14. The Highway

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Había pasado poco, o tal vez mucho, no lo sé con certeza. El mundo aún giraba cuando ocurrió. Mientras unos iban de un lado para otro, reconocía las voces de la gente, pero era incapaz de verlos. Escuchaba la tierna voz de aquella chica, sin embargo, su silueta no se dibujaba en la vista, estaba perdida en el horizonte de algún lugar que cuya procedencia desconozco.

Desperté, con certeza sé que lo hice. Sintiendo como cada una de las extremidades dolianme a montones. La vista poco se recuperaba, la cabeza daba vueltas, como si el tanque no hubiera dejado de girar en el momento. Me siento dentro de él, en ese cohete. Aún percibo el olor del metal, de la pólvora que conocía muy bien de los últimos meses.

El mundo recobró su nitidez, los colores pasteles del techo se lograban divisar con gran resplandor y las luces del día se dibujaron por la ventana al oeste de la habitación. El ventilador giraba lentamente sobre la camilla, la ráfaga de viento era la apropiada. Sentía el peso del mundo sobre mí, casi como si fuera el día en que desperté en Kuamamoto.

Recordaba lo que había ocurrido en medio de combate. Recuerdo los sonidos de las balas yendo de un lado para otro en estrategias de coalición entre Anzio y Kuromorimine. Hubo un impacto en la dirección del tanque, lo cual desestabilizó todo el movimiento, los frenos se vieron afectados por cuestiones secundarias a la bala. Calypso no pudo hacer mucho para evitar las consecuencias. El tanque giró sobre la tierra egipcia y chocó contra una estructura, golpeé mi cabeza contra uno de los bordes de la escotilla y caí inconsciente.

Sentía el brazo izquierdo levantado y con presión desde las palmas hasta el codo. No dolía, puedo decirlo de esta manera, pues no lo sentía. El dolor es algo que tengo muy palpable desde aquel día en que Erika hizo lo que hizo. Llevé la mirada hacia él. No me sorprendí lo que observé, pues era lo que esperaba: un yeso abrazaba mi extremidad mientras unas telas la elevaban para que no tuviese algún inconveniente. Conociendo a los médicos, inyectarónme alguna droga para inhibir el dolor que debe ocasionar la lesión en este momento.

Al otro lado sentía un hundimiento en las sabanas del hospital. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero tampoco sorprendióme ver a la comandante de Kuromorimine durmiendo sobre sus brazos mientras esperaba que despertase de mi estado. Con la mano libre acaricié sus cabellos y ella acomodose para seguir descansando, tal vez, de una larga noche de espera.

El resultado del combate no era que me importase demasiado, viendo como estaban las cosas era muy probable que hubiesemos ganado o perdido. Anzio fue un formidable advesario para Kuromorimine; Akihiro usó tácticas que lograban dar capacidad de pelea a sus tanques con poco poder de potencia.

La puerta de la habitación sonó. Fue una grata sorpresa ver el rostro del italiano en ese momento, quien era seguido por la comandante del equipo de la escuela de tipología italiana. Los dos quisieron hacer un estruendo al verme en buen estado y despierto, al fin. Sin embargo, hice la seña de tener a alguien acompañandome en este momento, quien descansaba sobre las níveas sabanas de la camilla. Ellos dos, al ver esto amagos, se acercaron con pasividad y sonrieron hacia mí al notar a la comandante Nishizumi con su casaca de Panzerfahren siendo usada como una cobija.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó Akihiro Toneguzzo.

—Bien... no duele por el momento, los medicamentos deben estar haciendo efecto.

—Fue un susto de muerte lo que nos diste cuando tu artillera te sacó del tanque en ese estado —comentó Anchovy —. No fue mucho problema traerte, pero estabamos muy preocupados.

—Gracias —asentí —. ¿Cómo acabó el partido?

Los dos se vieron unos momentos y se dispusieron a responder.

Serie Fanfic Girls Und Panzer #1: Sobre La Guerra Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora