El chico que quería ser perfecto

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Veamos. ¿Por dónde comienzo?

Era sé una vez una historia de amor, protagonizada por un chico que corría sin descanso, todos los días a la misma hora y por la misma calle, a las siete y cuarenta y cinco frente a la calle Del Valle, puntualmente estaba él ya listo para correr.

¿Cómo sé eso? Porque yo todos los días a las siete y cuarenta y siete lo miraba a escondidas entre las cortinas de mi hogar, esperando una oportunidad divina para poder acercarme.

Él era mi deseo culposo. Mirarlo a los lejos era mi jueguito. Y soñar con su cercanía, su calor, o llegar a conocer su sonrisa, fue por mucho mi tortura favorita.

Quise por largo tiempo y con todas mis fuerzas hablarle, que cuando tuve la oportunidad ni siquiera me cuestione si estaría bien hacerlo, si él estaria cómodo con ello, o siquiera el porqué exactamente todo mi alrededor parecía gritar "huye".

Todo dio igual, porque en el momento en que estuvimos de frente, no importó nada que no fueramos los dos.

No importaba que pensara el resto, ni si mi familia no lo quería, o si sus emociones y actitudes eran muy volátiles. Todo estaba bien, o al menos para mi.

Ni siquiera lo hizo cuando comencé a notar que algo estaba raro en su manera de actuar, de andar, y más importante aún: De vivir.

Y se puede decir que este fue mi primer error; pensar que la debilidad de sus rodillas y lo delgado de su abdomen tambien eran normales. Cuando en definitiva; jamás lo fue.

¿Dije que esto era una historia de amor? Perdón, es más bien una tragedia

El Chico Que Quería Ser Perfecto [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora