-Capítulo 10-

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-Narra Mateo-

Sofia: Mateo, muéstrale tu pierna derecha a nuestro hijo –ordenó, me bajé un poco los pantalones hasta que la herida se hizo visible– Tu crees que tu padre nunca hizo nada por ti, pero esto -dijo y señaló la cicatriz del disparo- lo recibió por salvarnos, Nathan. Tu padre dio la vida por nosotros.

Nathan no mostraba expresión. Acomodé mis pantalones.

Mateo: Olvídalo Sofia -dije e intenté salir por la puerta, pero estaba cerrada. La miré. Ella me enseñó la llave-

Sofia: Ninguno se va hasta que resolvamos esto

Nathan: No hay nada que resolver, él no es mi padre, él no es parte de mi vida, que él siga su camino y yo el mio, por separado, como lo fue siempre -me acusó Nathan- Quiero que te largues de aquí.

Mateo: ¿Sabes? Está bien Nathan, me alejaré de ti, pero solo quiero que sepas que si yo hubiese tenido la oportunidad de tener un padre que se preocupara en mi, juro que no lo hubiese dejado nunca. Yo me crié solo y sé lo que no es tener un padre -el castaño me miraba atento, al igual que Sofia- y se que lo que dices lo dices por bronca. Sé cómo te sientes y sé que sientes un vacio que crees que superaste, pero no. Tu no sabes lo que es estar solo. No sabes que es no tener nada. Así que lo único que voy a pedirte, es que quieras y cuides a tu madre. No te pido que me quieras como a un padre -lo miré serio- te pido que comprendas que estoy aquí para ti y para tu madre. Y siempre lo estaré –Sofia me miraba con ojos llorosos, Nath no tenía expresión alguna- Sofia, abre la puerta, no quiero seguir siendo parte de esta conversación, por favor -dije y ella asintió, la despedí con un beso en la frente y me fui-

A veces me pregunto, ¿para qué volví? Siento que arruino la vida de mi hijo, quizá lo único que debo hacer es influir en lo económico y solo eso. Llegue a "casa" y me tiré a dormir

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-Narra Nathan-

No pude pegar un ojo en toda la maldita noche, las palabras de Mateo no me dejaban dormir. ¿No tuvo padres? Eso debió ser duro. Mamá no volvió a hablarme desde entonces, se encerró en su cuarto y no dejó que ni el aire entrara.

Necesitaba hablar con alguien. Ashley era mi mejor opción. Fue así que por la mañana, salí en su búsqueda. Fui a su casa, sabía que sus padres no estaban. Toqué el timbre y ella me atendió. Le conté lo que había pasado, ella me escuchó atenta.

Ashley: ¿Por qué lo trataste así? -preguntó indignada-

Nathan: No lo sé, solo me salió así -dije-

Ashley: Escucha, necesitas dejar de lado tu maldito orgullo y preguntarles que fue lo que sucedió

Nathan: ¿Eso es todo? ¿eso es tu consejo?

Ashley: Es lo que tienes que hacer -La miré directo a los ojos, tiene razón-

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-Narra Mateo-

El timbre sonó y dejé el diario para ver de quién se trataba

Mateo: ¿Sofia? -me sorprendí-

Sofia: Hola -sonrió dulcemente-

Mateo: ¿Cómo sabes donde...?

Sofia: Camilo... -dijo y asentí- Lamento lo de anoche -dijo cambiando de tema-

Mateo: No fue tu culpa -dije-

Sofia: Pero me siento culpable, Mat...

Mateo: Pues, ya no te sientas así, no lo eres -Me miró a los ojos por un rato-

Sofia: Te extraño, Mateo -dijo y corrió a abrazarme-

En ese momento sabía que no había nada que pudiera amar mas. Caminaba mientras yo hacía lo mismo, pero para atrás, arrancó mi camisa de un tirón y tuve la necesidad de hacer lo mismo con su polerón. Me senté en la cama, con ella arriba y comencé a sacarle su remera. De no ser por falta de aire, ninguno se hubiese separado. Con un empujón me tumbó en la cama y ella sola comenzó a quitarse su polera. Yo la miraba con una sonrisa de punta a punta. Se quitó su pantalón y quedó solo en ropa interior. Masajeó mi, ahora, hinchado miembro por encima del pantalón. Me estremecía ante sus movimientos. Quería mas. Ella pareció notarlo. Arrancó el pantalón de mi cuerpo, al igual que mi calzón y tomó mis miembros entre sus pequeñas manos. Lo masajeó por un rato hasta introducirlo dentro de su boca. Me estremecía al sentir como subía y bajaba, dejándolo empapado, como a mí de éxtasis. Mientras ella seguía con lo suyo, yo buscaba a ciegas un preservativo en mi cajón.

Al encontrarlo, se lo tendí. Ella lo puso delicadamente en mi miembro y ya era hora de cambiar de posición. La puse debajo de mí y entré en ella sin más rodeos, empezó siendo lento, ella gemía a cada entrada. Luego, el éxtasis se apoderó de mí y necesitaba darle más velocidad, ella no dejaba de gemir mi nombre y eso me excitaba aún más. "Te amo" susurré a su oído, sabía que estábamos llegando al clímax de la situación. Cuando pasamos ese momento, bajé en picada la velocidad, pero no quité mi miembro de su interior. No dejábamos de besarnos y desde que penetré en ella, hasta ahora, no había dejado de clavar sus uñas en mi espalda. Era un dolor tan... lindo.

Mateo: ¿Te dije alguna vez cuanto te amo y lo orgulloso que estoy de ti? -pregunté y volví a entrar en ella, arqueó su cuerpo contra el mío-

Sofia: No lo sé -dijo con poco aire a causa del éxtasis- ha pasado mucho tiempo

Mateo: Te amo más que a mi vida -dije y la besé otra vez- y estoy tan orgulloso de todo lo que hiciste, mi cielo -Me sonrió y sonreí, sabía que no había otro lugar en el que quisiera estar en ese momento-

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-Narra Nathan-

Entré al instituto, sin ganas, tratando de esconderme de todos, hoy no quería problemas, no con lo de anoche. Por una parte me sentía sumamente culpable. Pero por otra parte, mi orgullo me decía que lo que hice fue lo que tenía que hacer. Pero raramente siento que le estoy complicando la vida a mi mamá, al parecer lo ama, pero no confío en él, ni por casualidad.

Luego de eternas horas de clases, busqué mi comida y una mesa en el receso, encontré una contra la ventana, sola y aislada. Fui hacia ella.

Me senté y desenvolví el sándwich que me había preparado en casa hace un tiempo. Me distraje por unas risas que venían de a lo lejos. Cameron y sus falsos amigos riendo como hienas. Pero me detuve en otra pequeña figura, Ashley, sin expresión, me miraba. Ojala se parara el tiempo y pueda correr a ella, abrazarla, besarla, juro que lo haría. Pero va a ser raro que se pare el tiempo.

El salón de clases se vació, la única que quedaba era Ashley, y aproveché para acercarme, pero un mensaje en mi celular me sacó de mis pensamientos. "Te aconsejo tener cuidado, estoy observándote" de un número desconocido. Miré para todos lados, solo vi una silueta a lo lejos, un hombre vestido de negro...

Kriptonita -Mateo Palacios y Sofia Pevensie (2da temporada)- FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora