, Camilo es un gran amigo y un apoyo incondicional.

Le di a Mateo, maletas cargadas de sus pertenencias y se la di

Sofia: Te debo tu polo favorito y el auto -dije-

Mateo: ¿Los vendiste?

Sofia: No, los tiene Nathan en este momento

Mateo: Sí, bueno, no te preocupes -dijo él- tomaré un taxi. Pero ¿conoces algún hotel en el que pueda quedarme?

Sofia: Lo más barato que conozco es uno a diez cuadras de aquí

Mateo: ¿Mi departamento?

Sofia: Está alquilado, lo siento, pero apenas se desocupe, será tuyo -sonreí-

Mateo: Bueno -dijo y suspiró- uhm... dile a Nathan que ya no tendrá que trabajar más -dijo y escuché atenta- ya conseguí un buen trabajo en una empresa multinacional

Sofia: ¿Cómo hiciste? ¿Aceptan personas que hayan estado presas?

Mateo: Contactos, Sofia, todo se trata de eso –reí- bueno, será mejor que me vaya, es algo tarde

Sofia: ¿No te quedas? Aunque sea esta noche, o un rato mas -él me miró atento y dudoso- por favor –insistí-

Mateo: Bien, bien, quizá pueda quedarme un rato -dijo y rió suavemente-

Volví a abrazarlo. Pero necesitaba más que eso. Me separé levemente y me puse en puntitas de pie para alcanzar lentamente su boca. Nuestros labios se rozaron lentamente y extrañaba tanto estar así con él. El bajó un poco su cabeza para poder unir por fin nuestras bocas. Movimos las mismas al compás de una canción silenciosa. Rodeé mi cuello con mis brazos y él hizo lo mismo con mi cintura. Necesitaba mucho hacerlo con él. Cuando nuestras lenguas se juntaron, ambos sentimos la adrenalina, que nos empujaba a caminar a ciegas hasta un lugar más cómodo.

Me alzó y se sentó, conmigo encima, en la suave cama. Pasé mis manos por debajo de su poleron, sin quitarlo. Sus marcados abdominales me hacían volver loca. No pasó mucho tiempo hasta que le quitase esa prenda que se estaba volviendo incomoda. Su piel ardía al descubierto. Me apretó contra él y me recostó suave y lentamente sobre la cama.

Mientras con una mano, masajeaba mi muslo izquierdo, con la otra, masajeaba mi torso por debajo de mi pijama. Poco a poco se fue deshaciendo de mi polera. Pero en ningún momento dejamos de besarnos. Y así quería que sea. Masajeó mis pechos por debajo de mi corpiño, pero terminó por quitármelo. Mientras introducía uno de mis pechos en su boca, con su otra mano, masajeaba el que estaba libre.

Luego de un rato de jadear por el placer que Mateo me provocaba, cambió de pecho. Seguimos un rato mas, mientras él jugaba con mis "delanteras" yo acariciaba su erecto miembro por arriba de sus pantalones. Se apartó de mi pecho y continuó besándome. Desabroché los botones que aseguraban su pantalón y los bajé, pero para eso, necesité ponerlo debajo de mí. Cuando sus pantalones terminaron en el suelo, o en alguna parte, miré su bóxer abultonado. Quise sacárselo de un tirón, al parecer, o me leyó la mente, o me adivinó la jugada porque él solito se deshizo de ellos. Tomé su miembro pero me frenó.

Mateo: Hoy déjame a mí -dijo con la respiración agitada-

Lo miré sin decir nada, me posó debajo suyo y paso la punta de su miembro por mi feminidad. Me estremecí al sentirlo. Con su miembro acarició mi clítoris. Olas de éxtasis recorrían mi cuerpo. Pero tenía que frenarlo.

Sofia: El doctor me dijo que otro hijo podría acabar conmigo -dije con voz entre cortada, él me miro atento- sabes a lo que me refiero

Él asintió y busqué en mi cajón un sobre con protección

Mateo: ¿Para que los tienes? ¿tienes un novio del que yo no sepa? -preguntó con desconfianza-

Sofia: Simplemente sabía que volverías -sonreí y lo besé apasionadamente-

Kriptonita -Mateo Palacios y Sofia Pevensie (2da temporada)- FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora