Al cabo del paso de los días terminé esperando, en el puerto de Santa Marta, la llegada del portaaviones de la escuela de tipología alemana. Los tres, Mikaela, Daniel y yo, nos encontrabamos en el mismo lugar. Expectantes de nuestras nuevas vidas en altamar con gente de diferentes países al nuestro.
-¿Ustedes para dónde van? -Pregunté.
-¿Cómo es que se llamaba? Ah, cierto, Kuro... Kurokakisaki... no, joder, no era así -dijo Mikaela.
-Kuromorimine -respondió Daniel.
-¡Esa mierda! -Señaló sonriente -. ¡Son la gente más potente de esas escuelas, marica! ¡Cómo demonios iba a desperdiciar una victoria segura!
-¿Cómo? ¿Vamos pa' el mismo lado? -Dije.
-Tal parece, papi, cómo la ve -comentó Mikaela -. Ni que lo fueramos a dejar solo. Usted es tan hijueputa que es capaz de que lo echen por la baranda del barco, con ese genio que se manda. Oiga gran estúpido de mierda, deje de verme con mala cara que le estoy diciendo la verdad.
-No quiero escuchar eso de usted, Mikaela -Daniel interrumpió -. Tu también eres otra que cuando dice ponerse arrecha es que se pone arrecha.
Gente común de la zona miró a Mikaela de manera extraña y siguieron caminando. Entendí por qué lo hicieron y comencé a reir.
-¿Qué le pasó?
-Marica... -solté la carcajada -, cuando usted dijo que Mikaela se pone arrecha los costeños la miraron raro. Como que la tomaron por puta.
-Me hizo recordar que leí el año pasado en la novena: «María estaba engolfada en la oración» -dijo él.
-Mikaela se engolfa a cada rato -dije.
-Pedazos de mierda, ustedes dos son los peores amigos que uno pueda pedir, no les digo. Les voy a dar, par de catres jijueputas. Sus mamás se ríen así, ¿no, hijueputas?
Las cosas eran así. Los tres nos dirigíamos a la misma escuela de Panzerfahren. Días antes fui notificado, a través de correo electronico, de ser uno de los mejores resultados en los examenes a nivel nacional. Me permitieron contactar con uno de los que también había sacado alto puntaje. Este se trató de Pablo, un antioqueño salido de Medellín (a él me referiré como «Paisa»), con el cual no fue mucha la conversación. Solo me enteré que habia de entrar en una escuela francesa llamada BC Freedom.
-Uy, como que no soy el único que se va para la alemana -dijo otra persona llegando desde el sur.
Voletamos a verle. Cargaba con su equipaje en una maleta café, su tez de chocolate hacía que se pareciese a los naturales de la costas caribeñas colombianas -como ocurría con Daniel-, y, si he de agregar, era de un complejo delgado que hacía parecerlo una rama gracias a su altura.
-¿Usted quién es? -Preguntamos al unísono.
-Francisco, vengo de Bucaramanga. Ya nos conocemos, estabamos en el mismo colegio -dijo.
-Ah, el de once cuatro -Mikaela comentó -. El man que se entraba al salón.
-Ah, claro, con lo que yo le ponía cuidado al salón -dije sarcásticamente.
-Usted hubiera sido un pésimo vocero, marica -interrumpió ella.
-Mikaela Sáenz estoy que le pego.
-Y yo a usted en esas huevas que tiene, pero no lo quiero dejar con cuca, si no me lo violan en los partidos del Bucaros.
Ella se peinó un mechón de su cabello azabache como una indicación de victoria.
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Serie Fanfic Girls Und Panzer #1: Sobre La Guerra Y El Amor
FanfictionCuando la Confederación de Panzerfahren japonesa llegó con la propuesta de abrir sus puertas a los hombres y otras naciones, Liam Díaz no dudo en tomar la mejor opción para finalmente salir del país que tanto dolor le hacía en el alma. Llevado solo...