VI

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Jugue a ser Dios, y por ello caí cual pecador en un infierno, del que no quiero salir.

Me estoy adelantando a los hechos, disculpa.

¿No se te hace chistoso? Quiero decir, cuando me conociste era una obsesiva con el orden, y ahora ni puedo mantener a raya mis pensamientos.

Otra vez, me estoy yendo por las ramas. Tal vez sea culpa del medicamento, da igual.

Retomemos. Luego de mi pequeño accidente, está demás decir que no volví a correr. No estaba dispuesta a perder un diente, y aún no eras tan trascedental en mi vida como para arriesgarme.

¿Qué hice en su lugar? Meriendas. Sí.

Gastaba el dinero de mi trabajo duro, desperdiciaba mis horas libres de los viernes para preparar galletas, jugos y panes, y hasta me molestaba en meterlos en lindas bolsitas personalizadas. ¿Para qué? ¿Para que pasaras y recogieras una y así tuvieramos una muy casual conversación, y así comenzaremos una linda amistad?

Está bien, lo admito, estaba mal.

Pero igual no importa, porque en ese tiempo —que fueron dos semanas de duro trabajo—, jamás agarraste ni una. ¡Y tan ricas que me quedaban!

No fue hasta que decidí que si tú no te acercabas, lo haría yo. Me acuerdo de la emoción que sentí, la manera rápida en que latía mi corazón, e incluso de como me temblaban las manos cuando caminé hacia ti.

Te estabas estirando, aún era temprano y te preparabas para correr.

Creo que fue ahí que empezastes a gustarme. Justo cuando te hablé, y giraste con asombro en mi dirección, un poco sonrojodo y con los labios separados. Preguntaste si te hablaba a ti, o me había equivocado.

No entendí en ese momento todo lo que esa pregunta implicaba, aún ahora tengo mis dudas. Pero para ese entonces, a mi me dio risa. Claro que era a ti, no había nadie a tu lado.

"¿Qué quieres?", fue tu pregunta, y yo casi que automáticamente respondo tu confianza. Obvio no lo hice, no soy tan descarada. En su lugar, te ofrecí de mis galletas. Sonriendo, mientras extendía el paquete.

El Chico Que Quería Ser Perfecto [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora